En los últimos años, la tendencia “strong is the new skinny” (“atlético es el nuevo delgado”) ha cobrado auge entre las mujeres del mundo del fitness, no así en los hombres.
Los hombres (hayan estado o no marcados y ejercitados en algún punto de su vida), ahora son los “gordibuenos”.
Las redes sociales parecen dar a entender que un fuerte indicador actual del atractivo masculino no es ese cuerpo escultural con abdominales de acero ni brazos musculosos, sino todo lo contrario.
Todo comenzó luego de que la estudiante Mackenzie Pearson, de la Universidad de Clemson, publicara un artículo en The Odyssey en el que explica las razones por las que a las mujeres les gusta el “Dad Bod”, que significa, literalmente, cuerpo de papá.
Este tipo de cuerpo “fofisano” o “gordiflaco” es, en palabras de Pearson, “un buen balance entre la panza cervecera y hacer ejercicio”.
Es el que dice “ocasionalmente voy al gimnasio, pero también bebo en exceso en los fines de semana y disfruto comer ocho rebanadas de pizza al mismo tiempo. No es un hombre con sobrepeso, pero tampoco uno con abdomen de lavadero”.
El hashtag #DadBod se ha vuelto viral en Internet, con artículos que exaltan el atractivo del abdomen blanco por encima de los 6-pack donde todo apunta a que el actor Leonardo DiCaprio es el principal exponente de esta tendencia.
“Cada hermosa pulgada de él es perfecta”, señala una publicación de BuzzFeed, que hace una oda al Dad Bod de “El Lobo de Wall Street” a través de imágenes donde se ve al mismo luciendo en traje de baño con plena seguridad, completamente lejos del estándar de belleza masculina hollywoodense.
Ben Affleck y Gerard Butler son otros ejemplos de celebridades-galanes que pasaron los 40, y dejaron la vanidad en el olvido.
Pero la esencia del movimiento también ha sido criticada por quienes consideran que la tendencia no hace más que fomentar, aún más, la inequidad de género, ya que mientras #DadBod inyecta aún más flexibilidad a lo que hoy se concibe como atractivo masculino, el cuerpo femenino no logra desprenderse del todo de las altas expectativas marcadas por la sociedad. Los cánones de belleza de la mujer continúan siendo rígidos.
De hecho, en el caso de ellas estar marcada es “el nuevo sexy”. Es el mensaje que se envía en redes sociales, particularmente en Instagram, donde circulan imágenes de mujeres que suelen entrenar con pesas y muestran su “conejo” con orgullo bajo las etiquetas #StrongIsTheNewSkinny y #StrongIsTheNewSexy.
En un artículo publicado en la revista Time, el escritor de cultura pop Bryan Moylan argumenta que mientras a un hombre es valorado por su actitud cálida, una mujer es valorada como un objeto sexual.
La tendencia “sigue reforzando la desigualdad sobre lo que es aceptable para hombres y mujeres. Mientras que las mujeres tienen que ir a Pilates y cuidar cada caloría, los hombres son libres de permitirse ser flojos, comerse de una sentada todas las papas y guacamoles que quieran y aún esperar que sus posibles parejas estén en forma”.
El texto de Pearson lo dice todo, además de evidenciar que el aparente gusto por el Dad Bod tiene que ver más con la ventaja que éste ofrece a la apariencia de la mujer.
“No queremos que un hombre nos haga sentir inseguras sobre nuestro cuerpo (…) No necesitamos un hombre perfectamente esculpido al lado de nosotras para hacernos sentir peor”, dice Parson, quien asegura que entre más ancho sea el cuerpo de un hombre, más delgada se sentirá una mujer, “y mejor nos veremos al lado de ti en una foto”.
Mackenzie añade que a las mujeres les agrada no sentirse intimidadas por el hombre que tienen a su lado, y que les gusta comer y tomar sin tapujos, justo como a el.