Retratos de la ausencia
A raíz de la desaparición de sus cuñados, el fotógrafo Yael Martínez realizó la serie La casa que sangra, la cual forma parte del World Press Photo de este año
Montserrat SánchezDocumentar la vida marcada por la ausencia, es parte del trabajo del fotógrafo mexicano Yael Martínez, quien a sus 34 años obtuvo el segundo lugar en la edición 62 del World Press Photo (WPP) 2019.
Martínez, quien lleva 10 años desarrollándose como fotógrafo, ha retratado situaciones que tienen que ver con el narcotráfico, el crimen organizado y la desaparición de personas, ésta última motivado por un caso familiar.
A raíz de la desaparición de dos de sus cuñados en Guerrero, desde 2013 hasta 2018 Yael ha trabajado en un proceso de sanación a través de la fotografía.
Así nació la serie La casa que sangra, conformada por 30 fotografías, la cual resultó ganadora del segundo lugar en la categoría Proyectos a largo plazo del WPP.
En entrevista para Reporte Índigo, el fotógrafo guerrerense relató que en un inicio lo que quería hacer era un trabajo que hablara de estas fracturas psicológicas y emocionales que se generaban en el núcleo familiar después de una pérdida o de una muerte de un ser querido, pero con el paso del tiempo, el trabajo empezó a cambiar y pasó de lo personal a lo social.
Yael ha exhibido su trabajo en México, Brasil, Estados Unidos, España, Suiza y Noruega. Obtuvo la beca Magnum Emergency Fund 2016 y fue seleccionado en el 4th Annual New York Portfolio Review del New York Times 2016. Su obra forma parte del Museo de Arte Contemporáneo de Aguascalientes y de la Fototeca Nacional.
Habitaciones vacías, niñas jugando y el padre de unos jóvenes desaparecidos tocándose el corazón con la mano izquierda, son algunos de los momentos capturados por Yael Martínez, ganador del World Press Photo.
En sus fotografías se revela cómo es la vida cotidiana de una familia incompleta que tiene que seguir a pesar del dolor.
“Para poder trabajar mejor la serie no sólo quise que hablara de mi familia, sino también de otras que están buscando. Empecé a laborar con gente de las distintas regiones de Guerrero para dialogar sobre la problemática y de cómo la desaparición puede rebasar fronteras sociales y geográficas”, explicó.
Para Martínez, La casa que sangra es más que una serie fotográfica, es un proceso de sanación personal y familiar y una lucha de una sociedad unida con el objetivo de lograr un reconocimiento de su cotidianidad.
David y Javier Granada desaparecieron en Iguala, en mayo de 2013, hasta la fecha, la madre de ambos jóvenes va cada martes y jueves con un grupo de búsqueda para dar con el paradero de sus muchachos.
“Se presentó la denuncia por su desaparición, pero ya han pasado los años y, como en muchos otros casos, no nos dan respuesta las autoridades. Las desapariciones en Iguala se voltearon a ver con el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, hasta entonces las autoridades empezaron a tomar cartas en el asunto”, contó Yael.
Además de habitaciones vacías, Javier y David dejaron vidas, seres queridos y mucho dolor; el primero tiene tres niños, dos varones y una niña, mientras que el segundo desapareció cuando su hija apenas tenía un año.
Para Yael Martínez, la fotografía tiene un lado humanista, el cual ayuda a hacer visibles problemas sociales como la desaparición de personas.
“A mí siempre me ha gustado la foto documental, porque con ella puedes trabajar de una manera más humana, te permite generar conexión con las personas y así, a través de experiencias y pláticas que tenía con otros familiares, pude ir plasmando el trabajo; la idea era que el proyecto se hablara a través del espacio íntimo, cotidiano, donde quedan más esas ausencias, por eso recurrí a la foto”.
La fotografía en el tejido social
Generar una memoria histórica-social para denunciar los problemas que existen actualmente en Guerrero y cómo éstos han ocasionado la desintegración de la sociedad y el deterioro de la identidad mexicana, motiva al fotógrafo para desempeñar su labor. Yael aseguró que saberse ganador del concurso fue una noticia que no podía creer.
“Cuando me dijeron no sentía que fuera verdad, porque mi trabajo no es periodístico en el sentido de que no hago tanto eso del día a día, sino más bien como proyectos documentales y sé que justo esta categoría de Proyectos a largo plazo te da esa posibilidad de poder aplicar”.
Este premio internacional le permitió ver a Martínez que su trabajo estaba cumpliendo con el objetivo de visibilizar temas que, a veces, parece que a nadie le importan.
“Cuando hacía el trabajo y me reunía con otras familias, les decía que iba a tratar de que las imágenes pudieran ser un canal para que sus voces fueran escuchadas, eso era lo que estaban buscando, que se siguiera hablando de esta problemática y que mucha gente supiera lo que está pasando y saber que pude contribuir un poco a que se siga poniendo este tema en la mesa me hace feliz, ojalá que se empiecen a generar algunos cambios, aunque sean pequeños, de toda esta problemática que estamos viviendo” expresó.
Después del World Press Photo, Yael señaló que sus proyectos todavía van para largo, ya que continuará con La casa que sangra, además de otros pendientes que tienen con un grupo de mujeres de Sinaloa para hacer un capítulo específico sobre ellas.
“Tengo ganas de hacer algo tocando el tema de la movilidad forzada que se está viviendo en la montaña en Guerrero y también un trabajo colaborativo que estoy haciendo en la costa de Guerrero y Oaxaca con grupos de chicos afrodescendientes sobre la manera de representación”, especificó.