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El 24 de febrero de 1669, Juana Ramírez profesó en el Convento de San Jerónimo para convertirse en Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer que siempre mostró un amor puro por el saber y por darle voz a las minorías.
Este 2019 se cumplen 350 años de aquella profesión de fe, 40 de la fundación de la Universidad del Claustro de Sor Juana, lugar donde descansan sus restos, y, ahora, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) nombró como Memoria del Mundo los documentos que se tiene de y sobre la religiosa, por lo que es importante rescatar el trabajo de esta literata mexicana.
Hacer un ejercicio de memoria para entender lo que pasó en la vida de un ser que marcó la historia de México, de la literatura y de la mujeres por acceder al conocimiento, permite abrir una ventana para reflexionar sobre lo qué ha pasado con las mujeres en estos últimos 350 años.
“Si vemos cuáles eran las opciones de Sor Juana, nos damos cuenta que tenía dos: o casarse o entrar al convento. En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, por ejemplo, Sor Juana dice, ‘yo no tengo vocación para el matrimonio y a mí me gustaría vivir en soledad, no tener nada de ruido ni contacto con ninguna comunidad, pero los doctos me han convencido de que lo más decente para mi salvación es entrar al convento’. Nos damos cuenta que ahí hay una pugna entre la vocación y el deseo de Sor Juana y lo que la sociedad en ese momento le ofrecía”, explica Carmen Lopez-Portillo, rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, la escritora va contando su vida, por ejemplo, a los tres años seguía a su hermana, porque quería que le enseñaran a leer. A los ocho años escribió una loa y aprendió latín en 11 lecciones. También, para hacer la defensa de su vida y su educación, cita a un grupo de mujeres que a lo largo de la historia habían incidido en su derecho a la palabra, al conocimiento y al saber
Hay un momento en el que ella dice ‘que revelación de la iglesia o que mandato de la razón ha hecho para nosotras tan severa ley, porque lo que le es permitido a otras personas, a nosotras nos es negado’ y entonces, va citando a una serie de mujeres que han tenido la posibilidad de participar, escribir, pensar, opinar o incidir en la vida de sus comunidades.
“Es una defensora de los derechos de las mujeres que habló por muchas de sus amiga y que sigue hablando por nosotras, por todos nosotros, porque no solamente fue por ellas, ya que abogó por los derechos de los indios, de las minorías, de los negros. Era una mujer muy consciente de la estructura de la sociedad; entonces, habla, de alguna forma, por las diversidades”, opina López-Portillo.
¡A celebrar!
Para conmemorar los 40 años de la fundación de la Universidad del Claustro de Sor Juana, la institución ofrece las siguientes actividades:
> Los estudiantes del Colegio de Gastronomía ofrecerán La Pasarela Gastronómica el 26 de abril en el Gran Claustro de la Universidad.
> Inaugurarán el Altar de Muertos, del artista plástico Antonio Martorell, el miércoles 30 de octubre.
> Se publicará un Coffe Table Book que tratará el origen del convento, la vida mística de las monjas jerónimas y contará con entrevista de personajes importantes.
> La Lotería Nacional emitirá un boleto conmemorativo para el sorteo del miércoles 24 de abril.
> En noviembre se anunciará al ganador de la Presea Sor Juana 2020.
> El Festival Almagro, España, tendrá como figura central a Sor Juana Inés de la Cruz.
> Del 8 al 10 de noviembre se realizará en la Universidad el “Encuentro Internacional Sor Juana y su Mundo”.
Una vida de atrevimiento
Para la rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, lo que estructura la totalidad de la obra de esta pensadora es el amor a la libertad. Y eso se puede comprobar a partir del análisis de tres dimensiones.
Todos los seres humanos nos vinculamos con el otro, con lo que trasciende y con uno mismo, y Sor Juana, de una manera inteligente, lo hizo siempre desde la libertad y la valentía.
Había una discusión medieval que buscaba saber cuál era la mayor bondad de Cristo, la conclusión de Sor Juana fue que si Dios nos hizo libres, no hacernos favores, son los beneficios negativos, es decir, explica López-Portillo, “si tú me haces libre a mí, no me pidas que me porte de una cierta manera, no me pidas ni reciprocidad. No me pidas nada. Si yo soy libre, deja que en esa dimensión mi libre arbitrio, mi voluntad, mi entendimiento, reaccione; entonces, la mayor bondad de Cristo son los beneficios negativos, es decir, lo que deja de hacer, nos deja en libertad, ese es el primer nivel de la vinculación del ser humano, lo que te trasciende, te deja en libertad”, asegura la académica.
El segundo nivel es entre los seres humanos, opinaba la religiosa, que si Dios nos hizo libres, tú que eres mi igual, déjame en libertad, es más, vinculémonos desde la libertad y desde el respeto. Por ejemplo, dice Sor Juana, el amor más cumplido es el que no exige correspondencia, si yo te amo, tú no tienes la obligación de amarme de regreso, eres libre, porque los vínculos más plenos entre los seres humanos son aquellos que permiten que cada quien cumpla con ser.
El tercer nivel es una vinculación con uno mismo que se cumple a través del saber; entonces, dice Sor Juana que “el amor al saber tiene que darse por amor al saber, no para apropiarme de la información, no para manipular el conocimiento que yo tengo, no para apoderarme del mundo, no, el saber que yo quiero tener es por amor al saber, porque las ventajas en el entendimiento lo son en el ser. Si yo sé más, si yo conozco más, yo soy más como ser humano”.
Otra de las virtudes de Sor Juana Inés de la Cruz era su valentía, la cual mostraba a través de sus poemas. “Yo voy a medir mis armas con Aquiles, ya sé a priori que me va a hacer pedazos, pero mi valor no se expresa por ganarle, sino por atreverme. Es el atrevimiento de lanzarte al cielo sabiendo que se te van a derretir las alas, y te vas a caer tratando de alcanzar el sol, pero ese atrevimiento es lo que vale la pena”.
López-Portillo dice que por eso es desde la gracia donde la religiosa hablaba para reconocer que la razón no basta, que a lo mejor lo que basta para acercarnos al otro, a lo que trasciende y al conocimiento, es el afán.
“En El divino narciso hay un poema en donde le da voz a los indios mexicanos, ella les hace decir lo siguiente, le está hablando al conquistador, ‘bueno, tú me podrás tener aquí vencido, torturado, sometido, y me puedes matar, pero nunca vas a lograr que yo aquí, en mi corazón, diga que venero al gran dios de las semillas’. Es decir, te pueden someter, pero nadie va a poder apoderarse de lo que tú en verdad quieres y crees”, asegura la rectora.
Por lo que para ella, es importante recuperar ese afán, ya que la vida es muy compleja y no sabemos hacia dónde va, pero ante lo que nos pase, nuestra responsabilidad es saber cómo vamos a responder. “Eso es lo que tenemos que retomar de Sor Juana, el amor y la lucha por la libertad que se logra por el saber”.