Hay una pregunta que puede llegar a aterrar a algunos hombres y mujeres cuando a su interés romántico o sexual se le ocurre pronunciarla y es: “¿Qué somos?”. Pero responder a esta interrogante ya no es tan complicado como solía serlo. Y esto se debe a la interacción en las plataformas digitales, a la ligereza con la que se crean y rompen los compromisos o los lazos sentimentales y, claro, a las nuevas formas de ligar y conquistar a una persona.
Hoy ha quedado en el olvido el típico “it’s complicated” (o “es complicado”) que inclusive es un estatus de relación para la cuenta de Facebook, y en su lugar ha llegado un nuevo tipo de relación (si es que se le puede llamar de esa manera): “situationship” (que en español se traduce como “en una situación”, ya que fusiona la palabra relación y situación, en inglés).
Estar en “una situación” puede o no conllevar que haya intimidad sexual y se pueden –o no– formalizar las cosas.
Y es que “salir” o “quedar” con alguien no son suficientemente buenas como para describir que se tiene “algo” con alguien o que al menos se busca exclusividad (sin noviazgo de por medio). Razón por la que este 2017 nació el término “en una situación”.
Estar en “una situación” es también la forma en la que actualmente se describe al estatus en el que dos personas no están en una relación formal pero sí están involucrados. Como dice Carina Hsieh, quien acuñó el término en la revista Cosmo.
Una situationship también es aquella situación en la que no hay “prisa” por definir hacia dónde va la relación, pero sí establece cierta exclusividad para ambas partes.
Todo suena muy moderno, cómodo y hasta divertido, pero al igual que en el caso de los amigovios, siempre habrá alguien que saldrá lastimado y con repercusión a nivel psicológico y emocional. Y la falta de compromiso provoca que la exclusividad también se vea afectada cuando se está en “una situación”.
Algunas de las razones por las que han proliferado las relaciones de este tipo son la gran cantidad de matrimonios o relaciones fallidas, el hecho de que las parejas se conozcan de manera digital y la convivencia por medio de redes sociales.
Para Antonini, no todos están hechos para este tipo de relaciones a la ligera, ya que las personas tienen necesidades distintas. La psicóloga indica que quienes están en medio de una relación informal deben establecer qué libertades tendrán cada una de las partes para así tener un proyecto en conjunto.
El título ya no importa
El término “amigovio” ya está en el Diccionario de la Real Academia Española, Facebook tiene la opción de poner “es complicado” en el estatus sentimental y hay más formas de llamar al hecho de tener “a alguien”.
La relatividad del amor
Las relaciones o los conceptos estilo “en una situación” o de amigovios (amigos con derechos) solamente terminan en lágrimas.
Esto porque el hecho y la perspectiva del amor se ven altamente alterados. El amor se vuelve efímero y pasa a segundo plano, las personas ven en la pareja a un amigo que a la vez es un compañero sexual y tanto hombres como mujeres terminan “perdiendo” cuando llega la hora de querer sanar el corazón.
Y es que andar “de free” y/o estar en una relación en la que dos amigos tienen todos los derechos pero ningún compromiso tiene sus consecuencias.
Una de las partes –por lo general la mujer– espera más de la relación y, por ende, su autoestima, confianza y salud mental se ven alteradas.
Esto sin contar que este tipo de relaciones aumentan el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual. Estar “en una situación” representa aún mayor riesgo debido a que la exclusividad no siempre se respeta e inclusive se fomenta que el tipo de vínculo que se tiene sea de carácter “abierto”.
La psicóloga clínica nacida en Buenos Aires, Celia Antonini, señala que la gran diferencia entre una relación formal y andar de free o en relaciones tipo “en una situación”, se distinguen por el nivel de compromiso. “Los amigovios no tienen compromisos entre sí. Se ven y se relacionan cuando tienen ganas o cuando coinciden sus intereses, pero no generan compromiso en la relación. Son encuentros consensuados para tomar algo, para contarse sus cosas y/o para tener sexo. Lo que se dé está bien. No siempre se encuentran para tener relaciones sexuales. Muchas veces se encuentran para conversar, ir al cine o a comer algo. Eso es una relación de amigovios, abierta y relajada”.
El gran problema de tener un compromiso de pareja “light” es que se cae en lo “gris”, dice Antonini, “un punto medio donde el equilibrio de la relación es muy precario. A la larga se vuelca hacia la amistad y se abandona la intimidad o se transforma en una relación de pareja que crece y tiene proyectos o se pierden ambas cosas, es decir, al amigovio. Mantenerse en una relación así a lo largo del tiempo es muy difícil y se vuelve imposible de sostener.
Alguna de las partes necesita más o menos de la relación. Amigos con beneficios son dos cosas a la vez: mitad amigo, mitad novio. Y en algún momento la proporción se desbalancea y se rompe”.