El rojo es uno de los colores con más simbolismos. Pasión y guerra, muerte y arrebato. Sus atributos van, desde la teoría del color, hasta la psicología y religión, se le relaciona al pulso, a la destrucción, al fuego, a la sangre y calor, a la revolución, elementos que se relacionan con el cuento El rastro de tu sangre en la nieve, de Gabriel García Márquez.
La historia que cuenta García Márquez fue motivo de inspiración para el director Óscar Rojas, quien cumple uno de sus grandes anhelos: llevarla a los escenarios, ahora esto es posible con la obra Rojo.
“Es un proyecto que vengo preparando desde hace años. Este cuento lo leí cuando tenía 15 años, yo no sabía que quería dedicarme al teatro, pero siempre supe que quería hacer algo con él”, expresa Rojas a Reporte Índigo.
Para el director las cosas pasan por algo y un gran ejemplo es que Rojo estaba planeada para estrenarse el año pasado, pero debido a la pandemia todo se pausó. Esto, cree, le permitió a la pieza teatral tomar más matices, el tiempo la fue madurando para llegar a este momento.
La conexión con la obra en Rojo
Ahora, se vuelve más entrañable, pues la obra narra muchas de las emociones que posiblemente se profundizaron durante el confinamiento, sentimientos con los que, asegura, la gente se va a identificar con y sin pandemia, como la soledad y la esperanza.
“Un elemento muy importante en la obra es que la gente venga y diga, ‘ay, me conocen, alguien me vio, ese soy yo, o mi abuelita, mi tía, porque la obra toca temas universales y eso es muy poderoso para que la gente se identifique, porque todos tenemos algo de Linda y Billy en nuestras vidas. ¿Quién no ha experimentado el amor? Creo que todos. Y, a veces, confundimos el amor con ilusión y fantasías”, aclara el director.
Así como Óscar Rojas pudo ampliar su espectro de emociones con la obra y con la vida de los personajes, Linda y Billy, espera que el público se sienta en confianza para ir a La Teatrería y se regale una hora y media de una historia conmovedora.
“Uno de los temas más importantes de la obra es que la vida es efímera, que dura un segundo, las situaciones cambian, todo se está moviendo en la vida, el Universo, y que las cosas van tomando su curso y como seres humanos aceptar y reconocer, eso nos duele y lastima. Pero nosotros queremos que se rían, que se entretengan, porque justo venimos de este encierro, es una responsabilidad no aburrir al espectador”, opina Rojas.
Rojo narra la Luna de Miel de Linda y Billy, quienes son interpretados por los actores Valeria Fabbri y Christian Ramos, una pareja que tiene un encuentro violento e inesperado que deriva en una pronta ruptura matrimonial. A pesar de que los dos pertenecen a una acaudalada clase alta, son muy diferentes: Linda es la joya intelectual y cultural de su familia; Billy es un rebelde y un vándalo de “mecha corta”.
Tanto Fabbri como Ramos coinciden en que son personajes que reflejan la necesidad por relacionarse, algo que tomó más fuerza en la pandemia.
“Me llama la atención las vulnerabilidades de los personajes, en este caso de Billy. Todos nos dimos cuenta de esto a raíz del aislamiento forzoso, Billy no las reconoce; sin embargo, algo que destaco mucho de él es su esperanza, en reencontrarse a través de verse en los ojos de Linda, eso me gusta. Creo en particular de darle al público la esperanza de algo mejor, en el amor, de estar acompañados. Digo, no se le da a él, pero creo que es algo bonito y que tenemos inherentes los seres humanos”, platica Christian Ramos.
Para la actriz, todos los temas tomaron más fuerza con la pandemia, como la vulnerabilidad. Ella puede destacar también que Rojo revela la imposibilidad de la comunicación, esto reflejado en Linda y Billy, quienes comparten una relación, a simple vista pareciese que se comunican, pero en realidad, comprenden que no se entienden.
Aprender desde la ficción
Llevar a escena esta obra les ha permitido tanto a Fabbri como a Ramos un nivel de escucha y de comunicación muy profundo, una empatía que califican como generosa. Ambos aprendieron tanto de sus personajes como entre ellos, de procurar lazos profesionales y en la ficción como lo viven con Rojo.
“La relación con el personaje es de mí hacia ella, quizá porque me siento cercana al personaje, me gusta mucho, es una chica muy coqueta, se sabe cómo es ella, por ejemplo, yo no soy coqueta, según yo, no sé qué piensan las demás personas, pero no me siento así, me gusta mucho desenvolverme en eso”, expresa Valeria.
En cuanto a Christian, se siente muy honrado de trabajar con todo el equipo de la pieza teatral. Confiesa que se lleva de Valeria su pasión, disponibilidad y apertura hacia la creatividad.
“No es que sea complicado, pero no es muy usual encontrar gente o compañeros, actrices y actores, con quien tengas esta química y clic tan inmediato como lo tuvimos ella y yo. Y eso es algo que se agradece siempre, porque las cosas fluyen.
“De Billy, de espejearme con él, tanto en mis sombras como en mis no tan sombras, me encanta que los personajes nos llegan por algo, por lo que estamos atravesando en la vida, por lo que somos, por lo que no queremos reconocer que somos y los personajes llegan justo a decirnos: ‘¡ey, esto es lo que eres! ¿qué vas a hacer con eso? Y eso me encanta”, comparte Christian.
Rojo transita por los géneros de la comedia, drama y romance, ingredientes perfectos con los que todo el equipo espera que la gente salga contenta de esta historia compleja, pero que se cuenta de una forma muy sencilla y honesta.
“Tenemos mucho amor de sobra para dar, mucha pasión, ganas de regalarle al público esta historia, de decirle hay esperanza en lo que quieras, ganas de vivir, de sentir, de hacer las cosas y eso es lo más importante”, opina Ramos.
Por su parte, Valeria invita a sumergirse en esta ficción: “Me gusta cuando voy al teatro y vi algo que me tocó, porque no había pretensión alguna. Esta conexión de una historia de amor, de la belleza, de la soledad, de las relaciones, de la comunicación y no comunicación. Y eso es atractivo, porque afuera hay muchas cosas que no son belleza o que nos pueden abrumar, es buen momento para conectar con algo sutil y salir con una caricia en el corazón”, puntualiza Fabbri.