“Un descuido cósmico”, la última entrega de la escritora duranguense Liliana Blum

La escritora duranguense entrega ocho cuentos en donde mezcla la realidad de la violencia contra las mujeres y las dota de herramientas sobrenaturales
Christian Luna Christian Luna Publicado el
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Liliana Blum entrega en ocho cuentos una perspectiva femenina ante hechos que difícilmente podrían experimentar los hombres. Las narraciones contienen elementos sobrenaturales que dejan ver las formas de sobrellevar la búsqueda de la justicia realizada por las protagonistas mujeres.

El concierto narrativo integrado por estos ocho movimientos en su nuevo libro, Un descuido cósmico (Tusquets, 2023), también muestran la libertad para imaginar de la autora, y da como resultado, dentro del mismo, la existencia de personajes peculiares.

En ellos hay una vampira enamorada de Chayanne que asesina a su jefe acosador; una mujer que toma el vudú de manera terapéutica; una mujer en un asilo invocando al padre Karras de la película el exorcista, para acceder a tres deseos; y una mujer que da a luz a una pajarita después de no poder ser madre por muchos años.

Las figuras femeninas superan los 40 años de edad, y tienen crisis existenciales y visiones femeninas que ponen en la mesa situaciones que el género masculino difícilmente podría experimentar.

“¿Por qué los hombres provocan tanto miedo cuando te topas con uno a solas?”, se lee en “No me gusta el tono de tu voz”, sexto cuento con una brevedad similar a la que poseen los demás, e ideal para los tiempos en donde la lectura de libros compite con la fugacidad de las redes sociales.

Los rasgos físicos de las protagonistas tampoco se encuentran dentro de los cánones de belleza que aún exige la cultura de masas o el espectáculo. Liliana describe en primera y en tercera persona este tipo de características, con un tono a veces desgarrador, y otras tantas, de manera irónica.

La autora presentó su libro en la Feria del libro de Coahuila junto con Juliana Javierre y Mayra González

“Las manecillas del reloj del sótano dan las seis de la tarde y las chicas del segundo turno, las camareras y lavanderas, comienzan a llegar. Me saludan amables, pero distantes porque, aunque su raciocinio no puede explicar lo que sienten cerca de mí, su instinto les pide mantener distancia de la gorda pálida y solitaria”, se lee en el cuento “La semana de Nínive”, en donde se describe la vida de una vampira con más de 200 años de edad y que termina bebiendo la sangre de su jefe acosador.

Son este tipo de experiencias las que mueven a las heroínas. El engaño, la soledad, el acoso y la humillación, regularmente producida por el género masculino, las que llevan a experimentar deseos de venganza y la búsqueda de la justicia por propia mano, utilizando herramientas mágicas a través de la brujería, por ejemplo, sin dejar de lado el tono humorístico.

“Tenía que invocar a un espíritu para que me ayudara a darle una lección a mi marido infiel. No está demás reiterar que no lo hice por venganza, sino como escape terapéutico”, se lee en el primer cuento, “Alas a los Alacranes”.

Las situaciones cotidianas van desde la infidelidad de un esposo; la soledad de una anciana que decide no tener hijos; la perspectiva de una mujer que no puede quedar embarazada; hasta acusaciones de locura hacia una mujer que puede ver lo que los demás no.

Si bien podrían parecer cotidianos, el elemento mágico y sobrenatural muchas ocasiones dota a las narraciones de giros en donde la protagonista alcanza cierto grado de justicia contra hombres como el esposo infiel, el jefe acosador, el asesino serial, el político dictador, el anciano libidinoso, arquetipos que representan la violencia sistemática hacia las féminas.

“Son los hombres los que matan, los que violan, los que torturan. Casi siempre. La gran mayoría de las veces. Son los hombres a quienes hay que tenerles miedo”, se lee en “Una Lady Macbeth cualquiera”.

Liliana Blum hace una crítica al arte en su nuevo libro

Entre los cuentos también se asoma una crítica humorística del arte en general. La protagonista, vampira eterna con más de dos siglos de edad, da su opinión del arte que se produce durante esta época, y rescata que Chayanne es uno de los pocos personajes que tiene una trayectoria que vale la pena considerar.

“Por momentos, admito, puedo apreciar la creatividad de los artistas, limitada, más creatividad al fin. No logran salir de sí mismos estos seres. Aunque haya dragones, extraterrestres, robots o duendes, los productos siguen siendo realistas hasta el tuétano: a las personas les es imposible alejarse de su propia esencia. Llevo tantos años observándolos, de camuflajearme entre ellos, que para mí ya no hay nada nuevo bajo el sol”, se lee en “La semana de Nínive”, en voz de la protagonista.

Las situaciones cotidianas van desde la infidelidad de un esposo y la soledad de una anciana que decide no tener hijos

Y por último, la ternura. En “Un descuido cósmico”, cuento que lleva el mismo título que el libro, una mujer mayor adopta a un alien en casa. Lo encuentra en el jardín, lo trata con dulzura, y le pone un nombre: Ripley, por la película Alien. Lo sube a su habitación y los coloca en una cuna, a un lado de la ventana para que pueda observar las estrellas.

Ripley y la mujer pueden tener comunicación telepática. Y a pesar de lo que podrían pensar sus hijos y su nuera, lo resguarda con amor. Durante el cuento, Ripley le pregunta quién es el escritor más mediocre en ese momento en el planeta tierra y días después, la noticia en todos los diarios reporta la trágica muerte de un escritor muy famoso que muchos lectores lograrán identificar de inmediato.

Este ejercicio de creatividad, para quienes apenas nos topamos con el estilo de Liliana, muestra una perspectiva a veces inalcanzable de experimentar para los hombres y abre las posibilidades a la empatía y la civilidad. Uno de los grandes logros del arte en cualquiera de las etapas de la historia.

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