¿Tu hijo te sigue a todos lados? No está consentido, su apego es seguro

A menudo se confunde un niño demasiado apegado con sus padres con un menor ‘malcriado’ sin embargo, se trata de un infante que ha establecido un apego seguro
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Es muy común escuchar entre madres y padres “experimentados” al observar a un niño que sigue a todos lados a sus progenitores, o que recurre a ellos todo el tiempo, que el pequeño o pequeña está “muy consentido”, sin embargo, no hay nada más fuera de la realidad, pues en realidad se tratan de actitudes que confirman que el menor de edad ha construido un apego seguro con sus cuidadores principales. 

Aquellos padres que trabajan en equipo, muestran a sus hijos a gestionar sus emociones, evitan dejarlos llorando y atienden sus necesidades de manera certera lograrán crear un clima de confianza entre ellos y el infante que tarde o temprano dará frutos. 

El resultado de aplicar la crianza respetuosa será un niño más independiente a una edad más temprana, que sabrá como contener sus emociones o desbordarlas cuando lo necesite, lo que a la larga convertirá al niño en un adulto psicológicamente saludable. 

El ejemplo de los padres es vital para crear o no un apego seguro, así como para conseguir una adecuada regulación de las emociones. 

¿Qué es el apego seguro y cómo se logra?

Expertos en psicología señalan que el apego seguro es aquel vínculo establecido entre los padres e hijos donde los pequeños saben que sus cuidadores principales son su ayuda incondicional. 

Este apego genera una adaptación sana y positiva al ambiente, ya que promueve el sentimiento de valía y la capacidad de amarse y aceptarse a mismo. 

Según la psicóloga sanitaria y neuropsicóloga, Beatriz Gómez Herráez, se trata de un factor de protección frente al desarrollo de trastornos como la depresión y ansiedad. 

Aunque es más importante lo que los pases hacen a lo que dicen, debe mantenerse coherencia entre ambos, con el objetivo de no crear confusión en el niño, pues así los hijos construyen su confianza en los padres y por ende en el mundo que los rodea. 

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Para ayudar a llegar a esta simbiosis entre padres e hijos es necesario evitar los cuestionamientos o la invalidación en torno a las emociones de los menores de edad. 

Contrariamente a lo que se cree popularmente, durante un berrinche lo mejor es escuchar y acompañar, con el fin de comprender los sentimientos del infante y enseñarlo a regularlos y evitar las explosiones ayudándole a expresar con palabras sus sentimientos. 

También es importante mantenerse siempre atento, afectuoso y disponible, ya que el pequeño sabrá que cuenta con sus padres, que son importantes para ellos y que siempre podrán volver a ellos cuando se les dificulte enfrentar el mundo. 

Otro de los aspectos importantes en la construcción del apego seguro es mantenerse abierto a las diferencias, no asumir que el niño debe pensar y actuar similar al padre. 

Aplicar estas pautas de crianza lograrán en el menor sentimientos de aceptación y amor propios que repercutirán en su autonomía futura. 

Además de transmitir protección y seguridad a los niños, los adultos deberán asegurarse de fomentar y respetar la autonomía del menor de edad. 

Permitir que el pequeño, aunque solo cuente con dos años de edad, escoja su indumentaria, experimente nuevas sensaciones, realice acciones por sí mismo, alimenta la curiosidad, la inventiva y la autoconfianza, además de reforzar la autoestima al notar que sus padres confían en ellos. 

Ofrecer explicaciones sobre temas “incómodos”, como un padre que golpea a su hijos o les grita, la ocurrencia de desastres naturales, u otros tipo de situaciones contribuye en su entendimiento del mundo y le hace confiar en que sus padres se lo explicarán mientras sea necesario. 

Poner atención a lo que los niños nos muestran, hacer eco en sus intereses y promover pasar tiempo de calidad juntos influirá en la seguridad y confianza proyectada en el futuro. 

El establecimiento de límites, de acuerdo a la edad y entendimiento del niño, de manera amorosa y firme, sin caer en el maltrato, los enseñará a respetar sus límites, los de los demás y actuar en consecuencia. 

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