De vuelta a lo clásico del rock

Explosión en el estómago. Picazón en las manos. Sudor en las axilas. Adrenalina.

TotoRro sirve de puente entre el presente y el pasado del rock.  

Estas son épocas en que la música se hace con computadoras, aplicaciones y desmesurada tecnología, sin embargo, este cuarteto francés tiene mucho de rústico. Y también de nuevo.

Andrea Montes Renaud Andrea Montes Renaud Publicado el
Comparte esta nota

La aventura del cuarteto comenzó en la secundaria, cuando los integrantes no habían ni cumplido los 18 años
“Ahora no podemos esperar para descubrir el país. Y sobre todo, conocer a esos famosos fans mexicanos que nos persiguieron por las redes sociales para que fuéramos allí a tocar” 
Bertrand JamesBaterista

Explosión en el estómago. Picazón en las manos. Sudor en las axilas. Adrenalina.

TotoRro sirve de puente entre el presente y el pasado del rock.  

Estas son épocas en que la música se hace con computadoras, aplicaciones y desmesurada tecnología, sin embargo, este cuarteto francés tiene mucho de rústico. Y también de nuevo.

Entre los cuatro crean una combinación ambivalente que hace que el grupo sea ligero y pesado, a la vez que joven y viejo, rompiendo de paso cualquier estereotipo del rock: sin cantante, sin vocales, sólo en raras ocasiones. Traen una ondita de millennials en festival de música indie. Este grupo es totalmente instrumental, pero nunca aburrido. Complicado, pero siempre pegadizo.

Estos cuatro franceses tocan un rock conceptual e instrumental que rompe con todos los códigos de métrica tradicional. Con un compás construido a manera de montaña rusa en donde la inquietud encuentra a la emoción, y en donde dentro de una misma canción se manejan melodías, espacios y tiempos extremos que se desvían constantemente; todo esto sin hacer perder el hilo de la canción.

Si no existieran sus videos – o Google Images para buscar sus caras –, sin pensarlo dos veces diríamos que tienen años haciendo música. Pero ninguno de los cuatro excede los 27 años.

Altibajos, sobresaltos, aceleres, cortes de ritmo que juegan con nuestras emociones –y su fisonomía–, hechos con una virtuosa estética artesanal digna de la prehistoria del rock: una batería, dos guitarras y un bajo.  Eso es todo lo que hay.

En Francia se les sigue desde hace un buen tiempo, incluso mucho antes del lanzamiento de su primer álbum “Home Alone”, en marzo de 2014, en cuyo material este cuarteto originario de Rennes -norte de Francia- ya se mostraba poderosamente hábil en el arte de las rupturas y cambios de ritmos.

La banda toma su nombre de la caricatura japonesa “Mi Vecino Totoro”, una animación del estudio Ghibli y de la cual son grandes seguidores.

Pero más allá de la caricatura para niños, estos cuatro franceses querían ser rockstars y decidieron involucrarse en el math-rock: un género tan nuevo, que termina por reunir todo lo que no se puede clasificar dentro de otro registro de “rock”, lo que sea que ese término pueda significar hoy en día.

La crítica dice que ellos son un grupo de post-rock/post-metal, pero la virtuosa mezcla de técnicas que destilan estos jóvenes galos encuentran su origen en el rock progresivo de King Crimson, y la música minimalista de Steve Reich y hace que el sonido se revele igualmente complejo que adictivo.

Contra los estereotipos del rock

A diferencia de sus antecesores del rock progresivo, el estilo de esta banda francesa –que elimina por completo las voces, para enfocarse plenamente en lo instrumental– destruye el prototipo de rockero desmadroso y desaliñado. Al contrario.

Con sus camisas abrochadas hasta el último botón del cuello, sus videoclips jugando frisbee con estética visual tipo Netflix, sus Ray-Ban y su moda de “me voy a arreglar para no verme tan arreglado”, a primera vista se podría decir que son el típico grupo bobó –o “bohemio burgués” o sea hipster francés– pero este grupo no tiene nada de pretencioso.

En TotoRro la voz no sólo no es relevante, sino que además, esta elección musical tuvo una sabia consecuencia: eliminó la figura del líder dentro de la agrupación.

“Eso se dio de forma natural. De toda la vida hemos sido fans de la música instrumental. Y además ninguno de nosotros era un excelente cantante, así que la cuestión de un vocalista ni siquiera se planteó: preferimos dejar hablar a la música por sí sola”, explica Bertrand James, baterista de la agrupación.

Así, sin cantante en escena, se observa al baterista, a ambos guitarristas, Christophe Le Flohic y Jonathan Siche, y al bajista Xavier Rosé, que nos llevan por breves momentos de suavidad y ligereza, antes de catapultarnos hacia los picos ascensionales de los acordes retorcidos de sus guitarras, pero sin dejar de priorizar los sonidos de la batería.

“Nos gusta el hecho de que las canciones no tengan palabras para dejar que cada persona se imagine lo que quiera. Le corresponde a la gente hacer sus propias interpretaciones sobre las melodías y las pausas rítmicas”, comenta James.

Y es que al favorecer las técnicas de instrumentación y de composición –frecuentemente asociadas con el jazz o la música clásica– el esfuerzo de estos cuatro músicos por conceder a sus composiciones instrumentales el mismo nivel de sofisticación que el rock progresivo de los años 70 hace que algunos de sus temas se extiendan incluso hasta 10 minutos de duración.

Un estilo contracorriente

El cuarteto desmenuza el género rock hasta darle un color pop e introducir un cierto sentido del humor. Así lo demuestran los nombres de sus canciones –“Brocolissimo”, “Beverly Pills”, “Yaaago”– o sus videoclips en los que aparecen en escenarios cotidianos, pero con un toque de absurdo como andar en bicicletas color pastel al ritmo del rock.

Y sin sonar chocantes, a pesar de que en sus conciertos proponen sólo pistas instrumentales, esta banda es experta en presentaciones live con sets en vivo que son igual de generosas que enérgicas, lo que les ha permitido imponerse en quienes los escuchan, pues es a partir de esas palpitantes mezclas, que la banda –casi desconocida fuera de Francia– crea la sorpresa.

Si a lo anterior añadimos una buena dosis de virtuosismo instrumental y su increíble química en escena, resultan ser un placer para ver en vivo, pues reflejan una extraordinaria complicidad.

“Ante todo, nosotros vemos nuestro estilo como música de fiesta, muy positiva. Tratamos de transmitir una gran cantidad de energía durante nuestros conciertos con tan sólo un bajo, una batería y dos guitarras… ¡Eso es todo!”, asegura el baterista.

Y aunque la moda en buena parte de Francia aún sigue siendo el pop o la música electrónica, ellos prefirieron mantener su espíritu underground como una apuesta que contra todo pronóstico hoy parece pagarles muy bien.

“La escena musical en Francia es muy rica y estamos contentos de ser parte de ella, porque hay muy buenas bandas y de una gran variedad de estilos. Sin embargo, nos emociona tocar fuera Francia, para ver otras cosas”.

Una aventura desde chavitos
 
Como la mayoría de las bandas de rock, la aventura de TotoRro comenzó en la secundaria, mientras que los cuatro chicos de Rennes –capital de Bretaña, en la región norte de Francia–, no habían ni cumplido los 18 años. “El grupo comenzó cuando los dos guitarristas se reunieron en la escuela, hace 10 años, aunque la agrupación actual se hizo hace 5”, recuerda Bertrand.

Así pasaron los años, y los cuatro eligieron continuar la aventura musical. Y después de dos EP, incluso decidieron vivir bajo el mismo techo en una casa de campo cerca de Rennes.

“Todos somos viejos amigos, así que empezamos a hacer música por diversión, hasta que el grupo se fue convirtiendo en algo cada vez más serio”, dijo el baterista.

Tras medio año de cohabitación el proyecto dio frutos. Su debut en 2008, con un EP que constó de 4 temas, preparó el terreno al primer material de larga duración titulado “All Glory To John Baltor” lanzado en 2011 y marcó el principio de la evolución del sonido del cuarteto.

Tres años más tarde, firmaron con Recreation Center, la compañía discográfica de Yelle, la cantante francesa de electro-pop que se hizo famosa en redes sociales luego de que en el 2009, el videoclip “A Cause Des Garçons”  –en el que aparecían tres bailarines que popularizaron el Tecktonik, un frenético estilo de baile urbano–, alcanzara los 15 millones de views en Youtube.

Desde entonces, este virtuoso cuarteto ya sonaba a un post-rock que era una reminiscencia de los primeros Mogwai.

Un día con casa sola

Con melodías etéreas y en constante sed de metamorfosis, TotoRro lanzó su siguiente material y álbum debut “Home Alone”, que nació un día en que se juntaron todos a tocar en la casa de Bertrand, cuando sus papás le dejaron la casa sola.

Aclamados por la crítica y el público por este primer álbum, que resultó ser un gran disco de post-pop, post-rock y post-todo, “Home Alone” fue un gran receptor de melodías atrapa-corazones.

El material tiene sonidos marcadamente sinfónicos y con fuerte presencia de instrumentos de cuerda, batería y la falta casi completa de sus voces hace que sus eventuales apariciones vocales sean mucho más satisfactorias.  

Si bien resulta difícil clasificar el estilo de esta banda, Bertrand explica que ellos se alimentan de todas las cosas nuevas que van escuchando, “más de nuestros últimos descubrimientos musicales”.

“Obviamente, estamos muy influenciados por los grandes grupos de post-rock y math-rock como Explosions In The Sky, Caspian, American Football y Toe; pero en este momento estamos escuchando un montón de cosas diferentes”.

Y, ¿qué podemos encontrar en sus playlists del iPhone? “De krautrock al techno; y del pop de los años 60, al noise…”, comenta el baterista de TotoRro.

“Nuestros Top 5 del 2016 son: ‘Electric Electric – III’; ‘Monstromery – Monstromery’; ‘Chris Cohen – Overgrown’; ‘Deerhoof – The Magic’; ‘Andy Shauf – The Party’”.

Desde Francia para México

“Come To Mexico” es su más reciente producción y recibe ese nombre de una historia que empezó en las redes sociales. “Desde hace dos años recibimos una gran cantidad de mensajes de personas que nos pedían tocar en México”, explica.

“Y a decir verdad, no sabemos mucho acerca de la escena musical mexicana, pero cada vez que publicábamos cosas en Facebook en francés, siempre había mexicanos respondiéndonos con mensajes de “Come to México !!!!”.

“Eso se convirtió en una broma entre nosotros, hasta que tuvimos que elegir un nombre para el segundo álbum. Pensamos en eso, nos pareció divertido, y se quedó.

“Ahora no podemos esperar para descubrir el país. Y conocer a esos famosos fans mexicanos que nos persiguieron por las redes para que fuéramos allí a tocar”.

El post-rock invadirá México con el Forever Alone Fest 2K17, el 18 de febrero, con “Caspian” y “This Will Destroy You” como headliners, y en donde el grupo tendrá la oportunidad de presentarse por primera vez en México con su “Tupa Tupa Tour” con fechas en Querétaro, Guadalajara, Puebla y Xalapa.

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil