Uno más… el escándalo del productor hollywoodense Harvey Weinstein es un caso más en el que se comprueba que el mundo laboral para la mujer –sea cual sea el área, disciplina o actividad– es un lugar en el que es discriminada, acosada y abusada.
El cofundador de una de las empresas cinematográficas más exitosas, The Weinstein Company, fue expuesto por una investigación a cargo del periódico The New York Times (NYT), en la que se dieron a conocer docenas de testimonios que señalan a Harvey como un acosador sexual. De hecho, el trabajo del diario expone al menos ocho acusaciones contra el productor de mujeres como las actrices Rose McGowan y Ashley Judd, siendo ésta última una de las voces contra el acoso y el abuso sexual a féminas.
Además de presentar una demanda a NYT, Weinstein indicó que admitía “la manera en la que me he comportado con colegas en el pasado ha causado mucho daño, y sinceramente pido perdón por ello. Aunque estoy tratando de mejorar, sé que tengo mucho camino por delante”.
Harvey tiene 10 años acudiendo a terapia para corregir su manera de actuar y dijo que quiere “una segunda oportunidad en la comunidad, pero sé que tengo que trabajar y ganármela”. Además afirmó que se retirará de forma indefinida (o hasta que la sociedad y el ojo público olviden su caso).
Pero pedir perdón no va a cambiar la realidad, ni a redimir el daño psicológico –en algunos casos físico– que tienen las víctimas.
Así como a Judd, Harvey Weinstein le pidió a varias de sus empleadas que aceptaran sus “invitaciones” sexuales, para que así “prosperara” su carrera profesional.
Lauren O’Connor, una de sus ex empleadas envió un memorándum a su empresa, en el que escribió: “Soy una mujer de 28 años intentando ganarse la vida y desarrollar su carrera. Harvey Weinstein tiene 64 años, es mundialmente famoso y esta es su compañía. El balance de poder es yo 0, Harvey Weinstein 10”.
Su “queja” fue resuelta de manera interna (se cerró el caso seis días después de haber enviado el correo) y así, como ella, muchas mujeres optan por dejar de denunciar a sus acosadores. O bien, no lo hacen por miedo.
Casos y más casos
El caso de Harvey Weinstein no es el primero, ni será el último (recordar el del actor y comediante Bill Cosby).
Este viernes también se acusó al creador de la famosa serie de YouTube de honest trailers (los satíricos y crudamente reales avances cinematofráficos de las películas), Andy Signore, fue tachado en redes sociales de acosador sexual por mujeres como su ex empleada Emma Bower, quien se animó a hablar de ello a raíz de la investigación de NYT contra Weinstein.
Un reto difícil
El acoso –y abuso– sexual en Hollywood no es la única amenaza que tienen las mujeres que se dedican al entretenimiento.
Su salario es menor que el de los hombres, a pesar de tener los mismos puestos, sus diálogos también son más breves, su imagen en el póster promocional es sugestiva y con poses sensuales sin razón de ser. Y tras las cámaras suelen ser más los hombres que ocupan la silla de director o productor.
O peor aún, si alguna no cumple con los estándares de belleza establecidos por la sociedad y la industria del entretenimiento, será tratada de manera distinta y despectiva. Bien lo dijo la actriz Chloë Grace Moretz, “en alguna ocasión, un compañero actor, que era mi interés romántico en la película, estaba como: ‘Nunca saldría contigo en la vida real’, y yo dije ‘¿Qué?’. Y me respondió que era demasiado ‘grande’ para él, por mi tamaño… Es uno de los pocos actores que me ha hecho llorar en el set”.
Como señaló Robin Wright, estamos en un momento en el que “debemos animar a las jóvenes generaciones a expresarse. Feminismo significa igualdad. Y punto. Un mismo salario por un mismo trabajo. Ahora las cosas tienen que avanzar de parte de los que toman las decisiones, que en su mayoría son hombres”.
Y es que tal vez el cambio a favor de la equidad y el respeto hacia la mujer en las artes podría empezar desde la ficción, sí desde el contenido que directa e indirectamente envía mensajes a los espectadores.
La actriz Jessica Chastain considera que si hubiera más guionistas mujeres, “encontraríamos en las películas una representación femenina más acorde a la que conocemos en la vida real: mujeres proactivas y con su propio punto de vista”, por ejemplo.
Pero el reto es enorme y tiene varios frentes, en la parte ficticia son las minorías las que brillan por su ausencia. De acuerdo a un análisis de la Iniciativa de Cambio de Medios, Diversidad y Social (MDSC) de la Universidad del Sur de California se reveló que los hombres blancos, de buen físico y heterosexuales siguen siendo el perfil preferido de la pantalla grande.
Fuera de los sets, los hombres con poder son los que llevan la batuta, por eso siguen surgiendo casos como el del productor Harvey Weinstein.