“Sí wey todo bien”: Una mirada teatral a la masculinidad libre de prejuicios

Omar Ávila García, productor y docente, redefine la masculinidad a través de la obra teatral Sí wey todo bien, abordando temas como el machismo y la toxicidad en la comunidad LGBT. La trama, centrada en tres roomies, busca desafiar estereotipos masculinos y fomentar la reflexión sobre la identidad en la sociedad actual
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Para el productor Omar Ávila García, ser hombre en la actualidad implica un continuo proceso de aprendizaje y reevaluación de su posición en la sociedad. Ha experimentado en carne propia la violencia generada por el machismo y la masculinidad tóxica, lo que lo ha llevado a buscar formas más saludables de relacionarse con los demás.

Como docente de jóvenes entre 18 y 20 años, ha tenido la oportunidad de conocer de cerca las perspectivas de las nuevas generaciones y ha sido testigo de cómo ven el mundo de una manera más libre de tabúes.

Esta conexión con las experiencias, dolencias y vivencias de sus alumnos ha sido fundamental para la redefinición personal de Omar como ser humano y como hombre. Su compromiso con la creación de un ambiente seguro y libre de prejuicios se refleja en su obra teatral Sí wey todo bien, que se llevará a cabo de jueves a domingo, del 25 de enero al 4 de febrero en el Foro A Poco No.

“Soy miembro de la comunidad LGBT y hombre, y vivir la violencia generada por el machismo me lleva a redefinirme y buscar formas más saludables de relacionarme con los demás. Como docente de jóvenes de 18 a 20 años, conocer sus perspectivas libres de tabúes ha contribuido a mi redefinición y a querer contar estas historias con el objetivo de generar ambientes seguros para todos, independientemente de géneros y preferencias, y así ser mejores personas”, precisa Ávila García, quien produce la pieza teatral.

“Señalamos nuestras propias faltas, dolores y violencia para así también encarar a nuestros amigos y modificar-sanar lo que significa realmente ser hombre”
Omar Ávila GarcíaProductor

Sí wey todo bien surge a partir de conversaciones entre el elenco conformado por Bernardo Camarena, Alejandro León y el dramaturgo Diego Aviña. Estos tres jóvenes, de edades de entre 25 y 30 años, abordan tabúes sobre la masculinidad, la violencia y la toxicidad en la comunidad LGBT.

A través de experiencias personales y cuestionamientos, crean el texto, consultando a amigos y entrevistando a diversas personas para abordar la problemática de manera integral.

Asesorados por el director de escena Alan Uribe Villarroel, la intención es construir un ambiente que permita la reflexión sobre la masculinidad a través del humor, sin ser una obra aleccionadora, sino más bien generadora de preguntas.

“La obra propone una reflexión que, por ejemplo, como personas y hombres indagar sobre ¿qué hemos hecho al respecto? ¿Nos hemos quedado callados, hemos levantado la voz? No es una obra aleccionadora, sino que, a través del humor, expone estas problemáticas, deja cuestionamientos y los lleva a casa para ser temas de conversación con amigos y familiares, que no sean temas que ya no se hablan”, apunta.

Desafía los tabúes

La obra busca desafiar estereotipos masculinos y abordar tabúes como la expresión emocional, la resistencia al llanto y las presiones sobre la elección de vida y la búsqueda de ingresos. Con un enfoque en el diálogo abierto, Sí wey todo bien pretende ser una herramienta para generar conversaciones sobre la masculinidad actual y construir un entendimiento más profundo entre las personas.

La historia se centra en tres roomies, Epigmenio, José Rodolfo y Saúl, quienes enfrentan el aumento de la renta y deciden abrir una taquería para generar ingresos.

A través de esta trama, se exploran temas como la identidad sexual, la inseguridad y el fortalecimiento de la amistad. La combinación de personalidades, incluyendo un personaje heterosexual, uno de la comunidad LGBT y otro asexual, añade complejidad y enriquece la narrativa.

“En distintas escenas de la obra, se abordan situaciones en las que los personajes masculinos se ven confrontados con reclamos internos. Una de las escenas revela la reflexión de uno de los personajes que, después de un reclamo, le dice al otro: ‘Perdón, es que somos hombres, pensé que estas cosas no se hablaban entre nosotros’. Este diálogo apunta a la necesidad de abrir la conversación sobre temas que tradicionalmente se consideraban tabúes, destacando la evolución en la percepción de la masculinidad en la sociedad actual”, agrega Omar.

Esta anécdota sirve como hilo conductor para explorar diversos temas relacionados con la identidad masculina y la búsqueda de ingresos. A través de una cuidada dramaturgia, la obra rompe la cuarta pared en ciertos momentos, generando una interacción más dinámica y amena con el público.

“Queremos exponer qué representa ser hombre actualmente, porque mucha de nuestra historia, de quienes somos, la aprendemos en casa o en la escuela, pero estamos en un momento en el que todo está cambiando. Hay temas que no son tabúes, de los que sí se está hablando, pero que cuesta trabajo y entonces a esa resignificación, como mexicano del siglo XXI, qué significa ser hombre, teniendo en cuenta todo mi bagaje pasado”, dice.

Sí wey todo bien se escenificará del 25 de enero al 4 de febrero; jueves y viernes, a las 20:00 horas, sábados, a las 19:00, y domingos, a las 18:00 horas, en el Foro A Poco No

La historia se desarrolla en torno a la idea de abrir una taquería como solución para los problemas económicos de los personajes. A lo largo de este viaje, se exploran temas como la inseguridad, la toma de decisiones y el fortalecimiento de la amistad. Los personajes, a través de la búsqueda de nuevos ingresos, se conocen a sí mismos y consolidan una amistad que va más allá de las superficialidades.

La obra aborda temas que suelen ser evitados por estereotipos masculinos y tabúes, tales como la expresión emocional, resistencia al llanto y las presiones en las decisiones de vida y la búsqueda de ingresos.

“Es un texto que está hecho con mucha dramaturgia, un pretexto para romper la cuarta pared, y hace que la obra corra de una manera más ágil. Incluso, a través de esta forma, la gente se identifica, como los más jóvenes en situaciones tan comunes como buscar nuevos ingresos, acto que permite que se vayan conociendo a ellos mismos y fortalezcan una amistad.

“También sirve como pretexto para romper los estereotipos de que el hombre no llora, se aguanta y es el que provee, y hablar sobre todos los matices de lo que es ser hombre en la actualidad”, concluye.

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