Sin shampoo
Existe una tendencia, conocida en Estados Unidos como “no-poo”, que consiste en dejar de utilizar el shampoo convencional para el lavado del cabello. De hecho, hay quienes presumen de no utilizar este producto en varios meses, e inclusive un año.
Sin embargo, esto no significa dejar el cabello sucio, sino reemplazar el shampoo convencional por productos más naturales, entre los que destacan el bicarbonato de sodio y el vinagre de manzana.
Dolores González
Existe una tendencia, conocida en Estados Unidos como “no-poo”, que consiste en dejar de utilizar el shampoo convencional para el lavado del cabello. De hecho, hay quienes presumen de no utilizar este producto en varios meses, e inclusive un año.
Sin embargo, esto no significa dejar el cabello sucio, sino reemplazar el shampoo convencional por productos más naturales, entre los que destacan el bicarbonato de sodio y el vinagre de manzana.
Las embajadoras (pues la mayoría son mujeres) del “no-poo” aseguran que ahora tienen un cabello más saludable, brilloso y suave, y argumentan que el shampoo convencional daña el cabello más de lo que lo limpia.
“Me lavaba el pelo todos los días y como quiera lo traía muy seco, así que me lo empecé a lavar un día sí y un día no, y me di cuenta que no se me ensebaba, y ahora ya dejo pasar varios días sin lavarlo”, comenta Teresa Martínez, quien comenzó el tratamiento el invierno pasado.
Aunque los estudios por especialistas sobre este tema son escasos, lo cierto es que una ‘limpieza’ diaria del cabello puede resultar contraproducente para el cuidado y salud de éste y el cuero cabelludo.
Adiós shampoo
La teoría comprobada en la que se basa el método del “no-poo” es que el uso de shampoo diario no es recomendado por dermatólogos y otros especialistas.
Y es que al lavar el cabello se elimina la grasa natural producida por las glándulas sebáceas que es necesaria para la salud de éste. Por lo que la resequedad ocasionada al usar shampoo todos los días provoca una sobreproducción de grasa en el cuero cabelludo.
Dermatólogos coinciden en que lavarse el cabello alrededor de tres veces a la semana es lo más óptimo.
“Si se trata de un cabello normal, con lavarlo tres veces a la semana es suficiente”, dicta George Papanikolas en una entrevista con la revista InStyle.
El estilista de Hollywood agrega que quienes tienen cabello rizado, la frecuencia se puede reducir hasta una vez por semana.
De esta manera se permite que la grasa natural se disperse a lo largo del cabello dándole no sólo los nutrientes necesarios para evitar problemas como puntas quebradas y resequedad, sino también se obtiene un brillo natural.
Higiene moderna
Otro de los argumentos utilizados a favor de la tendencia “no-poo” es que el uso del shampoo, así como el hábito de ducharse todos los días son relativamente nuevos en la historia de la humanidad.
Fue hasta que se aceleró la urbanización durante el siglo 20 que se popularizó la idea de bañarse con mayor frecuencia y de lavarse el cabello con un jabón especial para ello. De hecho, en Estados Unidos el primer shampoo salió al mercado en la década de 1930. Anteriormente la gente solía usar en el cabello el mismo jabón que utilizaba para lavar la ropa y la frecuencia de lavado era mensual. Para 1970 ya se había arraigado la idea del lavado diario del cabello.
Algunos especialistas incluso culpan al ‘boom’ de la publicidad en Estados Unidos de la creación de estos hábitos de higiene personal. Katherine Ashenburg destaca la correlación entre ambos en su libro “The Dirt on Clean”: “Se les convenció a los estadounidenses de que su aliento y sus axilas olían mal”.
¿Cómo funciona?
Quienes se han vuelto ‘expertas’ en el método “no-poo” recomiendan hacer la transición de manera gradual para ‘acostumbrar’ al cuero cabelludo a nivelar la producción de grasa ahora que ésta no es eliminada diariamente con el shampoo convencional. Este periodo puede durar desde dos hasta seis semanas, según los hábitos y el tipo de productos utilizados anteriormente.
Durante esta etapa de transición se recomienda utilizar productos neutros los días de lavado, mientras que el shampoo seco es una opción para los días en los que no se lava el cabello en la ducha. Este consiste en un polvo que absorbe la grasa del cuero cabelludo.
Después se podrá sustituir el shampoo por productos naturales. El sitio web nopoomethod.com recomienda utilizar una cucharada de bicarbonato de sodio mezclado con agua para lavar el cabello, y enjuagarlo después con un poco de vinagre de manzana y agua.
Mexicanos: campeones en shampoo
La tendencia del “no-poo” se ha vuelto popular en Estados Unidos y Australia pero probablemente tarde en ser aceptada en México.
Un estudio de la consultora Nielsen reveló que los mexicanos son quienes se lavan el cabello con mayor frecuencia a nivel mundial con un promedio de 7.7 veces a la semana, y en regiones calurosas del país, la frecuencia casi se duplica con 14 veces.
El promedio global se encuentra entre tres y cuatro lavadas semanales.
Esto nos posiciona como los mayores consumidores de shampoo con siete kilos de producto anuales per cápita.
De igual forma, México es el país que más consume moldeadores para el cabello. Según un estudio realizado por la empresa Dove, el 80 por ciento de los mexicanos utiliza diariamente algún gel, spray, crema o espuma para peinarse.
Sin embargo, esto no es sinónimo de cabello saludable, pues el 50 por ciento de mexicanos ha padecido problemas de caspa, según datos de la Academia Mexicana de Dermatología.