Sanctorum: La realidad del narco impacta a Venecia

Por primera vez en la historia, una película mexicana cerró el Festival Internacional de Cine de Venecia; Sanctorum, de Joshua Gil, refleja la vida al interior del campo y el crimen organizado de manera realista y narrada en lengua mixe
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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La cotidianidad en el México rural es la misma todos los días, los pobladores que a través de la tradición familiar aprenden a sembrar, siguen el camino de la tierra, pero en lugar de plantar sus alimentos ancestrales, se ven obligados a cosechar, a punta de armas de fuego, una hoja verde que nunca les ha traído provecho, esta realidad se refleja en Sanctorum, de Joshua Gil.

Ocultos entre los árboles, descansan vigías con radio en mano y cuerno de chivo a sus hombros, mientras que en silencio los campesinos recogen marihuana. Madres con hijos en reboso, hombres y jóvenes, hacen la labor por igual.

Cuando terminan la jornada, se suben a la caja de una troca, y transitando por terracería se topan con alguien que les corta el paso.

“¿Qué haces aquí? Esta no es tu ruta”, dice un hombre fuera de cuadro, mientras una mujer espía desde la parte posterior de la pick up. “¿Hay algún pinche pedo?”, responde otra voz altanera, a lo que la primera persona refuta “Si quieres pasar, me tienes que dar una lana”; armándose de palabras los dos desconocidos.

En la película se refleja una evasión por parte del Estado en el sembradío de marihuana

“¡A mí me la pelan putos!”, termina por decir con sonrisa desvergonzada un hombre de gorra, para después treparse al vehículo con sus secuaces, dejando atrás a un convoy de la policía municipal, que no hace nada.

Al llegar a su casa, uno de los sembradores describe lo ocurrido sentado en la mesa, mientras una mujer cocina en el fuego de leña. Este confesionario se presta en lengua mixe. “Ser campesino es lo único que sé hacer, tú sabes que no soy mala persona, solo tomo lo que me da la tierra”, se sincera el hombre mientras pierde la vista en su taza de café.

En esta atmósfera se desarrolla Sanctorum, la primera cinta mexicana en cerrar el Festival Internacional de Cine de Venecia el 7 de septiembre, y su director Joshua Gil comparte su emoción.

“Es verdaderamente un suceso que celebramos desde que nos enteramos, creemos que es el lugar ideal para que una película así nazca, ante los ojos de los espectadores y la crítica, ya que es un foro bastante especializado y sensible en la problemática que se está viviendo en México, hay que recordar que el Festival de Venecia es un evento que ha apoyado mucho al cine mexicano”, platica Gil, vía telefónica desde Italia, con Reporte Índigo.

Después de tener este estreno internacional, Sanctorum llegará a México el próximo mes al Festival Internacional de Cine de Morelia, para seguir el circuito de festivales, y posteriormente lograr su corrida comercial, todavía sin fecha definitiva.

Ficción casi documental la propuesta de Sanctorum

Caminando entre la sierra, buscando las locaciones idóneas para grabar su largometraje, Gil observó que la fauna del lugar se le acercaba a su equipo sin temor, los habitantes de Tlahuitoltepec, Oaxaca, tomaron eso como una buen augurio y ahí fue donde se decidió filmar.

Durante los primeros tres meses de 2018, el director se adentró de lleno en las comunidades oaxaqueñas, que le dieron permiso de grabar los sembradíos de marihuana. Gil admite que quería que su película tuviera todo el realismo posible, casi como si fuese un documental.

¡Todo es real! Todo se filmó en campos de marihuana reales, con campesinos reales cosechando de verdad, toda esa parte es real, eso no es algo que se haya hecho para la película, sino que nosotros nos metimos a filmar, como una cosa cotidiana, lo que ellos estaban haciendo, obviamente con permiso de los ‘dueños’ del terreno, por así decirlo
Joshua GilDirector de Sanctorum

Su guión, incluso, estaba pensado en español, apenas de 30 páginas, lo cual es extraordinario en el ámbito fílmico, pero fue cuando llegó a Oaxaca que empezó a extenderlo y adaptarlo a la expresión mixe, nativa de la región, lo que le pareció mucho más orgánico para su filme.

“Sabía qué tipo de locaciones y personajes quería, así que fuimos visitando muchos espacios, hasta que afortunadamente llegamos a ese lugar, y ahí fue donde de manera orgánica empezó a crecer y evolucionar la posibilidad de filmar; poco antes decidí cambiar el lenguaje de la película que iba a ser español originalmente, al lenguaje de ellos, porque me pareció muy poderoso, muy poético y que era perfectamente adecuado, al filmar los orginarios se sentían muy cómodos hablando su lengua materna”, agrega Gil.

Expectativas de cambio

Además del guiño que Gil hace de cómo la seguridad pública municipal se da por enterada del negocio ilícito del narco, también se deja entrever que incluso el ejército está al tanto del trasiego de droga, ante este reflejo de la realidad parecería que hay una hipocresía por parte del gobierno federal actual, que sigue sin marcar una postura de legalizar el consumo de estupefacientes o dar carpetazo al tema; el director cree que falta definir este tipo de políticas en el futuro próximo.

“Una política clara precisa todavía no se tiene en la nueva administración, pero la anterior sí acabó con los campesinos y cualquier oportunidad de mejorar el campo, así que ahora estamos todos esperanzados en que haya un cambio, yo me incluyo en esa lista”, dice.

Gil recuerda que desde la entrada de Vicente Fox se dejó de lado el tema de la agricultura en México, y califica de “desastre”, a partir de este momento, los esfuerzos federales por recuperar terreno y frenar el narcotráfico, por lo que refiere que ahora la administración obradorista necesita reconciliar este tejido social.

“A esta administración le toca también hablarlo un poco, y hasta que no tengamos un cambio de panorama, que no creo que se dé este año, ni el que sigue y probablemente ni en este sexenio, ya que tiene que ser una política de muchos años para ver que algo mejore, entonces esperamos, aguardemos que este plan detonante plantee una posibilidad a retomar el tema de la criminalización del campo mexicano”, puntualiza.

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