Rolando Villazón y la elegancia de su voz conquistaron la Sala Neza

En su regreso a México, tras 14 años sin presentarse en escenarios nacionales, el tenor mexicano que brilla en el mundo probó su fuerza vocal en una gala que ofreció el martes. El concierto inauguró el Festival Cultura UNAM
Abida Ventura Abida Ventura Publicado el
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En 25 años de carrera artística, después de brillar por lo alto en los mejores escenarios operísticos del mundo, al tenor Rolando Villazón le faltaba probar uno de los recintos más emblemáticos para conciertos en México: la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM.

El esperado debut llegó la noche del martes, en la gala de apertura del Festival Cultura UNAM. Ahí reconocido cantante mexicano probó la elegancia y poder de esa voz que ha conquistado prestigiosos espacios del circuito de élite de ópera.

L’Arte del Bel Canto, con Ángel Rodríguez al piano, fue una oportunidad exclusiva para volver a ver al cantante en México, después de 14 años de ausencia, así como de escuchar un repertorio de canción italiana y bel canto interpretado por un artista que no sólo deslumbra por su fuerza vocal, sino por su presencia y dominio del escenario.

Con pasos firmes y elegantes, Villazón se plantó en el plató, sonrió, saludó, intercambió miradas y gestos con su cómplice en el piano y descargó. Las vibraciones de su voz resonaron en toda la sala.

Con cada interpretación, las gesticulaciones y movimientos emergen de forma natural, como su propio cantar.

El público rompió con estrepitosos aplausos y gritos al final de cada pieza. Así lo hizo con el primer bloque de tres canciones de música barroca, Già il sole dal Gange (Alessandro Scarlatti); Vergin tutto amor ( Francesco Durante) y Per la gloria d’adorarvi ( Giovanni Battista Bononcini).

En el concierto, Rolando Villazón llegó a ponerse la camiseta de los Pumas, el equipo universitario

El Goya que retumbó en la Sala Neza

En seguida, el artista tomó el micrófono para agradecer a los asistentes, comentar el repertorio del programa y soltar alguna broma sobre el público que no logró entrar a tiempo a la sala. No se veía aquí ningún halo de estrella inalcanzable que suele revestir a los cantantes líricos de esos vuelos.

Más adelante, Villazón condujo al público a  gritar la famosa porra de la Universidad:  “Goya, Goya, cachún, cachún, ra, ra!”. Un rugido que resonó en la sala donde también se dieron cita autoridades de esa institución educativa, como el rector  Leonardo Lomelí Vanegas.

A lo largo de la gala se escucharon tres melodías de Vincenzo Bellini, a quien el tenor describió como “las más bellas”; también tres canciones de Giuseppe Verdi cuyas letras resuenan por el dramatismo y su poesía.

Tras un prolongado intermedio, en el que el público pidió con aplausos el regreso de los artistas al escenario se escucharon temas de la canción italiana del siglo XIX:  Malìa, Vorrei morire, Non t’amo più, de Paolo Tosti. En seguida, resonaron algunas conmovedoras piezas de Giacomo Puccini, como Ad una morta.

Hacia el final, el tenor ofreció tres canciones italianas de compositores del siglo XX, Vincenzo de Crescenzo, Stanislao Gastaldon y Ernesto de Curtis, una selección única que cerró el repertorio programado y que dio pasó a una serie de “propinas” que prolongó el concierto a más de dos horas y media.

Entre esas piezas de regalo, el público pudo escuchar Despedida, de María Grever y Te quiero dijiste, de Javier Solís.

Su presencia en este escenario, comentó el tenor, se dio casi por una serie de accidentes, pero se dijo feliz de estar ahí: “hoy no quiero estar en ningún lado que estar aquí en la Sala Neza”. Un sentimiento que, sin duda, compartieron muchos de los asistentes que habían esperado con ansias el regreso del tenor a México.

La última vez que el cantante se presentó en México fue en 2010, en el Palacio de Bellas Artes, en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia

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