Fumar causa daños genéticos y epigenéticos en los espermatozoides que se pueden transmitir a los descendientes”
Investigaciones reveladas por la revista International Journal of Epidemiology indican que los hijos de los varones que, aun habiendo dejado el tabaco, fumaron durante la adolescencia, tienen un alto riesgo de desarrollar asma en la infancia que aquellos hijos cuyos padres nunca han fumado.
El estudio se llevó a cabo en 24 mil 168 niños y adultos en Noruega, Suecia, Dinamarca, Islandia y Estonia con edades de los 2 a los 51 años.
El objetivo de la investigación era evaluar la prevalencia del asma antes de que los niños cumplieran 10 años y establecer la relación de dicho padecimiento con el tabaquismo de sus padres.
Los resultados mostraron que los hijos de los varones que habían empezado a fumar antes de cumplir los 15 años tenían un riesgo 3.24 veces superior de desarrollar asma no alérgico –esto es, asma no asociado a alergias–. Un efecto negativo, además, que se vio solo ligeramente reducido –el riesgo fue 2.68 veces mayor– en aquellos casos en los que el padre dejó el tabaco un mínimo de cinco años antes de la concepción.
El estudio también demuestra que si el padre empezó a fumar una vez que el niño nació, esto no pareció tener ninguna influencia sobre el riesgo de asma del descendiente.
¿Y las mamás fumadoras?
Ya existen numerosos estudios en lo que se ha confirmado y reafirmado que si la madre fuma durante la gestación, el riesgo de que el bebé se vea afectado en su salud es mayor.
Sin embargo, los resultados sugieren que las mujeres que fumaron antes de la concepción no condenaron, tal y como hacen los varones, a que su futuro hijo tuviera una mayor probabilidad de padecer dicha enfermedad respiratoria.
