Lejos de sus familias y expectativas tradicionales, las protagonistas encuentran refugio en el fútbol y el baile, y así construyen redes de apoyo que desafían los roles establecidos. Foto: Especial

¿Cómo es ser una trabajadora del hogar latinoamericana en España? La película “Santa Bárbara” lo cuenta

Lejos de sus familias y expectativas tradicionales, las protagonistas encuentran refugio en el fútbol y el baile, y así construyen redes de apoyo que desafían los roles establecidos

En la experiencia migrante, el desarraigo puede ser tanto una herida como una posibilidad. Para las mujeres protagonistas de la cinta Santa Bárbara, la cual, luego de su estreno en el Festival de Cine de Morelia, llega a las salas de cine para hablar sobre las trabajadoras del hogar latinoamericanas en Barcelona, un exilio que, poco a poco, se vuelve en un acto de autodescubrimiento, incluso, una forma de alcanzar su libertad. 

Lejos de sus hijos, de sus familias y del peso de las expectativas que cargaron toda su vida, encuentran en los márgenes de la ciudad un lugar para ser algo más que madres o cuidadoras.

La cancha de fútbol y las noches de baile son sus refugios. Allí ríen, se acompañan y exploran relaciones que desafían lo que creían posible, alejándose de dinámicas de abuso que marcaron su pasado. 

“La migración puede ser liberadora, aunque no lo parezca al principio. Quizá en un inicio sea un proceso originado por una necesidad, no tanto por placer, pero al fin y al cabo, la migración creo que va más allá del lugar de destino; el hecho de alejarte de tu lugar de origen tiene un proceso liberador. En esta cinta me atreví a sugerirlo, no sé sí sea claro, tampoco he vivido en carne propia pero sí es un tema que tengo muy presente”, reflexiona la directora Anaïs Pareto Onghena en entrevista con Reporte Índigo. 

Sobre la comunidad y el desplazamiento

Pareto se sumergió en las historias de las mujeres migrantes para tejer esta narrativa y así crear con Santa Bárbara una película sobre el exilio y de cómo las mujeres reinventan su vida en medio de la adversidad, encontrando en la distancia la fuerza para elegir nuevas formas de amar y ser.

Este desplazamiento geográfico y emocional ofrece a las protagonistas un espacio para redefinir sus identidades, alejadas de las expectativas y limitaciones de sus lugares de origen. 

Anabel Castañón, protagonista de la película, describe cómo estas mujeres forman una tribu emocional en su lugar de destino. 

“Al estar lejos de tu país y familia, estas mujeres se convierten en tu red principal. Es con ellas con quienes compartes la mayor parte de tu tiempo libre, y esas conexiones naturales terminan moldeando tu vida emocional”, comenta. 

Para ella, la dinámica del grupo además de representar un apoyo práctico, también representa un refugio emocional, un espacio donde la solidaridad se convierte en un motor para afrontar los retos, tanto de la migración, como de la vida misma, poder ser ella misma más allá de ser madre.

 

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La directora reflexiona sobre la importancia de estas redes de apoyo entre migrantes: “la vida no es vida si no la compartes, si no encuentras a esas personas con las que puedes reflejarte, divertirte, apoyarte. Especialmente para las mujeres, estas redes son vitales; forman parte de nuestra forma de ser”. 

Además, señala cómo el fútbol, un espacio tradicionalmente asociado con la masculinidad, se convierte en un terreno liberador para estas mujeres, lejos de los clichés dramáticos del migrante y más cerca de una realidad cotidiana en la que el juego es disfrute y resistencia.

Uno de los aspectos que más destaca en Santa Bárbara es su decisión de evitar los estereotipos. La directora y el equipo decidieron no centrarse exclusivamente en las dificultades de la migración, sino también en los momentos de alegría y camaradería. 

“El equipo de fútbol no era exitoso, pero esa imperfección lo hacía especial. Eran mujeres reales, que jugaban para divertirse y distraerse, alejadas de narrativas trágicas y llenas de dolor”, agrega Anabel.

Santa Bárbara es un retrato humano que explora la resistencia, la búsqueda de identidad y las conexiones entre mujeres que, a pesar de las adversidades, encuentran en el fútbol, el baile y las relaciones afectivas una manera de construir una vida digna y feliz. Su enfoque, dice, evita el dramatismo excesivo, al contrario, invita al público a descubrir las complejidades de estas experiencias con una mirada empática y auténtica.

Santa Bárbara, más que una historia sobre migración

La trama de Santa Bárbara no se queda en la superficie de la migración como un proceso doloroso. Va más allá al explorar cómo el desplazamiento puede también abrir puertas inesperadas.

“Cuando estás lejos de tu familia, estas mujeres se vuelven tu mundo. Pasas tanto tiempo con ellas que es natural que esas relaciones se conviertan en tu red de apoyo, en tu forma de experimentar también la vida emocional”, comenta la actriz. 

La película también cuenta con las actuaciones de Alberto Silva, Ilona Muñóz, Miriel Cejas, Pedro Hernández, Llibertat Ribera y Mercedes Hernández. 

Para muchas de estas mujeres, especialmente aquellas con historias de maltrato o vínculos masculinos tóxicos, el grupo se convierte en un espacio de reconstrucción y exploración afectiva.

Anais agrega una reflexión sobre cómo, en el proceso de investigación para la película, le llamó la atención la cuestión de las relaciones homosexuales entre las migrantes.

“Entendí que, tal vez, esas vivencias están más relacionadas con una etapa de juventud, que aunque cargada de responsabilidades, no les permitía explorar esa parte de sí mismas”, detalla Anais.

La trama también explora las tensiones entre el deseo de ser madre y las circunstancias que llevan a las mujeres a alejarse de sus hijos, un tema particularmente significativo dentro de las culturas latinas. 

Tanto para la directora como para la actriz se sienten inspiradas por estas historias reales de mujeres que, a pesar de la distancia, mantienen un vínculo emocional intenso con sus hijos, aunque a menudo se les juzgue más severamente que a los hombres por tomar decisiones que desafían los roles tradicionales. 

“Me llamó mucho la atención cómo estas mujeres podían estar separadas de sus hijos tanto tiempo, y cómo este dolor no las definía completamente. El relato se profundiza en las complejas relaciones entre madres e hijos, particularmente en la protagonista, quien se ve a sí misma en un proceso de reconciliación. 

“Bárbara se da cuenta de que la única manera de que su hijo la acepte es aceptándose ella misma”, apunta Anais.

Su proceso personal

La directora reflexiona sobre su propio camino de liberación a través de la creación de esta historia. 

“Lo que más me cambió fue la forma de ver la maternidad y de ser mujer. Finalmente pensé ‘quién eres tú para decir qué está bien o qué está mal. ¿Por qué una mujer por ser madre le debe definir la vida entera? Ese fue un poco de lo que me agarré para contarlo en una historia. Yo pensaba que estaba libre de prejuicios, pero me di cuenta de cuán profundamente estaban arraigados en mi cultura”, comparte Anais.

Toma Nota

Con la distribución de Benuca Films, la cinta podrá verse en Ciudad de México:

  • Cinépolis Diana
  • Cinemex Reforma Casa de Arte
  • Cineteca Nacional de las Artes
  • La Casa del Cine
  • Filmoteca UNAM 
  • Film Club Café
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