Un cambio radical
Es altamente probable que tus redes sociales estén inundadas con fotos, gifs, memes y demás publicaciones relacionadas a los efectos del cambio al horario de verano.
Y es que una hora parece ser insignificante, pero si se toman en cuenta las consecuencias de adelantar el reloj, se comprende por qué la gran mayoría resiente esta pequeña modificación, física y mentalmente.
No solamente cuesta más dormirse por las noches (y levantarse por las mañanas), el cambio de horario también tendrá efectos directos sobre el rendimiento del tiempo y la productividad durante el día.
María Alesandra PámanesEs altamente probable que tus redes sociales estén inundadas con fotos, gifs, memes y demás publicaciones relacionadas a los efectos del cambio al horario de verano.
Y es que una hora parece ser insignificante, pero si se toman en cuenta las consecuencias de adelantar el reloj, se comprende por qué la gran mayoría resiente esta pequeña modificación, física y mentalmente.
No solamente cuesta más dormirse por las noches (y levantarse por las mañanas), el cambio de horario también tendrá efectos directos sobre el rendimiento del tiempo y la productividad durante el día.
De hecho, de acuerdo a un estudio publicado por la American Psychological Association en 2012, indicó que las personas tendían a procrastinar más cuando cambiaba el horario de verano. Y que tendían a pasar más horas en el cyberloafing, que es perder el tiempo navegando en la Red.
Tal como sucede con el jet lag (síndrome del huso horario), expertos recomiendan hacer ejercicio, acostarse antes de la hora acostumbrada y dormir siestas (los fines de semana) para descansar lo que el cuerpo necesita para rendir en el día.
Además, con un buen hábito de sueño y alimentación –aunado al ejercicio– se podrán vencer los estragos de haber adelantado el reloj y se combatirá el mal humor que genera.
También trae beneficios
Sin embargo, no todo es sueño, dolor de cabeza y mal humor mientras el cuerpo se adapta al cambio de horario. Un estudio publicado por la revista científica British Medical Journal (BMJ), las personas son más felices y tienen menos propensión a enfermarse “en los días que son más largos y luminosos como en el verano, mientras que su humor se aliviana, y los estados de ansiedad y depresión se intensifican durante los días más cortos y grises del invierno”.
¿Qué hacer?
Si te acuestas 15 o 20 minutos antes que de costumbre y cenas ligero podrás acostumbrarte más fácil al horario de verano. Inclusive, podrás sentir en menor medida los efectos del mismo.
A su vez, se recomienda tomar el sol, ya que la exposición prolongada a la luz solar –en los días siguientes al cambio de horario– ayudará a que se sincronicen el reloj interno y el reloj “de agenda”.
Expertos del BMJ también aconsejaron que la persona no le haga caso al cuerpo y no se duerma cuando no debe, y tampoco coma cuando no es la hora que tiene por costumbre. Por eso debe engañar al organismo con agua o algún aperitivo saludable, mientras se espera que llegue la hora de comida.
Todos deben comer cuando corresponde según el cambio de hora y no según el reloj biológico.