Notar cómo se va debilitando el cabello, no crece ni se regenera, provocando que su densidad en el cuero cabelludo sea menor cada vez, puede llegar a ser muy dramático, ya que perderlo es uno de los más grandes miedos de las personas.
Sin embargo, la pérdida de cabello en los mexicanos es muy común, a nivel Latinoamérica el país ocupa el tercer lugar, sólo después de Brasil y Estados Unidos, mientras que a nivel internacional se encuentra entre el séptimo y octavo lugar. Los españoles y los árabes son quienes más sufren de esta condición.
La principal causa es la alopecia androgenética, la cual afecta a más de un 60 por ciento de los hombres, principalmente en la región frontal y la coronilla. Si bien la edad de inicio es variable, el problema puede comenzar desde los 20 años; después de los 30 hasta un 30 por ciento de los hombres la desarrolla y a los 50 años de edad la mitad ya lo presenta.
“Se conoce como alopecia androgenética, pero el nombre completo es androcronogenética. ¿Qué significa eso? Andro que es hombre, cronos de que te estás volviendo un poco mayor, con más experiencia, y genético, de la parte genética”, explica el doctor Enrique Orozco, CEO de Clínica Dreo.
Otra causa importante es el estilo de vida, porque influyen los factores estresores: el emocional, al sentir estrés; del ambiente, donde se puede hablar de la contaminación, y también el metabólico, que tiene que ver con enfermedades como el COVID-19, o las cardiovasculares, como la diabetes o la hipertensión.
A pesar de su nombre, esta alopecia también puede presentarse en mujeres, aunque con menor frecuencia y de diferente forma.
“Nosotros (hombres) tenemos una hormona que se llama testosterona, que es la clásica que nos da vitalidad y fuerza, pero a cierta edad la vamos perdiendo y nos vemos menos fuertes, nos da más flojera todo, esa testosterona también daña el cabello, aunque no es ella per se, sino una conversión, hay una enzima que la transforma en dihidrotestosterona y esa es la que se adhiere al cabello”, describe el especialista.
Al adherirse, manda mensajes internos a la célula folicular para adelgazar el cabello, porque realmente no es que se caiga, sino que sufre un proceso de miniaturización; es decir, se va haciendo más chiquito y delgado, hasta que llega a un punto de inflexión donde se convierte en vello.
“Como en cualquier punto de quiebre, ya no puedes regresar el cabello a donde estaba o revolucionarlo, entonces, ahí es donde decimos que el cabello se perdió”, afirma Orozco.
Este tipo de alopecia ya se está presentando en más mujeres, debido a que sus factores estresores han aumentado.
“Viven diferentes tipos de estrés, por ejemplo, las posiciones de poder clásicas eran sólo de hombres, pero ahora ya hay más mujeres en puestos directivos, ¡qué bueno que haya habido esa evolución mental!, pero también cambian las cuestiones físicas”, enfatiza Orozco.
Las alternativas que existen para salvar el cabello
Cuando el cabello sufre el proceso de miniaturización no hay forma de revertirlo, lo que existe son tres tratamientos relevantes y estudiados para engrosar el cabello que queda y evitar su caída, como el plasma rico en plaquetas; el minoxidil, que ayuda a que entren más nutrientes y oxígeno, y la finasterida, un inhibidor de andrógenos que evita que la testosterona se convierta en dihidrotestosterona.
Con estos tratamientos se evitará el adelgazamiento del cabello aproximadamente, en dos años el paciente verá una mejoría ligera en la coronilla.
“El cabello es una cosa muy compleja y más en una sociedad como la nuestra, que es consumista, de alta compra y que quiere todo rápido, el fastrack aquí no funciona, tienes que ser paciente, no hay de otra”, afirma Enrique Orozco, cirujano líder de la Clínica Dreo.
Otra de las opciones que existe es la quirúrgica, conocido como trasplante o injerto de cabello. Hay diferentes técnicas y formas, pero, al final, todas llegan al mismo objetivo.
“Siempre les digo que no lo piensen como un trasplante, porque suena fuerte, como si te estuvieran cambiando un riñón, y no, es una redistribución capilar. Lo que hacemos es quitarlo de un lado y ponerlo en otro; así de sencillo”, dice.
Orozco confiesa que el estudio del cabello es un área que ha sido, históricamente, muy gris en México; incluso, la tricología no es considerada una especialidad médica en el país, así que los encargados de atenderlo son los dermatólogos o los cirujanos plásticos. En su caso, por ejemplo, tuvo que estudiarla en Estados Unidos.
Orozco indica que obtener esta certificación es muy complicado, por lo que recomienda que al buscar a un especialista para someterse al trasplante, primero es asegurarse que sea médico con otras certificaciones, esté bien especializado y, sobre todo, tenga experiencia en el cabello.
El costo de esta intervención en México, en promedio, va de los 57 a los 60 mil pesos, y con la inflación podría subir hasta los 70 mil, precio moderado a nivel mundial, ya que, por ejemplo, en Estados Unidos puede costar hasta ocho veces más.
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