La hipoacusia o sordera congénita es una condición en la que un bebé nace con algún grado de pérdida auditiva. Puede tener diversas causas, algunas de ellas genéticas, mientras que otras pueden surgir después del nacimiento, en cuyo caso se denomina adquirida.
Un estudio reciente realizado por el Instituto Mexicano de Otología y Neurotología S.C. (IMON) arrojó nuevas luces sobre las causas genéticas de la hipoacusia congénita. Según el doctor Gonzalo Corvera, director del IMON, aproximadamente dos tercios de los bebés que nacen con pérdida auditiva tienen un factor genético subyacente.
“Las causas genéticas de la hipoacusia congénita se clasifican en recesivas y dominantes. Las pérdidas auditivas recesivas, que representan la mayoría de los casos, se manifiestan cuando ambos padres aportan algún gen afectado al bebé. Sin embargo, si el bebé recibe solo una copia del gen afectado, no experimenta la enfermedad, pero puede transmitirla a sus descendientes”, detalla.
Su disminución o pérdida afectan la vida social de las personas, su desarrollo, su educación y su capacidad para el trabajo y las actividades diarias.
La hipoacusia –parcial o total– puede ser congénita o consecuencia de una enfermedad. pic.twitter.com/dVjtFcyb22
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Anteriormente, se estimaba que alrededor del 30 por ciento de los casos eran de origen genético, pero gracias a estos descubrimientos, ahora se cree que más de la mitad tiene una causa genética.
“Es importante destacar que, además de las causas genéticas, también existen factores no genéticos que pueden contribuir a la hipoacusia congénita”, indica. Por lo tanto, es fundamental realizar una evaluación exhaustiva para determinar el origen de la pérdida auditiva y proporcionar el tratamiento adecuado.
“Por eso vemos parejas, sin antecedentes conocidos de sordera en la familia, que tienen uno o varios hijos afectados. En este sentido, es probable que tengan antecesores con sordera. Por otra parte, si ambos padres padecen de hipoacusia las posibilidades de que sus hijos la padezcan siempre será mayor”, señala Gonzalo Corvera.
No obstante, el doctor menciona que al no ser tratado el o la paciente con sordera congénita tendrá repercusiones a mediano y largo plazo.
Entre las que destaca que el niño o la niña no aprenderá a hablar ni a leer, y se verá severamente coartado su desarrollo integral y sus posibilidades de ser independiente en el futuro.
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“Su educación en general se complica mucho; son relegados a trabajos menores, y se afecta, inclusive, su desarrollo intelectual. La prioridad es que adquieran un lenguaje para poder comunicarse; éste puede ser una lengua de señas, pero con la atención adecuada y a tiempo podemos, en la mayoría de los casos, darles suficiente audición como para que puedan adquirir lenguaje hablado.
“La sordera es de las discapacidades más severas que hay y, sin embargo, no se le da la importancia que realmente tiene; pocas personas se dan cuenta de lo difícil que es sobreponerse a ella”, informa.
Mecanismos de prevención
- En caso de detectar algún indicio de que el bebé no escucha bien, es importante acudir con un especialista para realizar un diagnóstico.
- Buscar un centro que se especialice en la atención de personas con pérdida auditiva, que tenga servicios de diagnóstico (audiología), rehabilitación (terapia) y médico (otología, neurotología).
- Los niños deben vacunarse contra meningitis, sarampión y paperas
- Estar atentos a las infecciones de oído y los traumatismos (si el bebé se cae de la cama, por ejemplo).
- Hay que evitar que los bebés se expongan a ruidos demasiado fuertes, y no fumar dentro de la casa cuando hay niños.
¿Cuáles son las causas?
La mayoría de las sorderas congénitas son a causa de un problema en el oído interno y estas puedes ser adquiridas o genéticas.
Adquiridas
Pueden ser por infecciones virales en la madre durante el embarazo (Rubeola, por ejemplo), o en el bebé después de nacido (sarampión, paperas, etc). Además, pueden ser por aplicación de medicamentos que dañan el oído (gentamicina y kanamicina) o durante y después del parto por falta de oxígeno, o infecciones bacterianas como meningitis.
Genéticas
Cuando el bebé nace y durante los primeros años de vida son muy frecuentes las sorderas que no se originan en el oído interno, sino que vienen por infecciones en el oído medio. A esto se le llama otitis media, lo cual es muy frecuente; se calcula que la otitis media afecta al 95 por ciento de los niños en algún momento de su vida.