‘Soy Diego y soy VIH’


“Llegué a una clínica a hacerme el estudio de las infecciones de transmisión sexual. Pensé que así de feliz como llegué me iba a regresar”, dice Diego Ruiz, diagnosticado con VIH.

Para muchas personas que han sido detectadas con VIH, la vida parece terminarles ahí.

Para el bloguero mexicano Diego Ruiz, aunque la noticia le cayó como hielo, fue una oportunidad más.  

Azaneth Cruz Azaneth Cruz Publicado el
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“Llegué a una clínica a hacerme el estudio de las infecciones de transmisión sexual. Pensé que así de feliz como llegué me iba a regresar”, dice Diego Ruiz, diagnosticado con VIH.

Para muchas personas que han sido detectadas con VIH, la vida parece terminarles ahí.

Para el bloguero mexicano Diego Ruiz, aunque la noticia le cayó como hielo, fue una oportunidad más.  

“Cuando entré al consultorio sabía que los resultados eran tardados, que tendría que esperar a lo menos dos horas. Iba con una amiga, a ella le entregaron primero. No éramos los únicos y de repente me llamaron al lado contrario en el que a todos le entregaban los resultados”, dice.

Después, le pidieron una muestra más y ahí supo que algo no estaba bien.

“Sin más ni más, pedí una explicación: ‘eres seropositivo’, me respondieron”, comenta Diego mientras su mirada se pierde en un rincón de aquella cafetería en el que parece que su estructura descuidada forma parte de un diseño vintage.

Al recibir la noticia Diego se alarmó, no conocía nada del tema, desconocía la forma en que debía tratar la enfermedad. Su vida cambió.

“No importa si eres heterosexual, bisexual o gay, las personas siempre encuentran en el VIH una razón para discriminar”, subraya.

Familia: pilar en su vida

“Al enterarme que era seropositivo corrí a casa, recuerdo haber pensado en no comentarlo a mi familia en ese momento. Recuerdo también haberme preguntado: ¿por qué no? si al final del día ellos son lo único que tengo. Caminé despacio antes de entrar y lo primero que hice fue contarles, creo que debí haberme informado y no llegar así”, comparte el youtuber.

En su familia se preocuparon, lloraron y pensaron “en la cantidad de trabajo que debían realizar para solventar mis gastos. Me quedé en shock y entonces los tranquilicé”, explica el bloguero.

La madre de Diego, sus tías y su prima han sido pilares fundamentales de su familia que lo han impulsado a salir adelante.

“Al ver todo lo que ocasioné en ellas me puse a investigar, les pedí que mejor me acompañaran al Centro de Salud para ver cómo podía recibir tratamiento y obtener más información… Conforme comencé a informarme me di cuenta que todo tenía solución y que independientemente de contar con un seguro o no, el tratamiento no me resultaría un impedimento para mejorar y continuar mi vida normal”, cuenta Diego.

Y expresa que al no contar con un seguro médico se afilió al Seguro Popular, donde el tratamiento ha sido gratuito desde entonces.

“Jamás pensé que el tratamiento fuera completamente gratis, ya sabes, fuera de las 18 copias de ‘esto’ y las 20 firmas de aquello todo comenzaba a tener luz, así fue que después de un tiempo quedé afiliado con un doctor de cabecera y medicina para toda la vida”, contó el también impulsor de la campaña #SácateLaDuda de la asociación Inspira Cambio.

En lugar de ocultar su condición, Diego se apoyó en su familia, amigos, médicos y otras personas que le brindaron información.

“Lo peor es creer que estás solo, que no hay una solución”, dice el bloguero. Y comenta que los efectos de la medicina varían de acuerdo a las personas, su alimentación y ritmo de vida.

“Cuando tomé el medicamento el primer mes, los efectos fueron como un golpe en la cara, tuve mucha diarrea, mareos y una debilidad continua en el cuerpo. Bajé 8 kilos en ese mes. Gracias a Dios contaba con el apoyo de mi familia y entonces no tenía nada que me preocupara. Casi no me levantaba de la cama y no importaba. Las primeras dos semanas la pasé muy mal, la tercera mejoró todo y la cuarta estaba casi completamente de pie”, narra Ruiz y le atribuye sus efectos a la pésima alimentación y ritmo de vida que llevaba.

“He conocido historias de personas que sólo sufrieron mareos por una semana o de plano no sintieron nada, por eso digo que los efectos pueden ser variados y no son permanentes, uno puede encontrarse de pie si así lo desea”, cuenta.

Redes: una forma de ayudar

“Hola soy Diego Ruiz, tengo 27 años y pues soy VIH positivo, ustedes pueden verlo como algo fuerte, yo pasé por un proceso de aceptación y continúo en él, por eso hago este video. Yo quiero ayudar o más bien luchar en contra de la discriminación y los tabúes que se tienen sobre está enfermedad… Cuénteme su historia (…)”, explica Diego en el primer video que subió a su canal de YouTube.

El youtuber expresa que tenía mucho miedo de subir el video, sabía que una vez que se encontrara en la Red no habría marcha atrás. Probablemente familia, amigos, expresas y seguro futuros amores podrían verlo y juzgarlo, o tal vez ni siquiera brindarle una oportunidad. Temía las represalias, pero esto ayudaría a más de una persona a luchar y seguir una vida normal.

“Quería enseñarles que mi vida no cambió, que es tan normal como la de alguien más, que tenemos que ser responsables con nuestra sexualidad y si tenemos alguna consecuencia ser responsable con ello también. Sí, el medicamento será de por vida pero yo he ganado más”, dice.

Su caso no es aislado y su historia ha llegado a miles de personas.

“He visitado a personas que me escriben para platicar y aunque trato de estar con todos, voy priorizando, con muchos platico y a otros los visito para darles ánimo. Estoy consciente de que no todos tienen la suerte que yo con mi familia y son excluidos de su núcleo familiar. Me interesa que sepan que no están solos”, agrega.

En YouTube habla de su experiencia y de temas sobre los que sus seguidores quieren saber.

Además, colabora con la asociación civil Inspira Cambio, que fomenta la equidad del acceso a recursos de salud en una población vulnerable, apoya en la detección de enfermedades de transmisión sexual, orienta a las personas y en ocasiones acompaña a las que necesiten medicamento para solicitarlo en una clínica.

Moralmente está con ellos en todo el proceso.

El sida en México

Hoy, en el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, las redes sociales se pintan de rojo para apoyar la acción contra esta enfermedad.

Los casos de sida en México se empezaron a contabilizar en 1983. Hasta el penúltimo trimestre de este año,  había en el país 185 mil personas infectadas, 134 mil han sido tratadas, 99 mil han muerto y 16 mil de los casos no tienen estado.

El sida afecta en un 82 por ciento a hombres y 18 por ciento a las mujeres, siendo las personas de entre 25 y 35 años quienes representan con 69 mil casos a la población con más diagnósticos.

Hasta hace dos años el país ocupaba el lugar 17 en el mundo sobre la prevalencia de la enfermedad con más de 9 mil casos. Hoy, de acuerdo con el registro 2016 realizado por la Secretaría de Salud, los casos se reflejan en más 7 mil diagnósticos con VIH y sida.

La Ciudad de México ocupa el puesto número uno con 27 mil diagnósticos, le sigue el Estado de México (19 mil), Veracruz (16 mil), Jalisco (12 mil) y Guerrero (9 mil).

Su prevención es tan cara como su atención y de acuerdo con un informe del Centro Nacional para Prevención el control del VIH y el sida (CENSIDA), este centro gastó en 2015 más de 240 millones de pesos para su prevención.

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