En el 2006, la noticia de que Plutón no era considerado un planeta sorprendió a muchos, y cambió los programas de educación primaria en todo el mundo. Pero una discusión de astrónomos en el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian revivió el debate, y la conclusión fue distinta: Plutón es un planeta enano, sí, pero no por eso menos planeta.
Hace ocho años, se determinó que la característica esencial para ser considerado un planeta es haber “limpiado” la vecindad de su órbita, además de cumplir con los criterios de girar alrededor del Sol, tener una forma cercana a la esférica y no ser un satélite. Y Plutón no cumple con el primer rasgo, y fue relegado.
La distinción se hizo para mantener el número de planetas “reales” tan pequeño como fuera posible, y porque no se tenía una definición oficial del término.
Pero la organización que lo definió, la Unión Astronómica Internacional, no siguió un protocolo estricto cuando fue momento de someter a votación la pertenencia de Plutón al exclusivo grupo, así que muchos de sus miembros, y los de la comunidad científica, piensan que la asociación ha dejado de ser relevante. Así que los tres especialistas que debatieron en el Centro de Astrofísica concluyeron que Plutón debe ser considerado un planeta, no solo por la falta de cuidado durante su degradación, sino porque coincide en muchas otras características con lo que se considera un planeta.
David Aguilar, director de comunicación del Centro de Astrofísica, lanzó una pregunta clave: “¿No es un árbol enano también un árbol? ¿No es un conejo enano un conejo?”.
Y según Dimitar Sasselov, director de la iniciativa “Planetas y vida” de la Universidad de Harvard, la razón para llamar a Plutón “planeta” es aún más sencilla: aunque necesaria una definición específica para qué es un planeta, todavía no conocemos suficiente para determinarla.