‘Todo el mundo tiene facebook’

Seguramente alguna vez escuchaste a alguien decir: “Todo el mundo tiene Facebook”. O Twitter, o Instagram, o cualquiera que sea la red social favorita del momento.

Pero aunque a veces parece que este tipo de plataformas son esenciales para la vida posmoderna, la proporción de personas que pueden tener acceso a ellas es pequeña en comparación con la de quienes no pueden hacerlo.

De acuerdo a Internet Stats, en el 2012 solamente 34.3 por ciento de la población mundial usaba la Red. 

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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34.3%
De la población mundial usaba Internet en 2012
En el 2011, un informe de la ONU  estableció que dar acceso a la Red a los ciudadanos debe ser una prioridad de todos los Estados

Seguramente alguna vez escuchaste a alguien decir: “Todo el mundo tiene Facebook”. O Twitter, o Instagram, o cualquiera que sea la red social favorita del momento.

Pero aunque a veces parece que este tipo de plataformas son esenciales para la vida posmoderna, la proporción de personas que pueden tener acceso a ellas es pequeña en comparación con la de quienes no pueden hacerlo.

De acuerdo a Internet Stats, en el 2012 solamente 34.3 por ciento de la población mundial usaba la Red. 

La región con el porcentaje más alto de penetración era Norteamérica, con un 78.6 por ciento de las personas conectadas; el más bajo lo tenía África, con tan solo 15.6 por ciento de usuarios.

Esto quiere decir que casi el 66 por ciento del mundo no tiene acceso a la fuente más vasta de información sobre salud, política, economía, ciencia, actualidad e infinidad de otros temas, que para el resto del mundo están a unos cuantos clicks de distancia.

En América Latina y el Caribe el panorama es un poco más optimista, pues la Red alcanza a casi 43 por ciento de los habitantes de la región, pero esto todavía deja desconectado al 57 por ciento de los latinoamericanos, porcentaje que incluye a casi 340 millones de ellos.

El poder de la Red

A primera vista la ausencia de Internet en la cotidianeidad puede parecer irrelevante y para algunos incluso algo positivo. Podríamos imaginar una vida tranquila, alejada del ajetreo de la cultura de la inmediatez y la urgencia constante por estar conectados.

Pero más allá de sus muchas repercusiones en nuestra paz mental, Internet ha abierto las puertas a un banco de datos inmenso y, mejor aún, a la posibilidad de ser escuchados sin importar de dónde vienes o lo que quieras decir.

Quizá por ello, el reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de Mayo del 2011 exploró “las tendencias y retos del derecho de todos los individuos a buscar, recibir e impartir información e ideas de todo tipo a través de Internet”.

 Y estableció que dar acceso a la Red a sus ciudadanos “deber ser una prioridad de todos los Estados”.

En ese momento, con la Primavera Árabe en pleno apogeo, los beneficios de estar conectados quedaron más claros que nunca. Para Frank LaRue, el Relator Especial que redactó el informe, Internet tiene una “naturaleza transformadora para habilitar a los individuos no solamente a ejercer su derecho a la libertad de opinión y expresión, sino también una serie de otros derechos humanos, y a promover el progreso de la sociedad como un todo”.

En términos más prácticos, un estudio publicado por la Escuela de Información de la Universidad de Washington en julio del 2013, encontró que el acceso comunitario a computadoras e Internet es un recurso esencial para conectar a las personas con las habilidades que necesitan para poder desarrollarse en las circunstancias del mundo digital.

La investigación monitoreó y supervisó el uso de 5 mil computadoras en lugares públicos –bibliotecas, cibercafés y telecentros– de Bangladesh, Botswana, Brasil, Chile, Gana, Lituania, Filipinas y Sudáfrica. Así como a 2 mil personas que no usaban Internet en casa para entender sus patrones de uso.

“Nuestro estudio reveló que muchas personas en países de ingresos bajos o medios, incluyendo a aquellos que tienen trabajos por debajo de sus capacidades, mujeres, habitantes de áreas rurales y marginadas, se benefician en áreas como educación, empleo y salud cuando usan computadoras e Internet”, explicó Araba Sey, autora del estudio. 

Un trabajo de todos

La ONU no es la única organización que reconoce la importancia de dar acceso a la cornucopia de la Red a todo el mundo. Empresas como Google y Facebook, además de campañas independientes, están haciendo esfuerzos por extender los brazos de Internet hacia todos los rincones del planeta.

“A Human Right” es el hombre de una iniciativa sin fines de lucro para “asegurarse de que todos tengan una conexión a Internet”. Y usa la palabra “todos” con intención: la operación promueve varios proyectos para hacer conciencia y dar acceso a Internet a un costo muy bajo a zonas marginadas, incluyendo la compra de un satélite y conferencias en plataformas como TED.

Por su parte, Google aplicó la creatividad que se espera de ellos para crear el proyecto “Loon”, que pretende usar globos para llevar una señal de Internet sin interrupciones a regiones que no ha alcanzado. 

A principios de este mes, la empresa reveló uno de los avances más importantes del plan, hasta el momento. Uno de sus globos había viajado 500 mil kilómetros en 22 días, durante las pruebas que realizan para poder predecir la trayectoria de estos vehículos a través de los patrones del viento. 

La adquisición de Titan Aerospace, empresa que fabrica drones que pueden volar hasta por tres años, podría indicar el siguiente paso de esta iniciativa.

Y la compañía fundada por  Mark Zuckerberg no se queda atrás. Durante el Mobile World Congress en febrero de este año, Facebook anunció que iniciaría un programa para llevar Red móvil a todo el mundo, haciendo énfasis especial en los países en vías de desarrollo. 

Aunque muchos opinan que esta estrategia tiene un motivo escondido –atraer más usuarios para su polarizante red social– este podría ser uno de los casos en los que el fin explícito justifica el fin oculto. 

Y es que, después de todo, reírse de algunos memes no tiene nada de malo y mucho menos si se le compara con los beneficios que traería una conexión universal.

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