Identificar de forma temprana si un adolescente está en riesgo de desarrollar depresión clínica no es tarea fácil para un profesional de la salud mental. Y mucho menos si no se tienen las herramientas, como una prueba biológica que facilite el diagnóstico de quienes son vulnerables a desarrollar un cuadro depresivo severo.
Pero gracias a un test de saliva que fue aplicado en mil 858 adolescentes de entre 12 y 19 años de edad, un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, encontró un biomarcador para la depresión clínica.
Aunque la prueba solo funcionó en los hombres. Se encontró que los niños que ya sufren síntomas depresivos y que tienen altos niveles de cortisol (la hormona del estrés) son 14 veces más propensos a desarrollar depresión clínica más adelante, en comparación con los adolescentes cuyos niveles de esta hormona son más bajos.
Como parte del estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista Proceedings of the National Academies of Science (PNAS), se evaluaron los estados de ánimo de los participantes a través de cuestionarios. Y fueron sometidos a exámenes para medir sus niveles hormonales durante tres años.
Si bien estos resultados no significan que el test de saliva está disponible para trasladarse a la práctica clínica, la investigación “asegura que hay un marcador biológico vinculado con la depresión”, dijo a la BBC Sam Challis, de la fundación de salud mental británica Mind. Aunque aclaró que “es importante tener en cuenta que son muchos los factores que influyen, como los eventos de la vida, genéticos, efectos secundarios de fármacos y la dieta”.
Por su parte, Ian Goodyer, uno de los investigadores, especificó que al identificar quiénes tienen mayores probabilidades de desarrollar depresión, “nos ayudará a orientar estratégicamente prevenciones e intervenciones hacia estos individuos, así esperamos ayudar a reducir el riesgo de episodios graves de depresión y sus consecuencias en la vida adulta”.