Es bastante probable que esta sea la primera vez que sabes de la existencia de Sixto Rodríguez y su música. Pero no te preocupes, no fue tu culpa… de hecho, esta es una de esas raras historias de talento extraordinario que por “x” (¿su nombre latino?) o “y” (¿su look?) nunca pudo despegar.
Y vaya que Rodríguez tenía dos muy buenos álbumes para lograrlo: “Cold Fact” (1970) y “Coming from Reality” (1971), folk–rock–blues de cantina, música de protesta con conciencia social y un enfoque visceral sobre su entorno (la vida cuesta arriba en Estados Unidos).
Un poco de contexto musical. Rodríguez es un poeta urbano convertido en compositor y músico –en la misma línea de Bob Dylan y Nick Drake, sin exagerar– que tras ser despedido por Sussex, su disquera, dejó un misterioso legado musical y después nada se supo de él.
Con más personalidad vocal que Dylan y arreglos que Drake envidiaría, Rodríguez parecía tener todo para convertirse en toda una estrella posthippie. Nunca pasó.
Mientras era ninguneado en Estados Unidos, un fenómeno increíble sucedía del otro lado del mundo en un convulsionado país como el Sudáfrica del apartheid. La música de Rodríguez se convirtió por azares del destino en un himno de la juventud sudafricana antisegregación, público que por cierto no sabía nada sobre su ídolo.
El artista de padres mexicanos pero nacido en Detroit en 1942, siguió con su vida “normal” en el área de la construcción después de haber grabado dos discos que merecían tener tiempo aire en la radio comercial.
Gracias a seguidores sudafricanos perseverantes que dieron con él casi 30 años después, el legado de Rodríguez ha revivido. Su historia se llevó el Oscar a Mejor Documental en la pasada entrega con “Searching For Sugar Man”, filme dirigido por el sueco Malik Bendjelloul. Vale mucho la pena verlo.
Rodríguez actualmente tiene 70 años de edad y gracias al éxito del documental está a punto de salir de gira por todo el mundo. La mejor sorpresa musical de este año tiene fecha de manufactura de 1970 y 1971, no se lo pierdan.