Con tan sólo 17 años, el músico Diego Solórzano logró destacar a Los Dynamite en el panorama musical, quienes a principios del año 2000 mezclaron el indie-rock, y el new wave. A pesar de su breve trayectoria, su álbum debut Greatest Hits se convirtió en un disco de culto en la escena independiente de México.
Tras 12 años en un mundo que avanza a una velocidad vertiginosa, la banda mexicana vuelve con un sonido que captura la esencia de su juventud.
“Fue un tiempo muy difícil, en ese entonces tenía 17 años, sin ninguna referencia musical, incluso, no tenía letras tan profundas como ahora. Ahora con este regreso traté de ponerle muchas guitarras y complementarlas con todo lo que viví en este momento”, cuenta Diego Solórzano a Reporte Índigo.
El guitarrista asegura que busca mantenerse fiel a sus raíces de rock puro: dos guitarras y bajo, No aspira a ser otra cosa que lo que es, recordando a joyas musicales como Joy Division, Blue Raif, Los Ramones, The Fools y The Strokes. La belleza radica en la simplicidad de un proyecto que no pretende ser más allá de lo que es.
“Rey Pila se llevó todo el tiempo de mi concentración, no me permitió pensar más allá. Después de la pandemia tuve ganas de regresar a los escenarios, esas ganas que sentí como cuando era más joven, pero ya agregando estas referencias musicales y todo lo aprendido”, agrega.
El resultado de esta proceso se plasmará en un disco que será lanzado el próximo año. el estreno de “Fondos insuficientes”, sencillo que llega después de “1990”, “Ski Mask” y “Fila 14” y producida por los hermanos Santiago y Patricio Mijares, integrantes de la banda de nicho Big Big Love.
La pieza “Fondos insuficientes” habla sobre esa urgencia de fama que a muchos invade y la ansiedad que conlleva la misma.
“No sé si sea porque soy más grande, pero con esta canción cuento ese sentimiento de querer ser famoso, de estar buscando que te vean, no solo con la música, sino en la escena del cine, los escritores, todo lo que tiene que ver con las artes.
“Yo identifico este sonido y la composición de estos momentos como una fotografía, una instantánea que congela un momento determinado, porque regresar a la escena musical 12 años después, es ver un mundo que se mueve rapidísimo”, detalla.
La reflexión sobre la evolución de la industria musical es palpable. La intención de ser famoso ya no es el impulso principal.
Además, el músico confiesa que con los Dynamite no busca darle tanta profundidad; pues su intención es buscar la libertad creativa desde un proceso de composición muy personal.
“El proyecto sale del recuerdo de aquellos tiempos. No puedo hacer algo nuevo con Los Dynamite, porque saldría otra cosa, es lo que es: una banda de rock, que no pretende ser otra cosa que no, no tiene tanta profundidad y eso es lo bonito de un proyecto”, considera Solórzano.
En el 2000, Los Dynamite crecieron junto con la aparición de las redes sociales, como Myspace y el surgimiento de Facebook. A pesar de su omnipresencia, no afectaron la esencia de la banda, cuyo creador confiesa no ser un aficionado de estas plataformas digitales.
“No soy de redes sociales, Facebook no me gusta no va conmigo, no lo digo como un viejo, o que están mal, pero para mi no es una forma de comunicación; intenté algunas veces, pero es tan frívolo que me parece medio mentiroso”, revela.
Con una carrera que se extiende por más de 20 años, el líder de la banda narra sus reflexiones sobre cómo la música ha sido su compañera constante en el viaje del tiempo, con la cual no espera el reconocimiento internacional, pues su intención, quizá y hasta “inocente” era hacer canciones.
“La música no puede ser igual que hace 20 años, y eso es algo natural. Nunca lo hice con afán de buscar otra cosa más que crear. No pensaba qué iban a decir, si iba a funcionar, hacía porque me gustaba. Para mí lo más importante es trabajar con mi visión, ha sido difícil porque es remar contracorriente con lo mainstream, lo busqué en su momento, pero nunca se logró. Ahora lo que tengo es ser lo más honesto conmigo”, concluye Diego Solórzano.