La Unión Europea decidió financiar un proyecto que incentivará a los jóvenes a adoptar estilos de vida más sanos, a través de la utilización de sensores.
Estos dispositivos avisarán a sus usuarios cuando estén incurriendo en conductas dañinas, como comer demasiado rápido, hacer una cantidad insuficiente de ejercicio o no masticar lo suficiente.
“La idea es explorar formas de prevenir la obesidad y otros desórdenes alimenticios”, explica el profesor Anastasios Delopoulos, coordinador del proyecto, quien señala que el sistema será probado en los estudiantes de 200 escuelas secundarias en Suecia y Holanda.
Uno de los sensores funciona colocando el plato de comida sobre él. Siguiendo los cambios en su peso, miden la velocidad a la que el comensal está consumiendo sus alimentos y emiten una alerta sonora si es más rápido de lo que el cerebro puede registrar que se está satisfecho.
CSEM, una compañía suiza, está desarrollando otros dos dispositivos. Uno de ellos es wearable tech –tecnología que el usuario pone en su cuerpo– y se llama ActiSmile.
El sensor ActiSmile “premia” con una carita feliz a quien lo utiliza en el momento en que calcula que ha hecho ejercicio suficiente para mejorar su condición y consumir cierta cantidad de calorías.
Un sensor acústico, con un micrófono incorporado, analizará los hábitos de los comensales en cuanto a su manera de masticar.