¿Tienes dificultad para leer de cerca? ¿Necesitas alejarte para enfocar un objeto? ¿Requieres más luz para realizar tareas cotidianas? ¿A veces tienes lagrimeo o somnolencia durante una lectura? Estos son algunos de los primeros síntomas de la vista cansada. Incluso, puede provocar dolor de cabeza.
“Este es un término popular que se utiliza para referirse a la condición de las personas que más o menos tienen 40 o 45 años de edad y empiezan a experimentar problemas para ver objetos claramente. Es natural que a partir de esa edad tengamos complicaciones para poder enfocar y ver de cerca”, explica José Luis Monroy, presidente y fundador de la Asociación Latinoamericana de Lentes de Contacto y Córnea, en entrevista con Reporte Índigo.
El optometrista detalla que al ser un fenómeno fisiológico del ojo, todas las personas, de una u otra manera, en mayor o menor grado, van a enfrentar la presbicia, que no se considera una enfermedad, sino una condición de la vista causada por el envejecimiento.
No debe confundirse con la fatiga visual, que puede presentarse a cualquier edad y no necesariamente requiere del uso de algún dispositivo para su tratamiento, sino de un cambio de hábitos para evitar los síntomas similares a la presbicia.
Monroy menciona que, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México hay más de 20 millones de personas mayores de 45 años, población susceptible de padecer vista cansada; a nivel mundial existen más de mil millones de pacientes que son afectados por la presbicia.
“En realidad no se puede retardar o prevenir, hay muchos pacientes que por sus situaciones ópticas lo tienen antes, es decir, depende de la fisiología de cada persona que la presbicia aparezca prematuramente”, comenta el especialista.
“Dentro del ojo tenemos un lente natural que se llama cristalino, que durante toda la vida actúa como el zoom de las cámaras fotográficas. Entonces, al ejercer su movimiento podemos ver nítidamente tanto objetos cercanos como lejanos, pero a partir de los 40 años empieza a perder la habilidad de su movimiento. Cuando se hace menos flexible, cada vez se dificulta más enfocar”, explica.
Monroy aclara que la vista cansada no desencadena otros padecimientos ni la ceguera. Sin embargo, su evolución de etapas tempranas a avanzadas ocasiona dependencia a un dispositivo médico para poder ver. Es hasta los 65 años que se estabiliza.
“Se empieza con una presbicia leve, las letras medianamente grandes las puedes ver, pero a medida que van pasando los años cada vez el deterioro es mayor hasta que, en visión propia, una persona no va a poder ver, no sin ayuda de un dispositivo. Sí hay una progresión, aunque jamás se va a perder la visión como tal, lo que se necesita es una compensación”, señala el fundador de la Asociación Latinoamericana de Lentes de Contacto y Córnea.
José Luis Monroy hace un llamado a no “automedicarse”, es decir, a no adquirir cualquier tipo de anteojos y optar por un tratamiento personalizado.
Las alternativas
El presidente de dicha asociación menciona que actualmente existen muchas opciones para poder corregir la presbicia, todas personalizadas, como lentes de armazón, bifocales o progresivos, lentes de contacto blandos o en sus diversas presentaciones, que sólo requieren de la graduación correcta y permiten ver de cerca, lejos o a un nivel intermedio.
Además, existe la opción de la utilización de lentes intraoculares que, incluso, pueden ser multifocales. En algunos casos, se puede recurrir a técnicas más avanzadas como la cirugía refractiva para corregir la curvatura de la córnea y así poder enfocar bien los objetos y recuperar la visión.
A estas soluciones convencionales se suma su propuesta True Visual Treatment (TVT). José Luis Monroy comenta que hay pacientes para los que resulta incómodo usar lentes de armazón o de contacto y tampoco quieren someterse a una cirugía.
Este tratamiento corrige la presbicia en una semana y consiste en adaptar un lente de contacto semirígido, permeable, en la córnea, el otro lente que compone al ojo. Además se aplican unas gotas que ayudan a cambiar su curvatura.
“El resultado es que este lente va a producir un moldeo al término del tratamiento, un cambio en la forma de la córnea que la convierte en multifocal. Esto va a permitir poder ver de lejos y cerca en largos y cortos espectros sin la necesidad de ningún otro dispositivo médico”, menciona.
El tratamiento sólo está disponible en la Ciudad de México, en el Instituto Médico de la Visión, donde cuenta con la aprobación regulatoria de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y ya se están llevando a cabo todos los trámites con las autoridades de salud correspondientes para realizarlo en otros países.