La lluvia es un fenómeno natural vital para la vida en la Tierra. Es por ello que en algunas regiones del mundo su escasez puede tener graves consecuencias para la agricultura, ganadería y abastecimiento de agua potable. Por esta razón, desde hace algunos años existe un interés creciente en desarrollar técnicas para provocar precipitaciones artificialmente.
Uno de los métodos más utilizados para provocar lluvia artificialmente es la siembra o bombardeo de nubes. Este método consiste en depositar químicos dentro de una nube ya formada y en crecimiento para facilitar la formación de gotas de lluvia. De esta manera se propicia la precipitación.
¿Cómo se “siembran” las nubes?
Existen varios métodos para sembrar o bombardear nubes (hacer llover), pero los más conocidos y utilizados se pueden clasificar en dos grandes grupos: el método dinámico y el estático.
El método dinámico se realiza desde un avión que se eleva hasta tener el registro de una temperatura de -4°C y busca algún cúmulo con desarrollo vertical al cual se penetra para disparar dentro de él un cartucho de yoduro de plata (Agl).
Este disparo se efectúa dentro de la corriente ascendente, que se encarga de esparcirlo en toda la nube, lo que genera millones de cristales de hielo que contribuyen a la precipitación.
En otras palabras, imagina que tienes una bola de nieve pequeña en tu mano y quieres hacerla más grande. Para ello, la ruedas por el suelo con la intención de que recoja más nieve e incremente su tamaño.
Ahora imagina que la bola de nieve es una nube y la nieve en el suelo son los cristales de hielo. En el método dinámico, el avión vuela hasta una nube y dispara el químico que hace que se formen muchos de estos cristales de hielo dentro de la nube.
Esto es como si estuvieras rodando la bola de nieve por el suelo para recoger más nieve. Cuando hay suficientes cristales de hielo en la nube, empieza a llover.
Por otro lado, el método estático sólo aumenta la eficiencia de la nube para producir gotas de lluvia, pero no altera su desarrollo.
Éste último se lleva a cabo con dos tipos de operación: uno mediante quemadores fijos en tierra (quemadores de Agl) y el otro con el auxilio de un avión desde donde se queman bengalas que contienen 70 gramos de yoduro plata.
Veamos otro ejemplo para este método. Imagina que tienes una semilla de flor en tu mano y quieres que crezca más rápido. Para lograrlo, le das agua y nutrientes con la intención de acelerar su crecimiento.
Ahora imagina que la semilla de flor es una nube y el agua y los nutrientes son cristales de hielo. En el método estático, se utilizan generadores en tierra o aviones para dispersar el químico en el aire cerca de las nubes.
Este químico hace que se formen muchos cristales de hielo dentro de la nube. Es como si estuvieras dando agua y nutrientes a la semilla de flor para que crezca más rápido. Cuando hay suficientes cristales de hielo en la nube, empieza a llover.
¿Sembrar nubes es riesgoso o tóxico para la humanidad?
Hay algunos riesgos asociados a la siembra de nubes. Uno de ellos es que el proceso no es completamente efectivo y puede ser muy costoso. Además, el yoduro de plata utilizado en el procedimiento potencialmente puede contener sustancias peligrosas.
Eso sí, hasta el momento no hay estudios que adviertan de un alto riesgo por usar agua de nubes bombardeadas, por lo que es un método viable utilizado por diferentes gobiernos para tratar el tema de la sequía. Uno de ellos fue el de Nuevo León el año pasado y este 2023 la CDMX ha anunciado que hará mismo.
El agua de estas nubes sembradas ha sido utilizada de la misma manera que la de lluvia natural y no se ha reportado un aumento en casos de intoxicación por consumo de agua. En consecuencia, por el momento no hay motivos para considerar que sea una sustancia insegura.
También existe la preocupación de que la siembra de nubes pueda empeorar el calentamiento global en lugar de solucionarlo. De hecho, la siembra de nubes está lejos de ser una solución a las sequías y la crisis climática. Así lo advierte un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de California y publicado en la revista Nature Geoscience.
Un equipo científico hizo una simulación para ver qué pasaría si continúan en aumento las emisiones de dióxido de carbono. Descubrieron que si el cambio climático sigue empeorando, las nubes, artificiales o no, podrían desaparecer y hacer que el calentamiento de la Tierra sea aún peor.
#Mañanera: El presidente @lopezobrador_ informó que la @SEDENAmx realizará un bombardeo de nubes en zonas cercanas a las presas del sistema Cutzamala, con la finalidad de generar lluvias y coadyuvar en el almacenamiento de agua. @Notimex @Notimex_TV pic.twitter.com/18a38D8fhA
— Raúl Almaguer Avila (@raulalmaguer14) March 22, 2023
El estudio muestra que alrededor de tres veces el nivel actual de dióxido de carbono en la atmósfera puede dispersar de manera abrupta las nubes. Dicho de otra manera, la contaminación haría que cualquier intento por “nutrir” nubes sea inútil, puesto que éstas ni siquiera alcanzarían a formarse.
A pesar de los riesgos, varios países han tenido éxito en provocar lluvia artificialmente. Emiratos Árabes Unidos, China, Corea del Sur y Estados Unidos son algunos de los países que más avanzados se encuentran en las estrategias para provocar la lluvia artificial.
¿Es una solución viable?
Es importante destacar que la siembra de nubes no es una solución permanente para la sequía. Además, también puede tener efectos negativos en el medio ambiente y la salud humana.
Por este motivo, es importante considerar cuidadosamente los riesgos y beneficios antes de implementar esta técnica. Sobre todo resulta vital estudiar cuáles son los efectos a largo plazo de la siembra de nubes en la salud humana.