Erika Barrera es psicoterapeuta y maestra en Terapia Cognitivo Conductual y en Psicología Clínica y de la Salud. Foto: Especial

Salud mental en la comunidad LGBT: “La idea de que se debe tocar fondo antes de buscar ayuda es errónea y peligrosa”

La comunidad LGBT+ enfrenta estrés y problemas de salud mental por discriminación y falta de aceptación. La terapia psicológica es crucial para brindar apoyo y herramientas de afrontamiento

La comunidad LGBT+ enfrenta desafíos que afectan su bienestar mental y emocional. La discriminación, la violencia y la falta de aceptación son factores que contribuyen a un alto nivel de estrés y problemas de salud mental en esta comunidad.

Por ello, la terapia psicológica se convierte en una herramienta crucial para abordar estas cuestiones, ofreciendo un espacio seguro y de apoyo donde los individuos pueden explorar sus experiencias y desarrollar mecanismos de afrontamiento saludables.

Erika Barrera, psicoterapeuta y maestra en terapia cognitivo conductual, subraya la importancia de la terapia psicológica para la comunidad LGBT, especialmente en el contexto de la pandemia de COVID-19, pues no sólo exacerbó problemas de salud mental ya existentes, como la ansiedad, la depresión y la violencia familiar, sino que también incrementó el consumo de sustancias.

“La pandemia vino a evidenciar un tema que ya existía; sin embargo, fue detonante de estrés, depresión, violencia familiar, incluso, un incremento en la ideación suicida de forma general. La comunidad fue particularmente golpeada por este fenómeno de aislamiento”, aclara Barrera, directora de Servicios Digitales  de Atención en Crisis de The Trevor Project.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la pandemia duplicó los problemas de salud mental, y entre el 20 por ciento y el 70 por ciento de la población sigue lidiando con estos problemas hasta la fecha.

Barrera enfatiza que es crucial hablar y socializar estos temas, especialmente dentro de la comunidad LGBT, que ha sido históricamente víctima de violencia, discriminación y segregación sistémica por parte de familiares, la sociedad en general y diversas instituciones tanto públicas como privadas.

“La importancia de ofrecer servicios especializados que comprendan las necesidades y vivencias particulares de la comunidad LGBT no puede ser subestimada. Buscar ayuda desde el primer malestar es crucial, la idea de que se debe tocar fondo antes de buscar ayuda es errónea y peligrosa”, precisa.

Recibir atención especializada

Barrera invita a las personas a no minimizar sus problemas y a buscar ayuda profesional cuando enfrentan cualquier tipo de malestar cognitivo, afectivo o conductual.

“No minimicen lo que están sintiendo. A veces piensan que su problema no es tan grave como para que otra persona les escuche o ayude. Si les está provocando algún tipo de malestar necesitan ser atendidos y recibir atención especializada, pues el nivel de estrés y de angustia que enfrentan día a día es igual de dañino del que puede llegar a vivir una persona que sufrió un evento traumático”, agrega la psicoterapeuta.

La Encuesta 2024 sobre la Salud Mental de las Juventudes LGBTQ+ en México, elaborada por The Trevor Project México, revela que 91 por ciento de las y los encuestados reportó haber deseado atención de salud mental en algún momento, pero solo el 59 por ciento pudo recibirla.

“Vale la pena que busquen ayuda, incluso, si no ha habido un detonante que los lleve a la crisis, porque lo que antes se conocía como micro violencias, ahora sabemos que son las violencias cotidianas que generan justo una huella emocional muy grande en sus vidas.

“Es importante conocernos a nosotros mismos en la parte de cambios conductuales y de motivación, porque los pensamientos que estamos teniendo son focos rojos que nos señalan cuando algo está pasando en nuestra salud mental. Si antes disfrutamos de hacer una actividad y ahora ya no, o existen pensamientos recurrentes respecto a un problema en particular son señales de alerta”, advierte.

Sobre la crisis y el suicidio

Uno de los temas a profundizar es sobre el espectro suicida, el cual abarca desde pensamientos de muerte hasta la planificación y el intento de suicidio. Una crisis suele ser desencadenada por un evento traumático o una situación que provoca un desequilibrio.

“Es fundamental reconocer que una crisis es una experiencia individual y no debe compararse con las experiencias de otros.  Cada individuo tiene sus propios mecanismos de afrontamiento.

“Por ejemplo, la pérdida de una mascota puede ser devastadora para una persona y un evento pasajero para otra. La clave es no comparar nuestro malestar y crisis con la reacción de otras personas ante situaciones similares”, expone.

“La salud mental es un derecho humano fundamental, pero buena parte de la comunidad LGBTQ+ no tiene acceso a ella y a menudo se considera un privilegio”
Erika BarreraPsicoterapeuta

En su trabajo con juventudes LGBT+, Barrera destaca que un alto porcentaje de jóvenes que intentaron suicidarse reportaron que su principal motivación fue la discriminación y violencia dentro del círculo familiar.

La Encuesta 2024 sobre la Salud Mental también detalla que el 77 por ciento de los jóvenes que intentaron suicidarse lo hicieron debido a la violencia y discriminación en el núcleo familiar, seguida por la escuela y el lugar de trabajo.

“La casa, que debería ser un lugar seguro, a menudo no lo es, y las amistades se convierten en la ‘familia elegida’. Es esencial generar comunidad y pertenencia, especialmente en edades de desarrollo, para proporcionar un apoyo emocional robusto”, expone.

El apoyo familiar es esencial para la estabilidad emocional de los jóvenes. En ausencia de éste, las amistades pueden convertirse en una red de apoyo vital, ya que muchas veces la familia es la primera fuente de agresión.

“En el caso de la comunidad LGBT es completamente cierto y lo podemos ver justamente en el trabajo terapéutico, en las pláticas que tenemos consideran a este grupo de amistades, incluso mucho más valioso que la misma familia justo porque la familia fue el primer nivel de agresión que recibieron cuando fueron desarrollándose”, explica.

Por ello, la terapeuta insiste en la importancia de generar comunidad pertenencia con con otras personas puede ser tanto de la misma comunidad como aliadas a la misma, lo cual es esencial para cualquier persona, particularmente cuando están en edades de desarrollo, de entre 13 a 29 años.

“Es importante que las y los jóvenes tengan acceso a servicios de apoyo sin necesidad de la aprobación o acompañamiento de un adulto, para garantizar la confidencialidad y privacidad. Esto es crucial para aquellos que no se sienten preparados para revelar su situación o que no cuentan con el apoyo necesario de un adulto.

“También es importante reiterar que las personas de la comunidad LGBTQ+ no sufren problemas de salud mental por su identidad o orientación, sino por enfrentar más factores de riesgo. Debemos dejar de patologizar la identidad LGBTQ+ y a que tanto miembros de la comunidad como aliados se eduquen y busquen apoyo profesional adecuado”, concluye Erika Barrera.

Elección de Terapia

Al elegir un terapeuta, Barrera recomienda “audicionar” o entrevistar al terapeuta para asegurarse de que es el adecuado. “Es esencial que el espacio terapéutico promueva la aceptación y validación, y no la conversión o cambio de la identidad de la persona”, precisa.

Barrera, quien es terapeuta cognitivo-conductual, sugiere que cada persona debe encontrar el modelo terapéutico que mejor se ajuste a sus necesidades y que no se desanime si el proceso de encontrar el terapeuta adecuado es largo.

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