Sexismo, racismo y otros exabruptos: así fueron los mayores escándalos del príncipe Felipe

El príncipe Felipe fue conocido no sólo por ser el consorte más longevo de Gran Bretaña, sino por varios polémicos exabruptos que pusieron de cabeza a la corona
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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El príncipe Felipe, marido de la reina Isabel II, falleció este viernes a sus 99 años en el palacio de Windsor. El duque de Edimburgo es reconocido no sólo por ser el consorte más longevo de la historia británica, sino por sus polémicas frases machistas, racistas y varias metidas de pata que pusieron de cabeza a la corona.

Uno de los acercamientos más recientes al duque lo entregó Netflix con la serie The Crown, donde retratan a un consorte machista, engreído, racista y con resabios de inferioridad por lo que su esposa, la reina, representa para la historia contemporánea en un mundo hecho para hombres.

Y es que la realidad no se encuentra muy alejada de la ficción. Felipe, nacido como príncipe de Grecia y primo hermano de la reina Sofía, destacó en la vida pública por polémicas frases y salidas de tono con el peculiar toque irónico que le caracterizó hasta su muerte.

Machismo, clasismo y racismo en la corona

Varias de sus actuaciones más controversiales giraron en torno al racismo. El rey consorte llegó a calificar a los escoceses como “borrachos”, a los nativos de Nueva Guinea como “caníbales” y a los caribeños como “piratas”, además de señalar a los chinos por sus ojos rasgados.

Durante una reunión en Londres, cuestionó a lord Taylor de Warwick: “¿de qué exótico lugar del mundo procede usted?”, a lo que el invitado de raza negra respondió, “soy de Birmingham”.

El príncipe también lanzó comentarios machistas contra varias mujeres de la vida pública y hasta contra sus propias compatriotas. “Las mujeres británicas no saben cocinar”, clamó durante una visita al Scottish Women’s Institute, en 1961.

“Eres una mujer, ¿no?” musitó durante un viaje a Kenia, en 1984, cuando una nativa le entregó un regalo.

“¿Tú también llevas bragas hechas de eso?”, preguntó a Annabel Goldie durante una reunión en Escocia, donde uno de los invitados llevaba puesta una corbata de cuadros escoceses.

“¿Necesitaremos tapones para los oídos?”, pronunció en voz alta durante un evento público, cuando se enteró de que la cantante Madonna interpretaría el tema principal de la película de James Bond, Die another day, en 2002.

En otra ocasión, confrontó a una abogada durante un acto público y le dijo que “las mujeres no pueden dedicarse a trabajos relacionados con las leyes.

Más metidas de pata

Caracterizado por su falta de tacto, el consorte espetó más de una frase que demostró gran falta de delicadeza no sólo con políticos o personajes públicos, sino también contra miembros de grupos vulnerables.

“Si están aquí, ya me imagino por qué están sordos”, dijo a un grupo de niños sordos que se encontraban junto a una orquesta de tambores en el Caribe.

“Denme una cerveza. No me importa cuál sea, sólo quiero una cerveza”, musitó en 2002, durante una cena en Roma donde le ofrecieron uno de los vinos italianos más selectos.

Durante la inauguración del Ayuntamiento en Londres, en 2002, se lanzó contra el turismo para responsabilizarlo de los problemas de tránsito en la ciudad.

“El problema que hay en Londres es por culpa de los turistas. Causan congestión. Si pudiéramos parar el número de turistas que llegan, podríamos detener la congestión”.

“Deberías perder peso para ser astronauta”, le dijo al adolescente Andrew Adams, de 13 años, quien conoció a la reina y su consorte para comunicarles sus deseos de convertirse en astronauta.

Perdiendo la paciencia

Cuando se encontraba en un acto en conmemoración de la Batalla de Inglaterra, Felipe perdió la paciencia cuando posaba junto con otros asistentes para tomar una fotografía de recuerdo. “Saca ya la jodida foto”, dijo al fotógrafo, quien tardó unos minutos mientras se preparaba para capturar el retrato.

En otra ocasión, arremetió contra Rusia cuando le cuestionaron si tenía planeado visitar ese país. “Me encantaría ir a Rusia, a pesar de que esos bastardos mataron a la mitad de mi familia”.

Durante una visita a Australia, Felipe e Isabel II visitaron un zoológico donde les pidieron posar junto con un koala. “Yo no lo toco, que me puede transmitir una enfermedad”, dijo el consorte.

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