En un pueblo en Rumania, cerca de un gran bosque, las personas sacrificaban osos para meterse en sus pieles y realizar un ritual de renovación, para empezar el año. El oso duerme y se despierta siempre fuerte, con ganas de seguir adelante. De esta expresión cultural nace la propuesta escénica Traces.
El coreógrafo y bailarín belga Wim Vandekeybus conoció este ritual, habló con cazadores e investigó su historia. Le pareció interesante y fue su propuesta para un festival europeo.
“El sacrificio es mítico, es algo trágico, así que dije voy a trabajar en esta relación, pero tal vez que el oso entre en la piel del humano. No un oso de verdad, pero sí el oso del teatro, porque trabajamos con un idioma, con un lenguaje abstracto, que es el teatro, trabajamos con música que es inspirada en la música de Rumanía. Es una obra que muestra la relación entre el bosque, lo salvaje, el misterio y la carretera que es del humano”, explica Vandekeybus.
#Próximamente, ¡regresa Wim Vandekeybus / Ultima Vez a México!
Uno de los coreógrafos más importantes del mundo vuelve al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris con su más reciente producción: “Traces”.
Mañana salen a la venta las localidades.
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En escena el público podrá apreciar a tres osos, para lograrlo los bailarines tuvieron que estudiar los movimientos físicos de estos animales para poder interpretarlos correctamente. También se convierten en siervos con los cuernos pintados, que en realidad son sus brazos.
“A mí me gusta en escena hacer acciones trágicas, de conflictos, pero donde al final te preguntes: ¿cómo es mi relación con la naturaleza, cómo va?”, comparte el coreógrafo.
En escena…
La propuesta cuenta con la dirección y coreografía de Wim Vandekeybus, con la creación y realización de Alexandros Anastasiadis, Borna Babić, Maureen Bator, Davide Belotti, Pieter Desmet, Maria Kolegova, Kit King, Anna Karenina Lambrechts, Magdalena Oettl y Mufutau Yusuf.
“Son 10 bailarinas en escena, pero yo hago mucho con 10. Cuando trabajas en un espectáculo con una duración de más de una hora y 30 minutos, tienes la impresión de que conoces a cada personaje, lo que es muy importante para mí, porque cada personaje es único y por eso siempre tienes la idea que hay muchas más personas en escena”, considera Wim Vandekeybus.
La escenografía de Traces está compuesta por un bosque abstracto pintado de blanco y negro, con una carretera atrás; además, tiene basura, que es el símbolo del paso del humano, del materialismo. Vandekeybus confía que el escenario del Teatro de la Ciudad permitirá montar íntegro el espectáculo, sin tantas adecuaciones.
‘Traces’, la más reciente producción de Wim Vandekeybus / Ultima Vez!
5 y 6 de agosto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
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“Pienso que podemos hacer casi todo, aunque venimos con pocas cosas. Vamos a reconstruir algunos objetos, será un poco diferente, pero es un espectáculo que hemos actuado bastantes veces y que podemos adaptarlo. Yo estaré por allá para hacer las luces y dirigir la escenografía, así que estoy seguro de que el público va a estar contento”, afirma Win.
Para el artista belga es importante no olvidar que las artes escénicas no son solamente para divertir a la gente, sino que los realizadores tienen una responsabilidad que, históricamente vive desde la cultura griega, donde era algo más político.
“Yo no hago teatro político, sino más universal, pero en el fondo pienso que siempre aprendes algo o encuentras algo interesante. No me gusta el teatro que educa demasiado, prefiero hacer algo como la venganza del oso, hacer algo cruel y que te toque más directo”, finaliza el artista belga.
¡Conócelo!
Wim Vandekeybus es un coreógrafo, bailarín, cineasta y fotógrafo. Fundó su compañía de danza Última Vez a mediados de los años 80. Hizo su debut artístico con What the body does not remember (1987), ganadora de un premio Bessie, que se presentó en 2014 en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Su segundo trabajo, Les porteuses de mauvaises nouvelles (1989), también fue honrada con un premio Bessie.
El conflicto
Traces parte de dos elementos: un bosque y una carretera que lo atraviesa.
“En lugar de representar simplemente una situación anecdótica, para mí es mucho más simbólica porque lo que me interesa es el conflicto entre el bosque y la carretera”, explica Wim Vandekeybus.