Torno y retorno, la obra de teatro que produce artesanías en tiempo real

La obra, protagonizada por Luis Villalobos, se presenta en el Festival Internacional Cervantino. Mientras en escena cobran vida obras artesanales, el espectador sigue a un personaje en búsqueda de  su identidad
Abida Ventura Abida Ventura Publicado el
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Las tradiciones vivas y piezas artesanales características  de Oaxaca cobran vida en Torno y retorno, una puesta en escena que da cuenta de la riqueza cultural de ese estado, pero también de las desigualdades y los problemas de identidad a los que se puede enfrentar una persona mestiza.

La obra, escrita y dirigida por Alberto Villarreal, se presentó el miércoles en el Teatro Cervantes de Guanajuato como parte de la programación del Festival Internacional Cervantino (FIC) y ofrecerá otra función este sábado 19 de octubre, a las 17:00 horas, en Irapuato, como parte del Circuito del festival.

Protagonizada por Luis Villalobos, la pieza traslada al escenario las fiestas y tradiciones que ponen color a las calles de Oaxaca, mientras que el espectador sigue la historia de “El Grana Cochinilla”, un artesano mestizo que, después de migrar a Los Ángeles, regresa a México para ser granadero, combatir en Nochixtlán y  encontrarse con las cuatro Señoras de la Muerte.

“Él va atravesando varias situaciones que lo hacen reflexionar sobre qué lugar ocupa en esta tierra, cómo es vivir como inmigrante en los Estados Unidos, cómo es vivir en un país en donde estás en guerra, en estos lugares donde no te encuentras, pero sientes que perteneces; cómo son los vínculos con las personas que conocemos a lo largo de nuestra vida, quién te enseña más, a quiénes decides dejar”, dice en entrevista con Reporte Índigo el actor Luis Villalobos.

En esta obra unipersonal, el actor de teatro y artesano tehuano cuenta la vida del personaje ficticio, mientras patea el torno, toca la tuba, arma en tiempo real un castillo de pirotecnia, baila la Danza de la Pluma y pone en escena otras tradiciones de Oaxaca.

“Es muy vivo todo, todo es en tiempo real. Hay un proceso de preparar el barro para cada función”, destaca Villalobos.

La obra es parte de la programación que Oaxaca presenta como estado invitado en la edición 52 del Festival Internacional Cervantino

Una obra que nació en  los talleres artesanales

Para crear esta pieza, Luis Villalobos y Alberto Villarreal recorrieron talleres artesanales de Oaxaca para aprender distintas técnicas. Una experiencia enriquecedora que Villalobos describe como “una universidad de la vida”.

“Fue muy interesante aprender a trabajar con ellos porque no hacían cosas para la escena, pero sí lo hacían para eso porque, de alguna manera, Oaxaca es escénica. Siempre hay fiestas, siempre hay cosas”, apunta.

Otros elementos de la escenografía y utilería también están hechos por artesanos oaxaqueños, como una máscara de alambre elaborada por el artista  Pablo Cobo o  una réplica de un carrito de Nochixtlán hecha por un maestro artesano en un taller de la colonia Alemán de Oaxaca.

En esta obra  el operativo policiaco que en 2016 reprimió una manifestación en Nochixtlán, Oaxaca, dejando varios pobladores muertos y a otros heridos es un episodio clave en el recorrido del Grana Cochinilla y es también una oportunidad para mostrar la otra cara de esa Oaxaca folclórica que se exporta a otras latitudes.

Nochixtlán está atravesado por varios sucesos, en los códices también se puede ver que enfrentaron batallas. Yo sí creo que las energías habitan zonas específicas, así que podría decir que sí hay algo ahí. Siempre que vas a la mixteca pasas por Nochixtlán  y todavía ves este costillar de autobús quemado que te hace recordar que la cosas no están bien,  te hace reflexionar sobre lo que ha pasado, en esta lucha constante que varias comunidades tienen. Lo que pasa es que, a veces, solo vemos el centro de la ciudad, pero en las periferias las cosas no son tan bellas, y también eso es parte de la magia”, dice Villalobos.

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