Terapias con Can, perros que ayudan a sanar
Terapia con Can es un proyecto de intervención socioemocional de la entrenadora y manejadora de perros Tannia Piug, quien se enfoca en poblaciones vulnerables como personas con discapacidad, en pobreza extrema o privadas de su libertad
Luz RangelLo que sana a un ser humano es un vínculo amoroso, el cual se puede establecer con un animal. Los perros, por ejemplo, son capaces de ofrecer terapia socioemocional a un paciente con ayuda de su manejador. Desde 2010, Terapias con Can busca llevar a poblaciones vulnerables lo mejor de estos seres sintientes. Su docilidad y empatía o hasta su pelaje y olor pueden contribuir a ayudar a otros.
“La terapia asistida es una intervención en la que se incluye un animal que nos va a ayudar a trabajar hacia un objetivo socioemocional. Cuando hay perros, son guiados por un profesional de la salud, de un área multidisciplinaria: un doctor, un psicólogo, un terapeuta del lenguaje, un fisioterapeuta que va marcando la pauta y va a medir los resultados”, menciona la directora Tannia Piug, en entrevista con Reporte Índigo.
Piug Grajales es entrenadora y manejadora de perros con los que trabaja en binomio. Se especializó en terapia asistida en organizaciones como Psicuss Emotional Healthcare, Mascoterapia y Movimiento Incasara.
“También hay intervenciones asistidas con perros y pueden ser talleres de lectura que se hacen en escuelas, sesiones de visita para asilos que si bien sí tienen un beneficio emocional, no hay un profesional de la salud, por eso no se usa la palabra terapia”, explica.
Parte de su trabajo es diseñar terapias asistidas para las necesidades de organizaciones como Fundación en la Brecha, que ayuda a niños y niñas en pobreza extrema; La Casita de San Ángel, de adultos mayores con discapacidad; el orfanato Santa María del Mexicano; la Clínica de Síndrome de Down de la Ciudad de México, Psico-Educa, Fundación Autismax, Loló Autismo y centros penitenciarios.
“Cuando me empecé a involucrar en la terapia asistida con perros comencé a ver cursos, diferentes asociaciones que ya trabajaban con esto y así entrené a mi propio perro, en ese entonces tenía uno. Y luego, a involucrarme en tomar cursos para personas con autismo, con discapacidad. Fue prácticamente un año y medio de preparación personal y canina”, cuenta.
Las Terapias con Can también están dirigidas a personas que tienen niveles de estrés elevados, ataques de ansiedad, depresión o miedo a los perros. Éstas se imparten a domicilio.
“Si bien son fundaciones o asociaciones las que a veces nos contratan, también a veces se nos acercan personas particulares que no tienen recursos para las terapias y nosotros financiamos o donamos becas”, afirma.
Un servicio más es seleccionar perros como mascotas para personas con discapacidad.
“Nosotros hacemos el proceso de búsqueda en un albergue para perros, presentamos varias opciones, adoptan a uno y nosotros lo entrenamos”, expresa.
El equipo de Terapias con Can
Tannia Piug tiene tres perros adoptados. Dos ya están entrenadas para Terapias con Can y el tercero está en formación.
“Nuestra perra más vieja tiene nueve años trabajando; se llama Treza, es una pastor belga malinois que ya no la quisieron en su casa, muy seria, muy trabajadora, muy responsable, que tiene una obediencia impresionante. El más pequeño se llama Tao, venía de la calle, muy alegre, muy cariñoso, y Triana, una labrador blanca que también nos la regalaron de una casa donde ya no le hacían caso cuando todavía era cachorra y es cariñosa, efusiva”, describe.
En septiembre, Treza cumplió 9 años y Tirana 5. La edad de jubilación de ambas está cerca y Piug adoptó al cachorro para seguir con el proyecto a largo plazo.
“El entrenamiento empieza desde la selección, hay los que que tienen el perfil y otros que no tienen las habilidades necesarias. Nosotros partimos de una prueba psicológica para identificar las cualidades y lo que tienes que trabajar en el perro, donde podemos ver si es apto o no, o si hay cosas que pudiera conseguir con un nivel de entrenamiento para ser de terapia”, menciona.
Tannia Piug refiere que la Federación Canófila Mexicana es la responsable de certificar de manera oficial a los manejadores y a los propios animales. En 2016 Treza ganó el certificado de honor a mejor perro de terapia.
Después del entrenamiento sigue el trabajo, que ahora ha obstaculizado la pandemia de COVID-19. Apenas hace un mes y, luego de realizar un protocolo de seguridad para manejadores y perros, Terapia con Can ha vuelto a hacer intervenciones.
“Primero debemos conocer al usuario, sobre todo cuando hablamos de una terapia de alguien con discapacidad. Tenemos que ver qué nivel de energía tiene esa persona para que haya un equilibrio dentro del marco terapéutico y ver con qué perro trabajamos”, precisa.
Luego de la temporada de trabajo, Treza, Triana, Tao y otros perros disfrutan del hotel Armonía Canina Sportcan, en el bosque de Valle de Bravo.
“Nuestro enfoque es darle a los perros un espacio en donde puedan recuperar su equilibrio y su armonía que, desde nuestra experiencia, es la base de una buena conducta. También le hacemos ver a nuestros clientes que al contratar nuestros servicios está contribuyendo a patrocinar algunos proyectos”, indica.