El gobierno de Bangladesh empleará como policías de tráfico a hijras, personas de un tercer género reconocido oficialmente en el país surasiático desde el 2013.
Esto con el intento de rehabilitar a transexuales, generalmente marginalizados, y para ofrecerles una fuente segura de empleo.
Jisra o hijra es un género adoptado por personas nacidas como hombres o intersexuados, es decir quienes tienen variaciones anatómicas que no encajan con la descripción típica del género masculino o femenino.
Y es que los puestos como oficiales de tráfico en Bangladesh estarían basados no solo en identidad de género, sino también en requisitos educativos, aunque más detalles están por aclararse por parte del gobierno.
Bangladesh es el cuarto país con mayor población musulmana y el octavo más poblado del mundo, con más de 160 millones de personas. Dhaka, su capital, es famosa por sus congestiones de tráfico, problema que ayudarían a resolver los nuevos policías.
El gobierno estima que hay entre 10 mil y 15 mil hijras en el país, aunque grupos de activistas calculan aproximadamente un millón. Servicios sociales gubernamentales aseguran haber ayudado a más de un millón de hijras en programas de desarrollo de habilidades.
Este tercer género enfrenta discriminación y usualmente es acusado de robos y otras actividades ilegales. A las hijras se les dificulta encontrar trabajo y viven bajo la protección de una especie de gurú o maestro, quien generalmente se lleva la mitad de las ganancias que sus protegidas obtienen en la calle.
Muchas emigran a India, donde son aceptadas en la cultura hindú, pero quienes se quedan también ofician celebraciones o provocan caos afuera de negocios para que les paguen e irse.
El gobierno del primer ministro Sheikh Hasina aprobó una ley para reconocerlos en el 2013 y así poder identificarse como hijras en pasaportes y otros documentos.
En noviembre del 2014, un año después de la histórica decisión, se celebró el primer desfile de orgullo hijra en Dhaka. “Los días de estigma, discriminación y miedo se terminaron”, podía leerse en letreros que cargaron en el evento.
Leo Kenny, coordinador regional de UNAIDS, programa de la ONU para el HIV y el Sida, aseguró el año pasado que el “estigma y la discriminación para las hijras significa que la población no tiene acceso a servicios sociales y otros derechos humanos. Asegurar estos derechos para las hijras es importante”.