Un oaxaqueño universal, ambientalista, promotor cultural, pero sobre todo, un incansable luchador social. Así era Francisco Toledo, el artista plástico contemporáneo más importante de los últimos tiempos en México, quien falleció hoy a los 79 años, en su casa, en el municipio de Juchitán, Oaxaca.
Francisco Benjamín López Toledo nació el 17 de julio de 1940, fue el cuarto de siete hijos. Estudió grabado con Arturo García Bustos y Rina Lazo y pintura con Castelar, Dosamantes y Silva Santamaría. En 1960, con 20 años de edad, viajó a París para ingresar al taller de S.W Hayter. Allá conoció a Rufino Tamayo y a Octavio Paz.
Creó un lazo estrecho con los talleres de grabado Murlot y Bramsen & Clot. Permaneció ahí cinco años en los cuales frecuentó galerías y museos y diversificó su cultura plástica. Después viajó a Nueva York para exponer obra gráfica realizada en el taller de Kahlil. Luego en México, trabajó en el taller de Mario Reyes.
Toledo fue irreverente y transgresor, sus obras mostraban su amor por la naturaleza y las tradiciones mexicanas, ya que recuperó técnicas antiguas e investigó otras nuevas, tanto en la pintura como en la escultura y la cerámica.
A pesar de la grandeza de su obra, Toledo no se consideraba un artista internacional. “Decía que sólo Frida Kahlo, Diego Rivera y Rufino Tamayo se podrían ubicar como mexicanos con cierta internacionalización”.
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El también ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en área de Bellas Artes el 15 de diciembre de 1998, fundó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que cuenta con el mayor acervo de obra gráfica de creadores internacionales y una completa biblioteca de arte, además de publicar El Alcaraván, una revista imprescindible en el mundo del grabado.
Su última exposición en vida se encuentra en el Museo Nacional de Culturas Populares, la cual reúne más de 600 piezas que abarcan desde artículos de la vida cotidiana, bocetos, prototipos, modelos, objetos intervenidos, hasta obras múltiples y piezas únicas.
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— Francisco Toledo (@fbltoledo) 18 de octubre de 2016
La muestra Toledo ve le permite al visitante adentrarse en el universo creativo del oaxaqueño y conocer diversas etapas de producción de la amplia gama de bienes funcionales que ha diseñado durante varias décadas.
El artista oaxaqueño fue gran amigo de Carlos Monsiváis, como homenaje a su amistad diseñó su biblioteca y el escritor le regaló unas letras:
“El pintor Francisco Toledo está colmado de referencias locales, regionales y de conocimientos del arte internacional. Es un excéntrico, el primitivo que funda instituciones culturales, el pintor cultivado que se asume como parte del fluir de la naturaleza. Le ha dado su nombre a una manera de recrear y transfigurar la realidad y, sin quererlo, ha originado una escuela o una cauda de imágenes que en las suyas se inspiran en vano”.