La Malaria, una enfermedad que ha logrado quitarle la vida, sólo en 2017, a un aproximado de 435 mil personas, el 90 por ciento de ellas en África, sigue siendo discutida entre diferentes investigadores y científicos internacionales, al querer buscar la mejor respuesta para su erradicación.
Aunque la presencia de esta enfermedad, originada en África, se registró desde hace siglos, no fue sino hasta el 2007 que una de las parejas más importantes del mundo, Bill y Melinda Gates, decidieron actuar, a pesar de que ya se contaba con cierto auxilio por parte de las organizaciones de salud.
En Seattle, Washington, los filántropos se reunieron con científicos para pedir la erradicación mundial de la Malaria. Y aunque instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) sabían que esa petición era arriesgada debido a los millones de casos registrados con el virus, aceptaron la propuesta y comenzaron a lanzar los preparativos para ello.
Sin embargo, 12 años después del acuerdo con los Gates, la agencia especializada de la ONU avisó a la prensa que la erradicación de la Malaria no era factible.
En 2015, la agencia lanzó la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016-2030, en la que asegura que entre los problemas más importantes que hay en la lucha contra la enfermedad está la falta de una financiación sólida y constante, internacional y nacional.
La fundación Bill y Melinda Gates publicó el año pasado que los involucrados reconocían ser sólo una pequeña parte de una lucha global más amplia, pero que eso no les impedía seguir de pie para erradicar la enfermedad.
“Hasta la fecha, nos hemos comprometido con más de dos mil 900 millones de dólares en subvenciones para combatir la Malaria (…) También abogamos por la financiación sostenida y creciente de los esfuerzos relacionados con el virus por parte de los gobiernos donantes y los países afectados”, sentenció la fundación.
De acuerdo con la OMS, los países donde afecta el virus es en los más pobres y marginados, que tienen un acceso limitado a los establecimientos sanitarios y no pueden costear el tratamiento recomendado, como África, la República Democrática del Congo y Nigeria.