Todos somos ‘Big Brother’
Quizá el video de seguridad en el que se ve a Solange Knowles pateando a Jay-Z era silencioso, pero la reacción del mundo dice mucho.
Una búsqueda del nombre de la hermana de Beyoncé arroja más de 32 millones de resultados en Google, y un vistazo a las estadísticas del sitio confirma que este evento lanzó a la también cantante al ámbito mainstream.
En el historial de aparición de su nombre en el buscador, el momento más popular antes de este lunes fue en 2004, y alcanzó solo un cuarto del interés que el famoso video ha generado.
Ana Paulina Valenciahttps://www.youtube.com/watch?v=nt1mlqyhd54
Quizá el video de seguridad en el que se ve a Solange Knowles pateando a Jay-Z era silencioso, pero la reacción del mundo dice mucho.
Una búsqueda del nombre de la hermana de Beyoncé arroja más de 32 millones de resultados en Google, y un vistazo a las estadísticas del sitio confirma que este evento lanzó a la también cantante al ámbito mainstream.
En el historial de aparición de su nombre en el buscador, el momento más popular antes de este lunes fue en 2004, y alcanzó solo un cuarto del interés que el famoso video ha generado.
El clip, publicado por el sitio de espectáculos TMZ y con una duración de poco más de 3 minutos, es una mirada poco frecuente a un momento íntimo –y sin planeación, como lo serían las imágenes en redes sociales– de dos personajes sumamente influyentes y que suelen ser muy celosos de su vida privada.
En ese corto tiempo se puede ver, en blanco y negro, a Beyoncé, Jay-Z y Solange entrar al elevador del Hotel Standard, donde habían asistido a la after party de la gala anual del MET, acompañados de un guardaespaldas.
En el momento en que se cierran las puertas, la hermana menor parece tener una fuerte discusión con el rapero, que culmina con ella dando golpes y patadas, mientras el empleado intenta contenerla. La intérprete de “Single ladies” solo observó el enfrentamiento.
Instagram vemos…
La sonrisa de Beyoncé al salir del hotel contrastaba con la actitud de su esposo y su hermana. Jay-Z lucía francamente sorprendido y algo agitado, mientras que Solange, enojada, caminó directamente hacia el auto en el que dejaría el lugar.
La exintegrante de Destiny’s Child compartió el trayecto con ella, pero el rapero fue guiado por un guardaespaldas hacia una camioneta cercana.
Esta compostura, probablemente forzada tras la conmoción del elevador, hace a los fanáticos de la pareja más poderosa de la música –como los nombró la revista Billboard en enero de este año– dudar de la aparente perfección de su vida.
Y es que sus seguidores se interesan en mucho más que su carrera. Para muchos, el estilo de vida de la cantante es un ejemplo de estabilidad, “poder” femenino y lujo, y millones de personas se inspiran en ellos. Por algo E! Online mencionó en la noticia del nombramiento de la pareja que “Beyoncé y Jay-Z son basicamente los reyes del mundo”.
El problema de generar expectativas tan altas es que cualquier desliz puede sacudir tu reinado. Y el video filtrado fue un desliz muy público y llamativo.
Pero la culpa no es de ninguno de los tres involucrados. Después de todo –y aunque es conocimiento general que los elevadores suelen tener cámaras de seguridad– se encontraban en un evento privado, y los empleados del hotel tenían un contrato de confidencialidad inquebrantable. De hecho, el Hotel Standard anunció que está buscando al culpable de vender el clip, y seguramente habrá serias consecuencias.
El problema es que los famosos también son humanos, y estos cometen errores. La diferencia con el momento en que las estrellas eran inalcanzables, es que ahora siempre hay alguien, con un smartphone o una cámara, dispuesto a capturar el momento de la verdad.
Gracias a la accesibilidad de la tecnología, ahora todos somos “Big brother”, el ojo omnipresente que ha significado el fin de los secretos.
El precio de un secreto
Las miradas están en todas partes, y ya no pertenecen solamente a los paparazzi o a los medios, lo que significa que un nuevo mercado ha aparecido: el de las imágenes, videos, o historias comprometedoras sobre personajes populares.
Se calcula que TMZ pagó 250 mil dólares a la persona que capturó el video de la pantalla de seguridad del hotel, y este no es el primer caso en que un escándalo surge de un smartphone anónimo.
Pero el material comercializable incluye todo tipo de eventos, desde un momento embarazoso para una celebridad, hasta situaciones a las que los medios no pueden tener acceso, como desastres naturales.
Incluso existen sitios de subasta para este tipo de contenido, como Bideo, donde los precios llegan hasta los cientos de dólares por videos de algunos segundos.
Hace unos años, recurrir a la compra de este contenido se hubiera considerado poco ético, pero es cada vez más común, especialmente en las publicaciones sobre entretenimiento.
Algunos medios hacen excepciones, como el Globe and Mail, un diario de Toronto que compró capturas de pantalla que mostraban al alcalde de la ciudad consumiendo drogas.
“No es algo que hacemos normalmente”, explicó en una nota David Walmsley, editor del periódico. “Pero en este caso, pensamos que era un asunto de interés público, y que los lectores necesitan saber lo que nuestros reporteros vieron y reportaron”.