Soy ‘gordi flaco’
Gordibueno, gordiflacos o lo que en inglés se conoce como skinny fat es tan dañino como la anorexia o cualquier otro desorden alimenticio o padecimiento relacionado a la nutrición.
De hecho, por cada persona que padece anorexia, hay 10 más que tienen megarexia, que es completamente lo contrario.
Los megaréxicos consumen grandes cantidades de comida chatarra y no se nutren, pero cuando se ven al espejo, su cerebro distorsiona la imagen, por lo que se ven –y sienten– delgados. Esta distorsión de imagen se da incluso cuando se trata de obesos mórbidos.
María Alesandra Pámanes
Gordibueno, gordiflacos o lo que en inglés se conoce como skinny fat es tan dañino como la anorexia o cualquier otro desorden alimenticio o padecimiento relacionado a la nutrición.
De hecho, por cada persona que padece anorexia, hay 10 más que tienen megarexia, que es completamente lo contrario.
Los megaréxicos consumen grandes cantidades de comida chatarra y no se nutren, pero cuando se ven al espejo, su cerebro distorsiona la imagen, por lo que se ven –y sienten– delgados. Esta distorsión de imagen se da incluso cuando se trata de obesos mórbidos.
Los términos coloquiales como gordibuenos no sólo son un juego, también son un reflejo de la falta de conciencia y de los problemas de salud y nutrición por los que atraviesan países como México.
En lo que va de este año, alrededor de 150 pacientes con megarexia fueron atendidos en la Clínica de Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México.
El 70 por ciento de la población con sobrepeso u obesidad en México se cree “delgado y sano”.
Las personas con megarexia viven fuera de la realidad, así que evitan tomarse fotografías y comprarse ropa.
La psicóloga y autora del libro “Hijos gordos”, Martha Alicia Chávez, señala que en tan sólo en la Ciudad de México, ocho de cada 10 niños tienen megarexia y no se dan cuenta de su problema de sobrepeso u obesidad.
“Pero, como en el caso de los anoréxicos, la imagen que refleja el espejo, y que no coincide con la percepción que tienen de su cuerpo, no les hace cambiar de opinión, por lo que es necesario que su familia les ayuden a ver la realidad, y normalmente necesitarán apoyo profesional que les oriente sobre el trastorno que padecen, y de un especialista en nutrición que determine las pautas de una buena alimentación para que empiecen a perder peso, mejorando, al mismo tiempo, su deteriorado estado nutricional”, indicaron las psicólogas Tania Elpihue Villa Hernández y Claudia Díaz, quienes trabajaron en un reporte sobre esta problemática, junto al doctor Adolfo Alejandro Velasco Medina, coordinador de la Clínica de Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México.
La megarexia es un disparador de enfermedades crónicodegenerativas, tales como males cardíacos, diabetes e hipertensión.
En México, los problemas como megarexia también son los causantes de que la población no se atienda o no tome medidas preventivas para combatir la obesidad y sobrepeso.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay más de 41 millones de niños con sobrepeso. Y en México, la prevalencia a nivel nacional de obesidad y sobrepeso en niños de entre cinco a 11 años fue de 34.4 por ciento, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) del 2012.
El 35 por ciento de los niños en México tiene obesidad y/o sobrepeso y el 73 por ciento de adultos padece estos problemas. De los cuales, la mayoría tiene megarexia.
Casi cuatro de cada 10 adolescentes tiene sobrepeso u obesidad (prevalencia combinada 36.3 por ciento), de acuerdo a las cifras de Sobrepeso y Obesidad en México-ENSANUT MC 2016.
Y siete de cada 10 adultos (prevalencia combinada de 72.5 por ciento) continúa padeciendo exceso de peso (sobrepeso u obesidad) respecto a la cifra de 2012 de 71.2 por ciento.
En el caso de los pequeños con obesidad y sobrepeso, hay un factor que influye directamente en que desarrollen megarexia: sus madres. Éstas pueden o no ver al niño con evidente sobrepeso, pero siguen alimentándolo con porciones que rebasan lo que necesita y con platillos altos en grasa, aceite y azúcar.
A su vez afecta que la venta de comida chatarra aumentó 26.7 por ciento en la país, entre el año 2000 y el 2013.
‘Gorditos felices’
Para saber si se padece megarexia es importante tomar en cuenta factores como los malos hábitos alimenticios y la distorsión del esquema corporal. La persona está orgullosa de su físico e inclusive dicen que ser “gordito” es sinónimo de fuerza y vitalidad. No hacen algún tipo de dieta, ni ejercicio y llevan hábitos de vida poco saludables.
Y claro, tienen una ingesta excesiva de las llamadas calorías “vacías”, las cuales se encuentran en papas fritas y dulces. Además, en la mayoría de los casos de megarexia también está presente la anemia.
El déficit de nutrientes que tienen los megarexicos provoca una alteración bioquímica cerebral (tal como sucede con los casos de anorexia), por lo que las personas no están conscientes de que padecen la enfermedad.
Por dicha razón, hay muchas personas con sobrepeso que también tienen megarexia no diagnosticada y, por ende, terminan siendo obesas.
Contra la megarexia
Para evitar que los niños se vuelvan megaréxicos es importante que sus padres los lleven a centros de salud, para que éstos alcancen su peso y talla ideal. Además, se deben tomar en cuenta lo siguientes factores:
Servirles raciones adecuadas (los niños no comen igual que los adultos).
Evita darles bebidas con alto contenido de azúcar.
Deben hacer tres comidas al día. Los pequeños deben tener horarios de comida (y no salirse de los mismos).
Las comidas deben ser de por lo menos 30 minutos (y deben masticar lo más que se pueda)
Procura que practiquen actividad física y tengan buenos hábitos de sueño.