Talento de aquí a Marte

Héctor Nieto, Rafael Ruiz y José Antonio Galicia, los tres jóvenes mexicanos que viajaron a Houston para participar en el International Air and Space Program 2013, un concurso organizado cada año por la NASA, ganaron el segundo lugar con su proyecto, un robot llamado Hubble M-3.

El equipo de Héctor, Rafael y José Antonio, de 12, 13 y 14 años, respectivamente, se llamó “JetMars” y venció a grupos formados por jóvenes que son varios años mayores que ellos.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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Según datos publicados en el 2012 por El Economista, nuestro país es el cuarto “exportador de cerebros” del mundo
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Héctor Nieto, Rafael Ruiz y José Antonio Galicia, los tres jóvenes mexicanos que viajaron a Houston para participar en el International Air and Space Program 2013, un concurso organizado cada año por la NASA, ganaron el segundo lugar con su proyecto, un robot llamado Hubble M-3.

El equipo de Héctor, Rafael y José Antonio, de 12, 13 y 14 años, respectivamente, se llamó “JetMars” y venció a grupos formados por jóvenes que son varios años mayores que ellos.

Los chicos representaron a México y a Robotix, programa de robótica de Microbotix, la escuela de educación tecnológica más grande del país.

Los estudiantes de este instituto exploran su gusto por la ciencia y la tecnología a través de cursos impartidos en distintas sedes. Héctor, Rafael y José Antonio están en ella desde hace seis años.

El Hubble M-3

El dispositivo construido por los tres jóvenes mide alrededor de 60 centímetros por 60 centímetros y su peso es cercano a los 13 kilogramos. La versión que entregaron está en escala, y es diez veces más pequeña de lo que sería si visitara Marte, como se propone.

“El objetivo del robot es ayudar en la colonización de Marte, al remover escombros con sus garras”, manifestó José Antonio en una entrevista.

Según Rafael Ruiz, la idea es que levante y mueva rocas, limpiando zonas del Planeta Rojo para que visitantes de la Tierra puedan establecerse.

La construcción del Hubble M-3 llevó nueve semanas, de las que tres se dedicaron a perfeccionar la garra con la que toma los escombros del suelo.

De acuerdo a José Antonio, tuvieron que hacerla más de una vez pues en un principio era demasiado pequeña para cumplir su función, además de que solo podía moverse hacia arriba y abajo. En la versión final agregaron movimientos laterales.

Los premios de los jóvenes incluyeron un tour de las instalaciones de la NASA, así como un recorrido por el museo, conversaciones (y tips) de astronautas y una visita a la cámara de microgravedad. También obtuvieron una beca para participar en el certamen el próximo año.

Además, especialistas en aeronáutica espacial y robótica les dieron asesorías para mejorar esta versión de su robot, y los pequeños científicos afirmaron que fue el momento que más disfrutaron.

Pero no solo recibieron recomendaciones, sino también elogios de parte de los jueces y asesores de la NASA. “Nos dijeron que el tipo de robots que estamos armando son muy complejos [sic] para nuestra edad, y nos felicitan por estar haciendo este tipo de cosas técnicas”, señaló Ruiz.

El próximo paso para mejorar su proyecto será incorporarle una cámara fotográfica, siguiendo las recomendaciones de los expertos.

Fuga de cerebros

Estos tres talentos mexicanos son una historia más de potencial reconocido en otros países e ignorado en el territorio nacional. 

En este espacio se aludió al caso de Paloma Noyola, niña calificada como “genio” y “la próxima Steve Jobs” por la revista Wired, que dentro de México ha sido blanco de críticas y ha dejado de recibir apoyos gubernamentales a pesar de su habilidad para las matemáticas.

Según datos publicados el año pasado por El Economista, nuestro país es el cuarto “exportador de cerebros” del mundo, como consecuencia de la violencia, la escasez de empleos, la corrupción y los horarios de trabajo.

Y hace unos meses la encuesta “México, las Américas y el Mundo 2012-2013” del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) reveló que casi la mitad de los mexicanos se iría a otro país si estuviera en sus posibilidades.

La “fuga de cerebros” no es un fenómeno nuevo y casos conocidos como el de Guillermo González Camarena, inventor de la televisión a color, surgen con frecuencia en conversaciones en las que se discute la incapacidad del gobierno de aprovechar el talento de sus ciudadanos.

Situaciones como la de estos tres jóvenes, que a tan corta edad demuestran una capacidad destacada, recuerdan un hecho indiscutible: la llamada “fuga de cerebros” no significa que otros países tomen talento que pertenece a los mexicanos, sino que este se desperdiciaría si quienes lo poseen no recurren a organizaciones que los aprecian, aquí o en Marte.

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