Mucho se podrá hablar de Silvia Pinal como la figura pop que llegó a tener presencia en Televisa durante la segunda mitad del siglo XX, o de su paso en la cinematografía de Luis Buñuel con películas como Viridiana (1961), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1965), pero lo cierto es que esta actriz tuvo momentos sobresalientes al inicio de su carrera que merecen ser recordados.
El historiador de cine y crítico fílmico Jorge Ayala Blanco comparte con Reporte Índigo, con motivo del homenaje que hoy se le rendirá a Pinal en el Palacio de Bellas Artes, que existen tres distintas versiones de esta celebridad.
“La primera sería antes de Buñuel, antes de los años 60; después vendría este intermedio que son las tres películas con el cineasta español y, posteriormente, lo que es para mí una post-Silvia Pinal; de hecho, son tres personajes completamente distintos”, resalta Ayala Blanco.
El maestro de 80 años destaca y subraya que Pinal era considerada un símbolo sexual y de atracción para miles de mexicanos al inicio del siglo pasado, por ejemplo, la primera película que resalta es Locura pasional (1956), dirigida por Tulio Demicheli, que fue la segunda colaboración con este director, que además la hizo acreedora de su primer Premio Ariel como Mejor Actriz.
“Mi primer contacto con las películas de Silvia Pinal fue con un personaje que para mí encarnaba la sensualidad, es la Silvia Pinal que acompañó, lo confieso, mis fantasías eróticas adolescentes. Vamos a los 14 años, yo me encontré con este largometraje al que, evidentemente, no podía yo acceder, por lo menos en la sala de cine, al área de luneta, había que irse a salas de segunda o tercera y ahí me topaba a este personaje realmente inquietante, era una mujer extraordinariamente bella”, revela Ayala Blanco.
Con el paso del tiempo, las grandes actrices del cine de oro mexicano han fallecido, empezando por las grandes como Dolores del Río, Kathy Jurado, María Félix y más recientemente Rosita Quintana. Para Ayala Blanco, de ese momento espléndido del séptimo arte todavía sobreviven Elsa Aguirre y Alma Rosa Aguirre, las que, junto con Pinal, serían las últimas divas de este consagrado hito de la cinematografía nacional.
“Cuando realmente significaba algo, ser una diva y un sex symbol mexicano, le guste o no le guste a la actual Silvia Pinal o a sus adoradores, ella permanece en mi memoria como el gran sex symbol de mi adolescencia”, platica el experto.
El académico e historiador manifiesta que es imperante tener en mente que Pinal no es sólo lo que hizo en sus años de estrellato frente a la televisión o la trayectoria que ha tenido en el teatro musical o al frente de la trilogía con Buñuel, la actriz merece ser recordada por más producciones que la posicionaron en su ahora trascendente carrera artística.
“Con o sin Viridiana, con o sin Buñuel, con o sin la televisión, Silvia Pinal seguiría siendo una extraordinaria diva (…). La única versión que tenemos de un equivalente del mito de Marilyn Monroe sería Silvia Pinal; uno, es la rubia; dos, es una mujer con un cuerpo formidable y tercero, era una mujer extraordinariamente graciosa, que jugaba entre la ingenuidad y el libertinaje“, argumenta el experto.
Anécdotas personales
Ayala Blanco conoció personalmente a Silvia Pinal en una ocasión, pero aclara que no la trató a profundidad, pero sí cruzaron palabras durante un rodaje en la Ciudad de México; por lo que aquí comparte este recuerdo que guarda en su memoria.
“No puede decirse que ‘traté’ a Silvia Pinal, pero iba mucho a los Estudios Churubusco a ver rodajes y un día me enteré de que estaba en México, para mí, el más grande director de cine en el mundo. Porque, incluso, más importante que haber trabajado con Buñuel, es el hecho de que la actriz haya hecho mancuerna con Samuel Fuller, el director y gran estilista de cine independiente norteamericano”, explica Blanco.
Este recuerdo es sobre la filmación de la cinta Shark (1969), que se estrenó dos años después de su producción bajo el nombre Arma de dos filos, en México; Ayala Blanco afirma que el haber estado presente en el rodaje fue la mejor lección de cine que ha recibido en su vida.
“Estando en el set, pues me acerqué a ella y comenzamos a platicar, para mi sorpresa me encontré con una mujer extraordinariamente seductora y abierta, con la que podía platicar como si fuéramos grandes amigos de toda la vida. Es una de las mañanas más recordables de mi existencia, el platicar un par de horas con ella entre ensayo y ensayo, con esta diva del cine nacional. Era una mujer realmente fresca, extraordinariamente graciosa también en la vida real y eso me consta”, agrega.
¿Heredará el legado Silvia Pinal?
Cuando se termine el camino de esta actriz y de las demás sobrevivientes del cine de oro nacional, ¿quién podría tomar la estafeta de este ícono en el campo de las artes que ella abarcó? Ayala Blanco considera que este tipo de luminarias se acabaron ya.
“No puede haber equivalente de Silvia Pinal, ni una heredera, porque el starsystem ya murió. Estamos hablando de la época de los grandes estudios que existían y que se perdieron. No puede existir nadie que tome la estafeta, ¿por qué? Porque ya no la hay, ya no existe ese tipo de cine, es más, ya no existe un cine mexicano. Es que estamos hablando de una diva que es previa a la televisión de los años 50 y que no necesita del teatro, es un producto eminentemente cinematográfico”, comparte.
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