Soñar, el súper poder infantil, retratado por Roger Omar
El escritor Roger Omar se dedica a recolectar los sueños de las personas en diferentes partes del mundo y, tras recopilar cientos de niñas y niños mexicanos, publica el libro Luna Sandía (Alas y Raíces, 2019), donde comparte 30 historias de nueve regiones del país
Fernanda MuñozKaren Janet, de 9 años, estaba en una panadería y no había bolillos. Al voltear a ver a la mujer que atendía el lugar, se percató de que era la muerte, lo que la hizo salir huyendo. Lo que le pasó a Karen no fue real sino un sueño, una escena totalmente creada por su mente. Y aunque sólo fue eso, no lo olvidó y lo escribió detalladamente en un diario que Roger Omar le entregó.
Roger es un escritor mexicano, quien, desde 2002, se volvió un recolector de sueños. Y así como a Karen, a diferentes niños y niñas de distintas partes del mundo les ha entregado una pequeña libreta para que puedan escribir lo que sucede en su mente durante las noches.
“Es una actividad en la que le pido a los niños, generalmente son grupos de algún colegio, que escriban sus sueños durante un periodo de tiempo, y les doy un cuaderno que se convierte en su diario”, detalla el escritor.
De ese modo, recolectando sueños, fue que Roger Omar creó el proyecto “El monstruo de colores no tiene boca”, una colección de sueños ilustrados que se puede apreciar en el portal web del mismo nombre.
Del archivo de sueños recopilados desde el 2002, Omar eligió 30 escritos por niñas y niños mexicanos para lanzar Luna Sandía (Alas y Raíces, 2019), su más reciente libro, elaborado junto con seis ilustradores.
En esta publicación también se puede encontrar el de Mónica Ivette, una niña de 9 años originaria de Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca, a quien, en el sueño, sus padres abandonaron en el mar donde, afortunada y espontáneamente, estaba su prima.
“Soñé que un día fui al espacio, que las estrellas eran piñatas y el Sol una pelota, la Luna era una sandía y los planetas anillos”, escribió Hugo Emanuel, de 9 años, originario de la ciudad de Oaxaca.
Para Omar, sueños como los de Kevin son muy peculiares porque describen algo que tal vez los niños no se atreverían a decir en voz alta, pero sí a escribir.
Además, asegura que escribir los sueños es una muy buena excusa para que los más chicos entablen un diálogo con su familia y con sus compañeros de escuela, una oportunidad de comunicarse, de abrirse, de compartir.
Un sueño similar de Roger Omar
Roger Omar ha viajado por España (donde actualmente vive), Alemania, Israel, Brasil, Cuba y Francia, entre otros países, para recolectar sueños, y aunque de todas esas experiencias ha leído cientos de historias muy distintas, hay algunas que llegan a ser parecidas.
Por ejemplo, en España, México y Cuba tres niños que no se conocían entre sí tuvieron el mismo sueño, pero cada uno actuó diferente. Todos soñaron que llovía dinero y, mientras que el de México salía a la calle a recoger las monedas con una cubeta, el de España se volvía rico porque su casa no tenía techo, y el de Cuba corría de miedo con su mamá.
“Es curioso porque uno podría pensar que las variaciones en dicho sueño muestran la dinámica de cada país, pero yo no interpreto los sueños, solamente los considero piezas literarias para ser ilustradas”, asegura.
Luna Sandía fue ilustrado por cinco mexicanas, Jimena Estíbaliz, Daniela Martín del Campo, Pamela Medina, Gala Navarro y Mariana Roldán, y por un venezolano residente en Guadalajara, Manuel Vargas. Cada uno le dio su toque personal a los sueños de los niños y niñas.
Una cualidad de los sueños del libro es que, salvo la ortografía, nada fue corregido ni cambiado. Los textos se presentan tal y como fueron escritos originalmente por los niños.
Además de los 30 sueños y sus correspondientes ilustraciones, en las páginas finales de Luna Sandía los ilustradores y Roger comparten un sueño, de ese modo, los lectores conocen más de cada uno.
Después de esta publicación, Roger planea seguir publicando sueños ilustrados, como la serie de acordeones dedicados a los sueños de niños de distintos países (Instagram: @elmonstruodecoloresnotieneboca). Mientras tanto, invita a seguir apoyando la literatura hecha por los más chicos, pues, así como los adultos, son capaces de escribir y contar cosas que pueden despertar el interés de todos.