¿Nuestros teléfonos inteligentes hacen que seamos menos productivos en el trabajo? Esa es la pregunta que han comenzado a hacerse diversos especialistas, quienes apuntan a una probable relación entre las crisis financieras, la baja productividad mundial y la expansión de smartphones.
Para Dan Nixon, quien trabaja en el departamento de estrategia y contenido para el Bank of England, algunos parámetros indican que el apego a los dispositivos electrónicos podría generar una crisis de atención que dificultaría trabajar de manera eficiente.
La baja productividad es un problema de muchas grandes economías, incluida la de Reino Unido, inversionistas y empresarios se han estado preguntando desde hace año la razón la cual los niveles de productividad aún están lejos de los registrados antes de la crisis financiera de 2008.
En un artículo reciente, publicado en el blog de Bank of England, Nixon destaca que la producción ha bajado casi inversamente proporcional al aumento de teléfonos inteligentes en el mundo, aunque en ningún momento asegura que exista una correlación entre ambas variables.
Para Nixon es sintomático que encuestas indiquen que comprobamos nuestros teléfonos 150 veces al día, mientras que otras señalan que las personas gastan poco más de 2 horas y medias cada día en su teléfono, repartidas en 76 sesiones.
Ahora, si la atención está íntimamente ligada a la productividad, no suena tan descabellado relacionar a los teléfonos inteligentes con la baja productividad.
El primer canal sería simplemente por las interrupciones, tales como el uso de internet en el trabajo por razones personales o encontrarse a sí atrapado en una espiral de medios de comunicación, lo que reduce el tiempo dedicado al trabajo.
El segundo canal indica que las distracciones modifican la manera de pensar de las personas, algunos estudios señalan que si una persona se distrae en el teléfono durante el día, es muy probable que repita ese comportamiento durante toda la jornada laboral, pues se acostumbra a laborar con interrupciones.
El texto de Nixon no es una investigación concluyente, más bien es el punto de partida de una investigación mayor en la se puede conocer cómo afecta el uso de teléfonos inteligentes la productividad a nivel mundial.
Sin embargo, cada persona podría realizar un ejercicio reflexivo y preguntarse cuánto tiempo pierden durante el trabajo por estar distraídos en el teléfono.