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Los dramáticos fallecimientos de Robin Williams y el periodista James Wright Foley sacudieron al mundo. El primero, por ser una actor adorado que marcó la infancia de millones; el segundo, por haber muerto en el cumplimiento de su labor periodística, y por el video del momento de su decapitación, difundido por el grupo ISIS.
Las imágenes horrorizaron a quienes las vieron, y muchos prefirieron abstenerse. El problema era lo difícil que resultó escapar de ellas, gracias a que aparecían constantemente en distintas redes sociales.
En el caso de Robin Williams, supuestas fotografías del fallecido actor fueron tuiteadas a su hija, Zelda, por trolls. La intención era causarle malestar emocional y provocar una respuesta de enojo.
Aunque en este caso no lograron su cometido, Twitter se vio obligado a tomar medidas, declarando que en el futuro considerará eliminar contenido “de individuos muertos en ciertas circunstancias”, específicamente “desde que ocurre una herida crítica o de los momentos antes o después de la muerte”.
Para solicitarlo, familiares directos o personas autorizadas por estos deberán enviar un correo electrónico a la red de microblogging, que tomará en consideración la solicitud.
¿Consideración o censura?
Es sencillo entender las razones que los familiares de un fallecido pueden tener para querer eliminar este contenido, en especial cuando su naturaleza es similar a la del video de James Foley, en el que se capturó el momento de su crudo deceso.
Este tipo de contenido puede, incluso más que herir susceptibilidades, provocar daño emocional. Y esto no solamente aplica para los familiares de la persona que aparece en él, sino también para quienes lo vean accidentalmente, y este grupo puede incluir niños, sin que sus padres se enteren de que tuvieron acceso a ello.
Este tipo de publicaciones, de índole violenta, seguirán disponibles a excepción de aquellas que reciban la petición expresa de la familia.
La noticia llegó una semana después de que Zelda Williams abandonara su cuenta de Twitter para evitar ser expuesta a las supuestas imágenes de su padre. Según aseguró en un tuit, la red social le pedía enviar la liga específica de las imágenes, y no las envío porque para hacerlo necesitaba abrirlas.
“Estoy temblando. No puedo. Por favor. Twitter me pide una liga y no voy a abrirla. No lo hagan tampoco. Por favor”, escribió la joven.
Además, Twitter facilitará la eliminación de las cuentas de usuarios fallecidos. Para ello, los familiares deberán enviar el nombre del usuario, una copia de su certificado de defunción y de un documento de identidad emitido por el gobierno, así como una declaración con el nombre, apellido, correo electrónico, información de contacto y relación con el fallecido de quien hace la solicitud.
El vicepresidente de confianza y seguridad de Twitter, dijo, respecto a los trolls, en un comunicado que “no vamos a tolerar abuso de esta naturaleza en Tiwtter. Hemos suspendido varias cuentas relacionadas a este problema, por violar nuestra reglas”.
Pero no todos piensan que estas medidas son una buena idea. Para algunos, se trata de una violación a la libertad de expresión, factor fundamental en una plataforma como Twitter, reconocida por su naturaleza inmediata para comunicar noticias y eventos.
“Puedes imaginar que si eres familiar de esta persona, por supuesto quieres que las fotos horrendas del momento de su muerte se eliminen de la Red”, dijo el exjefe de política pública de Google, Andrew McLaughlin. “Pero las fotos obviamente tienen una naturaleza noticiosa. Es terrible que hayan sido tomadas, es horrible que eso haya pasado, pero su propia existencia es noticia. Es el tipo de situación que mueve la historia”.
Quizá tomando en consideración la posibilidad de que estas posiciones aparecieran, el comunicado original de Twitter incluye una observación importante, que afirma que cuando se evalúe la solicitud para eliminar algo, “Twitter considerará factores de interés público como la calidad noticiosa del contenido, y no será posible honrar todas las peticiones”.
En otras palabras, no es lo mismo eliminar algo compartido por un troll, que la publicación de una agencia de noticias reconocida y autentificada.
Una solución intermedia
Esta consideración, esencial para la imagen de la red de microblogging, es solo una instancia más de una lucha que cobró vida a partir del auge de las redes sociales: la discusión entre qué es censura y qué es cuestión de respeto, o qué es violar la libertad de expresión y qué es defender la libertad de recorrer la Red sin temor.
Algunas redes sociales han optado por una solución intermedia, como es el caso de Facebook. En mayo del 2013 la plataforma prohibió la publicación de videos con contenido violento, pero en octubre del mismo año se retractó.
En lugar de sancionarla completamente, decidió condicionar su publicación a la aparición de un aviso sobre la naturaleza del contenido, para que el usuario pueda decidir si dar click o evitarlo.
En Instagram, la prohibición es absoluta e igual de tajante que su regla antidesnudez: cualquier imagen o video corto con violencia, desaparece de la plataforma, y si el usuario reincide su cuenta es temporalmente eliminada.
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