El escritor Gabriel García Márquez fue dado de alta del hospital de la Ciudad de México en el que fue internado a finales del mes pasado, por un cuadro de deshidratación e infecciones pulmonares y urinarias.
Como en cada ocasión que el colombiano ha tenido problemas de salud –después de todo, tiene 87 años– los rumores sobre su muerte no se hicieron esperar y recorrieron las redes sociales.
Acompañándolos se encontraba una carta, llena de consejos y arrepentimientos supuestamente expresados por el autor de “Cien años de soledad” como una forma de anunciar su retiro de la vida pública. Sin embargo, la carta no solamente no fue escrita por él, sino que ha estado circulando desde finales de la década de los 90.
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera”, dice la misiva, que en realidad es parte del texto “La marioneta de trapo” de Johnny Welch, escrito en 1996.
Sin embargo, su atribución al ganador del premio Nobel de Literatura ha sido tan popular que este expresó sus pensamientos sobre ella hace más de 13 años, en diciembre del 2000, en una entrevista con el periódico colombiano El Tiempo.
“Lo único que me preocupa es que me muera por la vergüenza de que crean que yo escribí algo tan cursi”, dijo “Gabo”. “El verdadero autor es un joven ventrílocuo mexicano que lo escribió para su muñeco”.
Y es que la trayectoria de García Márquez ha sido muchas cosas, pero definitivamente cursi no es una de ellas.
De Aracataca al Nobel
El escritor nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927. Durante su infancia, sus compañeros de clase le apodaban “El viejo” gracias a su desagrado por las actividades atléticas y su gusto por escribir y dibujar tiras de humor.
Su primer cuento, “La tercera resignación” fue publicado en el periódico El Espectador en 1947. Y 20 años después salió a la luz “Cien años de soledad”, libro que lo volvió célebre y lo consolidó como un exponente del realismo mágico.
En 1982 recibió el premio Nobel de Literatura, “por sus novelas e historias cortas, en las que lo real y lo fantástico son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”.
Su legado incluye obras como “El coronel no tiene quien le escriba” (1961), “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada” (1972) y “Memorias de mis putas tristes” (2004), así como varios libros de cuentos, además de su intenso trabajo como periodista.
Este último aspecto de su carrera fue inspirado por sus marcadas opiniones políticas, ya que el escritor ha sido militante del socialismo y es gran amigo de Fidel Castro. Por esta razón, durante décadas se le negó la entrada a Estados Unidos, hasta que el presidente Bill Clinton terminó con la prohibición y reveló que “Cien años…” era su novela favorita.
En 1999, el diagnóstico de cáncer linfático del colombiano impactó al mundo, pero este decidió ver el lado positivo.
“Regresé al periodismo, volví a mi vicio favorito de la música y me puse al día en mis lecturas atrasadas”, contó, en la misma entrevista en la que habló del poema ilegítimo, sobre el tiempo libre que tuvo durante su recuperación.
Ahora, la familia de García Márquez asegura que se encuentra estable tras un nuevo susto y, mientras descansa en casa, agradecen la atención de sus seguidores. ¿La única forma de hacerlo mejor? Olvidar la cursilería.