Titus Andronicus: La violencia no se olvida

La obra de teatro de William Shakespeare Titus Andronicus, escrita hace más de cuatro siglos, es traída al México actual para hacer un reflejo de la venganza y la constante condición humana hacia la crueldad; la directora escénica Angélica Rogel explica que hoy es vigente debido a lo que ocurre en el país
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Asesinatos, mutilaciones, violencia de género y represalias pasionales, son solo algunas de las escenas que muestra Titus Andronicus, la primer tragedia escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare en 1594, y que describe la vida de un personaje homónimo después de regresar a Roma, victorioso, tras una guerra.

¿Qué hay de diferencia entre estos temas, de hace más de 400 años, a los de actualidad universal? La sociedad se encuentra todavía en una vorágine de despiadada actitud, o al menos así lo perciben las compañías teatrales La Rama de Teatro, Bh5 y el productor Óscar Uriel, que se atrevieron a traer el texto de Shakespeare a México, para reflexionar esta realidad.

Realizada con un presupuesto de dos millones de pesos por parte de la compañía Herdez, así como con el estímulo fiscal para los contribuyentes del impuesto sobre la renta (EFIARTES), es como se erige esta obra bajo la dirección de Angélica Rogel.

“Mi primer acercamiento al texto original fue hace dos años y medio, conseguí un par de versiones en inglés, otro par en español, y desde ahí empecé a ver qué era lo que quería hacer y decir con esto”, comenta Rogel, en entrevista con Reporte Índigo.

“Esta obra funciona con una serie de acontecimientos que tienen que ver con ‘acabas de tocar a alguien que quiero, ahora te voy a destruir por eso’ y es lo que vemos todos los días, mañana aparece alguien colgado en cualquier parte del país o recordemos el caso de la señora Isabel Miranda de Wallace, poniendo fotos de recompensa para encontrar secuestradores”, explica la también actriz.

Realidad alterna que aqueja

En el quehacer teatral actual de México son cada vez más los temas que denuncian y exhortan al presente que vivimos. Al respecto, Rogel indica que, al menos desde su trinchera, se siente un país que va en contra de la utopía, haciendo que se llene de dolor, horror y miedo.

“Hay algo que se siente, esta distopía, porque creo que con los textos que tienen estos augurios de horror cuesta trabajo pensar que estamos ahí (…) Tal vez también como creadores estamos buscando decir ‘no lleguemos ahí, detengámonos ya’”, platica la directora.

Vivimos en un futuro que está a punto de ocurrir, y de la película Titus (1999), en la que la cineasta Julie Taymor hizo una versión abstracta y de vanguardia del texto de Shakespeare, Rogel expresa que está consciente de esto y se vuelve parte del absurdo contemporáneo.

“Tenemos estas cercanías, en cine o series, a un futuro, y ya no es el de las naves ni el de Mad Max, sino el de Black Mirror, con uno de los grandes miedos del ser humano, que es el que tronen un día las computadoras, va más allá de que nos dominen con los celulares que no soltamos”, ejemplifica Rogel.

Las consecuencias del monumento

Sigue entre la sociedad mexicana la opinión dividida entre quienes defienden el vandalismo o lo condenan. De lo ocurrido en el Ángel de la Independencia, en el Paseo a la Reforma, Rogel indica que esto es consecuencia de una falta de acción para frenar los crímenes de odio hacia las mujeres.

“Creo que es tanta la presión hacia lo que está sucediendo que hace que la única respuesta que se tenga por parte de las autoridades es el silencio, es triste, pero aunque hayan grafiteado un monumento y metrobuses, no pasa nada”.

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