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La ligereza entre la tinta y el papel no impide que el blanco y negro transmitan una idea que puede tomar distintos matices a pesar de la ausencia del color, al contrario, pueden bastar sólo unas líneas, tanto en dibujo como en letra, para comunicar una idea con distintas aristas intelectuales.
Al menos ese es el pensar de Álvaro Fernández Ros, quien es viñetista, hace sus cartones para el diario El País y que acusa a la sociedad actual con humor en sus tropiezos cotidianos.
“A mí me gustaría que mis lectores vieran y leyeran el cartón como en varias capas: una, la inmediata, que es el dibujo sencillo con el texto y la idea que se tiene y luego que también pudieran detenerse en algunos detalles que están a lo mejor más trabajados”, comentó Ros en entrevista para Reporte Indigo.
El caricaturista publica en Editorial Almadía su nuevo libro recopilatorio de sus trabajos más destacados en el impreso español “Ros cual para tal”, mismo que ya se encuentra disponible en librerías.
The New Yorker: inspiración innegable
El blanco y negro dominante, más la simpleza de sus trazos, emula el estilo que bien es manejado en la revista estadounidense The New Yorker, situación que confirma Ros y además la toma como fuente de inspiración.
“Todo es muy sencillo, muy simple, muy conciso y a mí siempre me ha gustado esa propiedad que tienen los cartones y los cartonistas, que incluso los que más me gustan son los cartonistas que son más sencillos, que con menos trazos logran más expresividad”, agrega el ilustrador.
Al preguntarle del editor de caricatura de la revista, Bob Mankoff, argumenta que el ilustrador del barrio del Bronx expresa mucho su hilaridad en la cotidianidad, pero Ros, no se considera así.
“Él es muy humorístico (…) la verdad no soy una persona que esté mostrando su comicidad todo el tiempo. No me identifico con un comediante, pero yo creo que sí tengo sentido del humor y que de alguna manera en mi vida se muestra”, confesó Ross.
Lugares comunes: La ‘neta’ para el lector
Para Ros se ha vuelto recurrente el abordar ciertos espacios en sus cartones que se vuelven parte de su estilo personal: el consultorio de un psicoanalista, una isla desierta con un náufrago –o pareja de náufragos– u oficinas de la vida Godínez, todo para transmitir un mensaje de humor al lector.
“Yo lo que encuentro es que todas estas escenografías, esos escenarios en donde trabajamos nosotros los cartonistas (…) son lugares en donde se tienen que tirar netas. Para crear humor tiene que ser un diálogo en el que se tense la realidad”, argumentó el caricaturista.
En estos lugares de la verdad, aunque sean capciosos, Ros aprovecha su pluma para tirar líneas sarcásticas para tensar la realidad y así dejar algo más que sólo humor y tender un diálogo hacia el público.
“Una pareja en un islote abandonado en medio del océano, no pueden más que tirarse netas, por lo menos tener esa intención, entonces pueden tirarse brutalidades también (…) puede ser hasta un perro hablando con su psicoanalista y tirarle las puras netas y eso genera una tensión que es muy humorística”, comentó.
Interpretando el cartón
Conversando con el dibujante surge la duda de cómo es que él interpreta sus creaciones, pero comenta que prefiere reservar su opinión para no terminar por influenciar al lector y que cada quien descifre lo que desea.
“Yo le puedo dar una lectura y de hecho, describir un cartón, es como deshacer el chiste, es el riesgo porque cada quien le puede dar su interpretación y yo veo en Twitter, por ejemplo, cuando me responden algún comentario en uno de los cartones yo me doy cuenta que cada quien lo interpreta a su manera”, acotó.
Como juego y a manera de interacción en un ejercicio que también hace The New Yorker, Ros ha publicado cartones en El País y Animal Político sin texto, para precisamente invitar al lector y sacar su ingenio escondido como humorista.
“Y hay gente que es muy talentosa, no sólo para imaginar textos sino para interpretar el cartón a su manera (…) a mí lo que me gustaría es que los lectores se identificaran, no importa con cual pero con alguno de mis cartones o con varios de mis cartones”, puntualizó.
El sello de los ilustradores
Entre los trazos que le han inspirado a Ros en su carrera, acotó inmediatamente tres nombres que sobresalen entre los demás: Saul Steinberg, Jean-Jacques Sempé y Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como “Quino”.
“Y bueno de los mexicanos yo mencionaría a (Rogelio) Naranjo, por ejemplo, que siempre me ha gustado muchísimo y hay contemporáneos míos como Trino y Jis que son fantásticos”, recordó.