Desde la edad antigua, las conchas de las tortugas carey han sido utilizadas como decoración, joyas y peines; es el color que tienen con rayas doradas, marrones y naranjas las que han cautivado a la gente. Sin embargo, un nuevo estudio relevó que se han perdido más de estas especies de lo que se tenía calculado.
La revista Science Advances, basándose en datos de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, confirmó que se cazaron casi 9 millones de carey por sus conchas, de 1844 a 1992. Estas cifras, asegura Emily Miller, investigadora científica, son asombrosas, principalmente porque las tortugas marinas son menos abundantes, con una población actual estimada de menos de 25 mil hembras anidando en todo su rango en los trópicos.
Mientras que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), asignó a la tortuga marina carey en su nivel más alto de protección; en 1977 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que establece el estado de conservación de los animales y las plantas, señaló a esta especie como “críticamente en peligro”. Pero esto no detuvo la violencia hacia estos animales.
Antes de que la revista Science Advances revelara el número de pérdidas, las evaluaciones anteriores arrojaban que de 1950 a 1992 sólo 1.4 millones de animales habían sido capturados.
Según Miller, cuando las tortugas eran más abundantes, los objetivos más fáciles para capturar eran las hembras adultas. Pero a medida de que éstas se volvieron más difíciles de encontrar, los adultos jóvenes más pequeños comenzaron a ser atacados.
Agrega que los consumidores pueden ayudar comprando mariscos de fuentes sustentables para evitar a los vendedores que están potencialmente involucrados en las prácticas de pesca ilegal que amenazan a las carey.
Además del comercio, la UICN asegura que hay otras amenazas que ponen en peligro a la tortuga carey, como la pérdida de hábitat debido al desarrollo residencial y comercial, que invade los terrenos de nidificación; así como la perforación de petróleo y gas, las pesca, la contaminación y el aumento de la temperatura del océano y la acidez asociada con el cambio climático, que está degradando los hábitats de los arrecifes de coral de las tortugas.
Las tortugas marinas son importantes, de acuerdo a la revista estadounidense National Geographic, para el pastoreo oceánico, ayudan a mantener la salud de los arrecifes de coral y el pasto marino.
De acuerdo con el estudio, la disminución de la población probablemente ha alterado la dinámica de los ecosistemas marinos.