Tuits descuidados

Me frustra cuando las personas no se dan cuenta de que el TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) no solo es necesitar que todo esté limpio u organizado”, escribe un usuario en su cuenta de Twitter. 

“Odio cuando las personas dicen ‘soy TOC’. No, en realidad solo eres insoportable”, tuiteó otro usuario. 

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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Me frustra cuando las personas no se dan cuenta de que el TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) no solo es necesitar que todo esté limpio u organizado”, escribe un usuario en su cuenta de Twitter. 

“Odio cuando las personas dicen ‘soy TOC’. No, en realidad solo eres insoportable”, tuiteó otro usuario. 

Estos tuits son solo una muestra de lo desagradable que pueden llegar a ser los comentarios en redes sociales que trivializan –y estigmatizan– enfermedades mentales como el TOC, que va más allá de caracterizarse por compulsiones, pensamientos recurrentes o conductas repetitivas e indeseables.

Basta con hacer una búsqueda en la red de microblogging para leer comentarios del tipo “(…) una vez que comienzo a limpiar, ya sea que lo dejo de hacer después de cinco minutos o le doy de lleno al TOC y limpio por como cuatro horas”. Otro usuario evidencia aún más la ignorancia respecto a este padecimiento psiquiátrico con el tuit “hora favorita del día para mi TOC”, acompañado de la imagen de un reloj que marca las “12:34”. 

Esta forma de ridiculizar una enfermedad mental, lejos de crear simpatía con el resto de los internautas o aumentar la popularidad, “puede ser contraproducente para los usuarios de las redes sociales”, concluyeron las investigadoras Jessica Gall y Rachelle Pavelko, de la Escuela de Medios de la Universidad de Indiana, en un estudio sobre los efectos de trivializar el TOC en Twitter.

En el experimento, cuyos resultados fueron publicados en Computers in Human Behavior, Gall y Pavelko crearon cuentas ficticias en la plataforma de microblogging desde las que publicaron diversos tuits. 

Había biografías “neutras” y de usuarios que se describían como pacientes del TOC, cuyos tuits incluían la etiqueta #ViviendoConTOC. 

En otras cuentas se publicaban tuits y posts que restaban importancia a este padecimiento, como “no aguanto a estas personas locas y perfeccionistas en mi oficina. No me impresiona que los folders de tus archivos estén por orden alfabético. #EsoEsTanTOC”. 

Tras leer los tuits de las diferentes cuentas de Twitter, cerca de 600 participantes –de los cuales un pequeño porcentaje reportó padecer TOC, otra enfermedad mental o un paciente con TOC– respondieron preguntas sobre su percepción hacia el usuario ficticio y los pacientes con el trastorno psiquiátrico. 

Como lo reflejan los comentarios reales en Twitter antes mencionados, las investigadoras encontraron que los usuarios que, sin padecer TOC, escribían tuits que minimizaba esta enfermedad mental eran los menos apreciadas por los participantes. 

Mientras que los usuarios que se identificaron como pacientes de TOC –y que hablaban del mismo de forma respetuosa– en general fueron más apreciados por los participantes.

Lo que llevó a Gall y Pavelko a ver en las redes sociales un espacio potencial para que las personas que han sido diagnosticados con TOC compartan sus experiencias con otros de forma segura. 

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