La película mexicana El hoyo en la cerca ejemplifica, desde la ficción, cómo grupos religiosos buscan adoctrinar y programar a las nuevas generaciones.
Los campamentos de verano son un atractivo tanto para los padres como sus hijos, para despejarse de sus deberes familiares, y en México es más que habitual que estos sucedan en ámbitos fuera de las ciudades, cercanos a la naturaleza, aunque son pocas las personas que pueden costearlos.
Se podría pensar que al interior de estos espacios recreativos todo es diversión; sin embargo, hay experiencias que no siempre son las mejores, ya que algunos de estos campamentos buscan adoctrinar más allá de lo religioso, hacia un culto o devoción con tintes perversos.
Este tipo de experiencias son las que vivió Joaquín del Paso cuando fue joven, por ello decidió plasmarlas en una ficción audiovisual, el resultado fue El hoyo en la cerca, película en la que un grupo de jóvenes varones, que fue llevado a esta experiencia fuera de la urbe, es sometido a torturas psicológicas por los adultos que controlan el centro recreativo en el bosque.
“Me quedé con las imágenes de ese campamento mucho tiempo, y tratando de comprender por qué nos habían asustado de esa forma, o sea, ¿cuál era el objetivo de ese campamento? Porque no era recreativo, parecía haber una agenda detrás de ese evento. Investigando con otros compañeros que habían ido a otras escuelas, me di cuenta de que sí se usan ciertas narrativas internas para meter miedo y acercar a los alumnos a los maestros para transmitir una ideología”, describe Del Paso.
El hoyo en la cerca es una película que se hizo previo al confinamiento y que cuenta con la actuación de José Vázquez y Lucciano Kurti, además de la actriz trans Valeria Lamm, quienes creen, al igual que Del Paso, que este tipo de experiencias son parecidas a las sectas, porque buscan adoctrinar a adolescentes de élite para marcar el curso de lo que vendrá en México.
“Este tipo de cultos y situaciones influyen no sólo en esas personas, sino a terceros también, cuando hablamos de un país donde 11 mujeres son asesinadas al día, y tenemos el segundo lugar en transfeminicidios y que la expectativa de vida de una mujer trans es de 35 años, es muy preocupante y esto se debe al machismo tóxico, y la película nos hace reflexionar sobre eso”, expresa Lamm.
Además de lo que vivió personalmente el realizador, cuenta que leyó a profundidad acerca de grupos religiosos, sectas y cultos en otros países, lo que le ayudó a desarrollar su historia, en torno a la manipulación colectiva y cómo es que esto sigue sucediendo en la realidad.
“En todos los niveles, en todas las religiones, hay una repetición de patrones, que tiene que ver con la forma en que nosotros asimilamos el poder y lo entendemos, además de cómo el miedo influye en la forma en la que pensamos”, agrega Del Paso.
El hoyo en la cerca, segunda película de Del Paso, se presentó en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 2021, donde ganó el premio Bisato a Mejor Fotografía, y también tuvo su presentación en el Festival Internacional de Cine de Morelia. Ahora llega su estreno nacional en México.
Dando vuelo a la creatividad
Para hacer el largometraje, Joaquín del Paso dio libertad creativa a su reparto infantil, para que ellos tomaran los diálogos a su manera, por lo que los actores describen que prácticamente se carecía de un guión formal. El cineasta admite que al menos sí había una guía para hacer el filme.
“La forma del rodaje no fue para nada como en mi primera película, que estaba todo escrito, cada emplazamiento de cámara y uso de lentes, todo estaba muy meticulosamente construido, e intenté hacer eso el primer día de grabación y me di cuenta que estaba limitando a los actores”, agrega el director.