Desde su fundación en 1975, la Compañía Nacional de Danza Folklórica ha explorado las tradiciones de México, rescatando piezas de diversas comunidades y creando originales que han presentado en todo el país. Con casi cinco décadas de historia, destacan las pastorelas, siendo Todos a Belén una de las más significativas.
Este espectáculo, previsto para el 6 de enero en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, fusiona danza, música y teatro como resultado de una investigación de la coreógrafa Nieves Paniagua sobre las tradiciones mexicanas.
La Compañía Nacional de Danza Folklórica (CNDF) rinde homenaje a la riqueza de las celebraciones de diciembre y enero, resaltando las diversas festividades presentes en distintas regiones del país. La pastorela propone un recorrido coreográfico a través de los pasajes de la Anunciación, la Peregrinación, el Nacimiento y la Adoración al Niño Jesús.
“Ha sido un recorrido muy amplio de investigación de la maestra Nieves Paniagua y del director artístico Roberto Vallejo, en el que rescatan un cúmulo de esencias, de manifestaciones dancísticas, de color, de vestuario, de música.
“En este caso, la Compañía Nacional de Danza hace un compendio de algunas danzas tradicionales propias de la época, de estados como Michoacán, Puebla, Hidalgo, Veracruz, donde se simboliza el agradecimiento por el nacimiento del niño Jesús”, declara Óscar Méndez, productor de la compañía, a Reporte Índigo.
Muestran la riqueza cultural
En Todos a Belén participa el grupo Los Hijos de la Matraca, dirigido por Héctor Gómez Solano, agrupación dedicada a la difusión e interpretación de sones y chilenas de Guerrero y Oaxaca, así como música tradicional, con un estilo propio.
La pastorela-danza hace un recorrido lleno de música, danza y misticismo por las representaciones tradicionales. Además, ofrece un número especial de Nieves Paniagua: “La piñata”, una propuesta dancística inspirada en el mural homónimo que el artista plástico guanajuatense Diego Rivera realizó en 1953 al interior del Hospital Infantil de México, el cual representa una viva muestra de la idiosincrasia mexicana y de las costumbres de dicha actividad lúdica.
Se trata de una pieza que rinde homenaje a las tradicionales posadas mexicanas y en la que el público asistente (infantil y adulto) participa y disfruta de manera interactiva, ya que al final se entonan cantos tradicionales para evocar la llegada de los Reyes Magos.
“La evolución del norte hacia el centro marca el inicio de la transmisión de estas danzas y bailes mestizos. No hacemos una copia de lo que vimos; hemos pedido permiso a las comunidades originarias para representar estas tradiciones, nutriéndonos de sus conocimientos. Es un respeto que siempre ha guardado la compañía”, comparte Méndez.
Desde “La danza de negritos” y “Matlachines”, hasta la representativa “Danza de los Kúrpites”, la CNDF honra estas tradiciones como un tributo al Día de Reyes, simbolizando la presencia de María y José en el Tarepeti y la Maringuía en la primera semana de enero.
Todos a Belén también incorpora villancicos tradicionales y algunas piezas como “Somos inditaralas”, la cual narra cómo es la llegada de la comunidad al portal para ver al niño Jesús.
“Contaremos con la participación de Francisco Hernández, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico Fénix Novo Hispano, quien dará contexto a las piezas y explicará cómo se originan las posadas y estas representaciones. Porque también emulamos esa lucha entre el bien y el mal, que es parte, por ejemplo, de una de las danzas de Puebla”, abunda.
Tradición y crecimiento
El productor Oscar Méndez destaca que una de las peculiaridades de la compañía es demostrar la evolución de la danza mexicana, pues desde 1975 hasta la fecha, algunas comunidades han adaptado sus costumbres, incorporando sus propias cosmovisiones a las representaciones.
La compañía, sin perder su esencia original, se esmera en conservar y transmitir estas danzas de manera fiel, desde la iluminación hasta el vestuario. Este compromiso no solo implica respetar la herencia que les ha sido confiada, sino también incorporar su propia esencia a la representación.
“La danza tiene una evolución impresionante, y es importante que el público la conozca para nosotros. Pero en esa esencia natural, decía nuestro director artístico, Roberto Vallejo, cuando uno saca una danza de su lugar de origen, ya no es original, porque tenemos que adaptarla a un escenario, pero tratamos de conservarla lo más fiel posible de cómo nos fue enseñada”, aclara Méndez.
Esta conexión íntima con las comunidades aporta otra capa de autenticidad, transformando cada presentación en una ventana a la riqueza cultural de México.
En este contexto, la premisa fundamental es presentar las representaciones de la manera más fiel posible sobre el escenario. Los maestros y coordinadores artísticos trabajan para conservar la esencia de cada danza, otorgándoles un sello único.
“Realmente tratamos de conservar tal cual nos fue heredado, es una herencia y conocimiento que las comunidades nos favorecen, el cual respetamos muchísimo, porque, incluso, el vestuario es hecho también por ellos mismos. Es otra de las virtudes de la compañía.
“La compañía tiene un estilo propio, le pone un sello muy personal a estas representaciones; sin embargo, siempre tratamos de hacer las piezas lo más fiel posible a la representación de su lugar de origen. Estamos muy orgullosos de tener el honor de interpretar este conocimiento que nos han transmitido a través de los años. Es parte del acervo cultural que tiene la compañía y el compromiso de conservar, de respetar y difundir de buena manera todas nuestras tradiciones”, concluye Óscar Méndez.