Aranzazú Pérez trabaja entre frutas y fanzines. Tiene 37 años y desde hace casi cuatro abrió Ricos Jugos, un local en su natal Guadalajara.
Aquí, tomar un jugo se convierte en una actividad recreativa. Las bebidas se pueden acompañar con charlas y talleres sobre ilustración.
La inspiración fueron los puestos donde venden jugos en la Ciudad de México. Aranzazú vivió en esta entidad mientras hacía su maestría en Arte Moderno y Contemporáneo, en Casa Lamm.
“En la Ciudad de México hay muchas casitas de lámina que venden jugos hasta tarde, pero aquí sólo hay en la mañana y ya, los mercados cierran tipo tres. Entonces, dije ‘estaría chido que fuera como una fuente de sodas y que estén las publicaciones’”, menciona, en entrevista con Reporte Índigo.
“En realidad no sabíamos cómo ponerle; se me ocurría Vitamin Zine, como Vitamina Z, pero es como de esos chistes que tienes explicar y entonces ya no son graciosos, sino bobos. Siempre estos locales dicen ‘Ricos Jugos’ o ‘Ricas Tortas’. Mi novio dijo ‘¿por qué no le pones así?’ y pensé que era una gran idea un nombre súper genérico, pero que te asegura que va a estar delicioso”, cuenta.
“Aranza”, como la llama la clientela, también vivió en Canadá. Estar en ese país le hizo valorar la variedad de frutas con las que cuenta México y su bajo costo, a diferencia del precio que les ponen los supermercados de norteamérica.
“En la Ciudad de México es donde más me sentí parte porque iba al mercado, iba al tianguis que tiene cada barrio. Además se me hacía padrísimo que tú podías estar comiendo en una comida corrida y le pedías tu jugo al de enfrente y me encantaba que era una copa enorme”, recuerda.
Aranzazú es quien prepara los jugos e inventa bebidas; por ejemplo, la limonada con jengibre, miel y agua mineral. Su especialidad es el antigripal, pero su favorito es para la fatiga, cuyos ingredientes son espinaca, manzana y naranja.
Realiza los jugos al momento, son de frutas recién exprimidas para que el zumo esté fresco. También hace sándwiches de pan bagel, pero por la pandemia de COVID-19 no sirven alimentos, las bebidas son para llevar o consumir en las mesas de afuera y sólo entra un cliente a la vez.
“Al principio juntaba las frutas que se me ocurrían y ya después me puse a leer ‘hace bien para esto’ o ‘no deberías juntar esa fruta con esta otra’”, expresa.
La venta de jugos a deshoras también se debe a que Aranzazú no consume alcohol. Esto también ha atraído al público adolescente que no puede entrar a bares o pagar restaurantes.
“Junté lo del jugo porque yo no tomo alcohol, tengo casi cuatro años sin hacerlo. Está muy gacho que siempre que vas a salir con alguien con quien quieres compartir algo tienes que tomarlo”, señala.
Dibujar horrible
En la juguería fanzinería de Aranzazú Pérez hay un lema: “Dibujar horrible también es dibujar”. La frase puede encontrarse en varios objetos del local, así como el nombre Ricos Jugos, que está en las ventanas y los muebles.
“Una vez dibujé un Bart Simpson bien feo y le puse esa leyenda alrededor en forma de círculo. Yo quería hacer playeras, pósters, stickers, pines, y ahora son como el souvenir de la tienda”, platica.
No sólo el personaje de Bart Simpson es significativo para Ricos Jugos. También Pepe la Rana, pues cada año Aranzazú realiza un concurso y gana quien lo dibuje mejor y también quien lo haga peor.
“Siempre fui fan de las caricaturas, desde que era chiquita me encantaba copiarlas en mis cuadernos. De hecho, todavía; casi no dibujo nada que sea mío”, afirma.
Jugar a copiar dibujos la hace sentir contenta y es su técnica para llenar las hojas en blanco. No importa que sus trazos no tengan forma.
“Muchas actividades artísticas, pero sobre todo el dibujo, están solamente permitidas para los niños o los artistas. Ellos sí tienen permiso de dibujar sin sentido, tú sólo estás haciendo un garabato y para qué. Pero que no nos quiten esta posibilidad de crear”, reclama.
En Ricos Jugos promueven sus obras artistas como Iurhi Peña y Taquito Jocoque, y colectivas como Zines por morras. No hay restricciones en cuanto a país o idioma.
“Lo que más me interesa es distribuir publicaciones, entonces, tenemos el requisito de que si quieres vender aquí tengas entre tus productos fanzines para no terminar siendo una tienda de playeras. Pero buscamos ser lo más abiertos posibles sin arriesgar este deseo”, explica.
Incluso los artistas están invitados a aprovechar el local, comerciar ellos mismos sus productos, hacer una actividad como dibujar memes o monstruos, y llevarse sus propios ingresos. El dinero de la venta de jugos se queda para Aranzazú.
“Me ha costado mucho trabajo no permitir que el dinero sea el único índice de éxito o de fracaso. De aquí tiene que salir para muchas cosas: para mi renta, para mi vida, para pagarle a las chicas, para el local, para comprar las cosas, para los artistas y a veces he vendido 100 pesos nada más”, confiesa.
En Ricos Jugos se está formando una comunidad y eso es una señal de éxito. Hay personas que sólo pasan a saludarla a ella y a su perrita “La negrita”.
“Se me hace muy chido que vengan a dibujar con desconocidos, me gusta que se sientan cómodos, que sea como un refugio. Busco hacer el lugar al que a mí me hubiera gustado ir”, asegura.